John Berendt descubre la Venecia más excéntrica en su segunda novela
'La ciudad de los ángeles caídos' tiene como telón de fondo el incendio de La Fenice
El escritor estadounidense John Berendt es un autor con suerte. Su primer libro, Medianoche en el jardín del bien y del mal, se convirtió en el best seller que más tiempo estuvo en la lista de superventas de The New York Times (cuatro años), tras ser llevado al cine por Clint Eastwood. Once años después publica La ciudad de los ángeles caídos (Mondadori), en la que muestra una Venecia tan personal y anacrónica como la Savannah de su novela anterior.
Berendt (Syracuse, Nueva York, 1940) insertó un anuncio en The New York Times para publicitar la hazaña de permanecer tanto tiempo en su lista de superventas. "Es mi cuadro favorito", comenta con cierta presunción en su deslumbrante casa de cuatro pisos del Upper West Side, en Nueva York, que pudo comprarse gracias a Medianoche en el jardín del bien y del mal. O, mejor dicho, gracias a la película que Clint Eastwood dirigió en 1997 basada en aquella novela "de no ficción", subraya, tras la que se dispararon sus ventas y por cuyos derechos cobró una cifra con muchos ceros. "No me gustó mucho. La película es muy diferente al libro. Pero la adoro, mira qué casa tengo", confiesa sin reparo.
El incendio de La Fenice, el histórico teatro donde Verdi estrenó cinco de sus óperas, es el punto de partida de La ciudad de los ángeles caídos, una novela que utiliza la investigación sobre las causas de aquel desastre como telón de fondo para ahondar en el carácter de una ciudad atrapada en su propio pasado y que se enfrenta a un futuro incierto.
"Necesitaba una historia. Llevaba buscándola mucho tiempo y no daba con ella. Mi planteamiento para mi segundo libro era encontrar las mismas claves que habían hecho del primero algo grande: una ciudad especial y unos personajes únicos. Y esa búsqueda me llevó hasta Venecia". Tres días antes de volar hasta allí, La Fenice perecía bajo las llamas. El choque que la catástrofe provocó en los venecianos y el misterio en torno a las causas del incendio, "eran lo suficientemente intensos como para construir una trama sobre la que trabajar". Berendt ya tenía su historia.
La novela, comenta, "está escrita al estilo de A sangre fría, como Truman Capote, basándome en conversaciones reales con todos los protagonistas" -que le costaron "un poco más" que las de su primer libro, ya que Berendt no habla un italiano fluido-, y se publicó en EE UU el pasado mes de septiembre.
La referencia a Capote, como las que surgen sobre Tom Wolfe o Norman Mailer, no son casuales. Berendt trabajó como editor en la revista Esquire en los sesenta, cuando el nuevo periodismo, de los que dichos autores fueron pioneros, irrumpía a través de aquélla y de otras publicaciones en un mundo acostumbrado a que los reporteros se limitaran a contar las historias con la frialdad que se le supone a la supuesta objetividad periodística. "Fue muy emocionante vivir aquella época. Era un reto constante publicar historias en las que se podía trabajar durante meses y de las que tú mismo podías ser protagonista. Pero la prensa no me satisfacía. Te lee poca gente y yo quería tener algo que dar a mis amigos, poder decirles: 'toma, he escrito un libro, cógelo". Es decir, ¿quería ser famoso? "Bueno... quería poder mostrar mi trabajo. Las revistas y los periódicos se pierden, sólo duran un día. Los libros, no".
En su casa, entre los centenares de libros ordenados en cada uno de los pisos. Hay uno titulado Small world, de Carol Deschere, su madre. "Es el único que publicó, la historia de mi familia novelada". Hay una página marcada en la que bajo un nombre ficticio se esconden las primeras líneas que escribió Berendt cuando sólo tenía ocho años. "Siempre me gustó escribir. Y siempre me interesó la realidad. No quiero escribir ficción. El mundo real tiene todos los elementos para una buena historia", comenta.
Babelia
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