Desangelada adaptación

Ya objeto de una adaptación previa, en la que sin duda alguna es la mejor película de un director tan inclasificable como Javier Aguirre (Vida / perra, 1981, con magnético, omnipresente y único protagonismo de Esperanza Roy), La vida perra de Juanita Narboni es la explicitación de una locura progresiva, la que aqueja a la mujer que da nombre al filme, hija de padre inglés y criada en el Tánger de buena parte del siglo XX. Sus recuerdos, que pueblan el off sonoro de la película, ordenan la estructura del mismo, en un crescendo que se querría mucho más desgarrado, pero que, como todo el filme, en general, se va diluyendo lentamente, con más pena que gloria.

La dirección de la marroquí Farida Benlyazid tiene en gran parte la culpa del desinterés que se va adueñando de la película a medida que ésta transcurre. Plana, superficial y por momentos incluso penosa (como en la secuencia de la manifestación por la independencia de Marruecos, que bordea la indigencia fílmica), la cosa se aguanta por la contenida interpretación de Mariola Fuentes y por un texto, el de la novela de Ángel Vázquez, que le sirve de sostén, muy por encima de la modestia de una realización que tampoco es capaz de añadir una mirada más acerada a la mentalidad colonial de la protagonista.