Encaje de bolillos
La Eurozona parece, por fin, embarcada en un proceso de reactivación económica. Tras un crecimiento más que modesto en el último trimestre de 2005, el PIB se sitúa en tasas de crecimiento interanuales del 2%. El propio BCE parece confiado en la buena marcha de la actividad, lo que le llevará a subir los tipos de interés en 25 puntos básicos el 8 de junio en Madrid. Según se desprende del último comunicado, subidas adicionales de tipos están condicionadas a la confirmación del escenario central. ¿Qué aspectos preocupan al BCE? Le preocupa bastante el crecimiento de los agregados monetarios y crediticios, sobre todo a la luz de la dinámica de los precios de los activos, especialmente vivienda. En el sentido contrario, también le preocupa la reactivación del consumo privado. Y seguramente le preocupa, aunque no lo manifiesta explícitamente, la apreciación del euro.
Además del consumo y el crédito, cabe esperar que el Banco Central Europeo tenga en consideración la evolución del euro
Los agregados monetarios y crediticios están mostrando un ritmo muy fuerte de crecimiento, entre el 8%-10%. Pero la clave está en su interrelación con las variables macroeconómicas y, hoy por hoy, esta correlación parece ser menor que en el pasado. Por ejemplo, la aceleración del crédito contrasta con el moderado crecimiento económico. Hay indicios de una moderación de la demanda de crédito de particulares para la adquisición de vivienda, según se desprende de la última encuesta de préstamos bancarios en la UEM.
El consumo privado es una pieza clave. El propio BCE reconoce que las señales son todavía mixtas. Además, la existencia de diferencias no sólo cíclicas sino también estructurales entre los países añade dificultades a la implementación de la política monetaria. Diversos estudios demuestran que esta heterogeneidad condiciona el diferente impacto sobre el consumo de un movimiento en los tipos de interés.
El euro acumula desde principios de año una apreciación superior al 7% con el dólar y cercana al 3% frente a las principales divisas. Este elemento podría poner riesgos a la baja sobre el crecimiento pero, lo que es más importante, también sobre la inflación. Tras el aparente benign neglect actual del BCE podría estar la toma de conciencia por parte de los bancos centrales de que algo hay que hacer con los elevados desequilibrios globales. Pero ¿y si el euro supera el 1,30? Todos estos aspectos, y otros más, configuran una especie de encaje de bolillos para el BCE.
Sonsoles Castillo es economista del Servicio de Estudios de BBVA.
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