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El CDN recupera 'De repente el último verano', de Tennessee Williams

Es prácticamente el estreno en España de la obra más poética, terrorífica y simbólica de Tennessee Williams, ya que De repente el último verano se vio hace más de treinta años en un montaje de José Carlos Plaza. Ahora, este bello texto es recuperado por el Centro Dramático Nacional a partir de una propuesta de José Luis Saiz, quien dirige el espectáculo, que se estrena hoy y estará hasta el 11 de junio en la sala Francisco Nieva del teatro Valle-Inclán, de Madrid.

La puesta en escena, marcada por un realismo simbólico no naturalista, cuenta con versión de Álvaro del Amo y un reparto en el que intervienen, entre otros, Susi Sánchez, Olivia Molina y Mariano Alameda en los papeles principales de este texto que, como en El zoo de cristal, está salpicado de detalles autobiográficos, hasta el punto de que parece recuperar a los dos personajes femeninos, y más simbólicos, de la primera obra de Williams, "a los que incorpora a una nueva aventura", sostiene Saiz.

De repente el último verano se estrenó en 1958, cuando su autor ya había triunfado con tres obras anteriores, pero ésta supuso un giro a su teatro y generó una gran polémica entre los defensores del cambio y los que no terminaban de aceptar al nuevo Williams. "No es una obra fácil, incluso es incómoda, ya que nos habla de la naturaleza humana y nos demuestra que todos somos ángeles y demonios a la vez", dice Saiz de este texto que, tal y como confesó Williams en sus memorias, transcurre en España.

De hecho, la película que se hizo de la obra en 1959 está rodada en una playa catalana. Fue dirigida por Mankiewicz, con Liz Taylor, Katharine Hepburn y Montgomery Clift en el reparto, y un guión conjunto entre el autor y Gore Vidal. También fue famosa por las peleas y las broncas que hubo entre todos ellos.

Aquí parece ser que el ambiente ha sido muy distinto; actores y director se sienten encantados con el proceso de trabajo en el que han estado inmersos. "A ello también han contribuido las características especiales de esta sala", dice el director, en referencia a que el nuevo teatro en el que se representa el montaje sitúa a los espectadores alrededor del escenario, convirtiéndoles en parte de la escenografía, que ha sido realizada por Richard Cernier y con la que se trata de reproducir un espacio ritualista y litúrgico.

Saiz define la obra como la de mayor poder simbólico de Williams: "Casi es una composición musical" -el montaje cuenta con la música en directo de Suso Saiz-, "en la que se habla de la pedofilia o del canibalismo como forma de amor", concluye.

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