Gallardón cede ante la presión del Thyssen

Alberto Ruiz-Gallardón, alcalde de Madrid, anunció ayer la reapertura durante seis meses del periodo de información pública sobre el proyecto de reforma del eje Recoletos-Prado. Durante ese plazo, cualquier institución, asociación o particular podrá enviar sus alegaciones contra el proyecto Trajineros. Ruiz-Gallardón, que en todo momento evitó pronunciar el nombre de Carmen Thyssen, aseguró que la medida es "un acto de amor" que "fortalecerá" el proyecto.

Arropado por el equipo de arquitectos que encabeza el portugués Álvaro Siza y por los concejales del Ayuntamiento implicados en la reforma (Cultura, Tráfico, Urbanismo, Medio Ambiente y Participación Ciudadana), Ruiz-Gallardón convocó a los periodistas 48 horas después de la manifestación que, organizada por diferentes asociaciones ecologistas, protagonizó Carmen Thyssen frente al museo.

El alcalde pretende impulsar una gran campaña para dar a conocer la reforma

La protesta de la baronesa contra el proyecto de reforma, su eco mediático y el apoyo de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, han precipitado la reacción del alcalde: "Nos hemos dado cuenta de que la gente no conoce este proyecto y de que la mejor manera de defenderlo es hacerlo público otra vez", dijo. El Ayuntamiento de Madrid no puede ser, añadió el alcalde, ni "indiferente" ni "soberbio". Y explicó que la obra del paseo del Prado, prevista para la próxima legislatura, no tiene porqué retrasarse.

El proyecto definitivo (resultado del anterior periodo de alegaciones) será presentado por los arquitectos dentro de un mes, y después del verano se abrirá -previsiblemente en el edificio de Correos de la plaza de Cibeles, aunque también podría instalarse una carpa en el propio bulevar del paseo del Prado- una gran exposición con todos los detalles de la obra. Será entonces cuando las instituciones, asociaciones o particulares deberán enviar sus nuevas alegaciones.

Ruiz-Gallardón adelantó que pretende impulsar una gran campaña de propaganda para dar a conocer todos los extremos de la reforma y así lograr el apoyo de los madrileños. El equipo de arquitectos ya está estudiando la posibilidad de reducir los carriles de tráfico frente al Museo Thyssen, algo que evitaría el trasplante de los 11 árboles afectados, pero que obligaría a dejar la acera en tan sólo dos metros de anchura. Sobre el túnel en el que tanto ha insistido Carmen Thyssen, la negativa parece rotunda, ya que es una solución descartada desde el propio concurso.

El objetivo del Ayuntamiento es que quienes han protestado estos días expresen sus objeciones -y planteen sus propuestas- de forma oficial, a través de alegaciones. "Quizá no seremos los que apoyamos el proyecto los que estamos disgustados, sino aquellos a los que ahora se les abre, además de pies de fotos y titulares de periódicos, un espacio administrativo para que argumenten", añadió, antes de recordar que el túnel "sí que supondría la tala de toda la arboleda".

Gallardón remarcó, además, que el "concepto" en el que se basa la reforma está ya definido y que fue aprobado por unanimidad por el pleno del Ayuntamiento. "Al final, después de algunos disgustos, éste va a ser un proceso que hará más popular el proyecto", añadió.

El alcalde negó que esta respuesta tan rápida sea un agravio comparativo hacia los vecinos que desde hace tres años protestan contra otras obras, las de la M-30, y añadió que un debate como el del Recoletos-Prado "hay que enriquecerlo y prolongarlo". Fuentes municipales admitieron que si se hubiera repetido el periodo de información pública de la M-30 no hubiera dado tiempo a acometer las obras en este mandato, mientras que con el proyecto Trajineros Gallardón cuenta con un margen más amplio.

Por otra parte, el director gerente del Museo Thyssen-Bornemisza, Carlos Fernández de Henestrosa, consideró, según informa Efe, "una buena noticia" la decisión del Ayuntamiento y confió en que en ese tiempo se pueda "llegar a un acuerdo".