Sobre el fin de la II República

Don Gregorio Peces-Barba Martínez, en su artículo periodístico titulado Elogio crítico de la II República, comete una gran equivocación en una de las afirmaciones de su columna. Cuando usted afirma que "sectores socialistas y anarquistas, cuando la derecha ganó las elecciones de 1933, no consintieron su llegada al poder y se sublevaron en 1934, en la llamada Revolución de Octubre" resume de una manera tosca lo que realmente ocurrió en ese periodo.

Históricamente, y así lo demuestran los libros de Historia, los españoles (incluidos los sectores antes citados) sí aceptaron la llegada al poder de la derecha, ya que ésa fue la voluntad del pueblo en las elecciones de 1933. La Revolución de Octubre no sobrevino, por tanto, de unas elecciones democráticas. Lo que inició las huelgas generales de 1934 fue el ingreso de tres miembros de la CEDA en otras tantas carteras ministeriales del Gobierno presidido por Alejandro Lerroux, del Partido Radical, por lo que dicho Gobierno se alejaba aún más de la legalidad republicana y se acercaba, no sin cierta simpatía, al fascismo y al nazismo europeos. Fue este hecho lo que precipitó el inicio de las huelgas generales revolucionarias en Asturias y Cataluña, principalmente.

Considero bastante importante aclarar este punto de su artículo ya que sus afirmaciones son las mismas que son utilizadas por escritores derechistas para justificar el levantamiento de Francisco Franco contra un gobierno democrático en julio de 1936.