'Bajarse al moro' e 'Historia de un beso'
EL PAÍS presenta mañana, jueves, por 2,95 euros, un excelente sainete de Fernando Colomo, y el viernes, por 5,95 euros, un solvente melodrama de José Luis Garci
Dos obras de autor, Bajarse al moro, sainete de Fernando Colomo de 1989, e Historia de un beso, melodrama sentimental de José Luis Garci de 2002, recibieron numerosas nominaciones a los premios Goya y un notable aplauso del público. Dos películas características de las trayectorias creativas de sus autores, de los más personales en la cinematografía española reciente.
Bajarse al moro, con seis nominaciones a los Goya, es la adaptación al cine de la obra teatral de José Luis Alonso de Santos, que coincide con La estanquera de Vallecas, su éxito anterior, en "una línea de sainete desgarrado y popular, hábilmente peinado al gusto del día", según el crítico José Luis Guarner en La Vanguardia. "Tras una expedición fallida por una redada, Chusa [Verónica Forqué] recoge a una jovencita fugada de su casa [Aitana Sánchez-Gijón], que podría ser una provechosa cómplice en su casi inocente tráfico. Pero la recién llegada es virgen todavía, lo cual supone un pequeño problema, digamos técnico, para el procedimiento habitual de escamoteo. Y la emprendedora Chusa se aplica a resolverlo, primero con la ayuda de su primo [Juan Echanove], vendedor de baratijas en el Rastro, y después de su novio [Antonio Banderas], un marginal metido nada menos que a policía".
Es "una combinación entre comedia sin fronteras y esa forma local e incluso localista de comedia que llamamos sainete", como dijo Ángel Fernández-Santos: "Mezcla de humor basado en situaciones genéricas y de humor extraído del pintoresquismo del lenguaje, en este caso del mitad barriobajero y mitad cómplice de algunos grupos marginales de la vida actual madrileña". Para Rodríguez Merchante, en Abc, "Verónica Forqué traza clarísimamente la línea del alma de su personaje en una interpretación única, de las de romper el molde. A su altura, Juan Echanove, enorme, con chispa, siempre Sancho ante los molinos y sin más Quijote que él mismo, pícaro de nadie, genial. Antonio Banderas, como el policía-amigo mecha de la traición, y Aitana Sánchez-Gijón, como mujer-amiga chispa de la mecha (...). Fernando Colomo ha encontrado el rumbo y sin extraños de timón se ha dirigido a él con fortuna".
Historia de un beso, siete nominaciones a los premios Goya de 2003 y seleccionada por la Academia española como una de las tres candidatas al Oscar de Hollywood, "narra la vida acompasada y austera de Otamendi [Alfredo Landa], escritor en los sesenta que ha sacrificado su vida a la literatura pero que trastabilla cuando conoce a la etérea Andrea [Ana Fernández]", como resumió Carmen Lobo en La Razón: "A golpe de flash-back (de los años veinte a los cuarenta y viceversa) asistimos a la relación de Otamendi y Andrea, de Otamendi y su sobrino [Carlos Hipólito], de Otamendi y Melchora [Tina Sainz], la criada que a lo mejor también le quiere, de Otamendi y el sacerdote [Agustín González], a quien respeta aunque ya no crea en nada...". Para Fernández-Santos, Historia de un beso "impregna la pantalla con rasgos de una forma de hacer cine solvente, rica y compleja", donde José Luis Garci "combina con soltura ingredientes de un gran estilo: elipsis y atmósferas, zumos de tiempo y jugos de espacio, poesía y escena, territorio y discurso de una historia sentimental albergada en la estancia de las leyes no escritas de la amistad y del amor".
Para el crítico de Abc E. Rodríguez Merchante, "Historia de un beso es el delicado recuerdo de una palada de sentimientos, de un par de amistades, de un par de amores y, exactamente, ni uno más ni uno menos, de tres besos (...). La imparable emoción de Historia de un beso se puede medir, como la lluvia que cae, por media docena de momentos sublimes. (...) Momentos que convocan la congoja, que pesan como una sábana mojada en toda la película y que dan pie a la tremenda exhibición de unos actores, especialmente de un Alfredo Landa que te saca el aire, te desalienta, como un hostión en el hígado, te cubre de amarguras, de certezas...". En opinión de Bonet Mojica en La Vanguardia, "Garci, deliberadamente literario, pero apoyándose en imágenes cuyo exquisito ritmo interno soslaya la rutina narrativa disfrazada de modernidad, brinda una película ejemplar en tiempos poco sentimentales".
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