Irán, usos del átomo
Las peligrosas interrelaciones desveladas por el contencioso nuclear que está provocando Irán, al demostrar la tenue separación existente entre los llamados usos "pacíficos" del átomo y los usos bélicos de la energía nuclear, sitúan en una crítica posición el intento de algunos de volver a promocionar la energía nuclear ante la llamada "nueva crisis del petróleo y el cambio climático". Se observa, ciertamente, una muy peligrosa vinculación entre la proliferación horizontal de armamento nuclear, la energía nuclear y la política internacional.
El gran conflicto que está provocando el cinismo con el que se está presentando el caso nuclear de Irán revela de manera cruda, inequívoca, una parte trascendental de los riesgos que se ocultan en la alternativa de la energía nuclear. Aquellos basados en la fácil conexión tecnológica entre los usos bélicos y los llamados "pacíficos" del átomo. A ello hay que añadir el potencial tremendo para el sabotaje y terrorismo que ofrece todo el ciclo nuclear, ya tratado por este autor en otras ocasiones (J. Allende, EL PAÍS, 23 de agosto de 2004).
Tampoco debe ocultarse a la opinión pública que tanto el plutonio, como el uranio altamente enriquecido o el uranio-233, son materiales fisionables o susceptibles de utilizarse para la producción de armamento nuclear. Pues bien, estos materiales provienen, de una forma u otra, de distintos procesos seguidos en el ciclo de la tecnología nuclear conducente a la obtención de energía eléctrica en los reactores actuales. Además, y lo que aún debe resultar más preocupante, es que si proliferan los reactores nucleares actuales en una pretendida "vuelta a lo nuclear", pronto se carecería de la materia prima básica, uranio 235. La escasez de uranio 235 nos obligaría a desplazarnos a otra tecnología de fisión con reactores que producirían más plutonio del consumido, los breader o reactores regeneradores, considerados, consecuentemente, bastante más peligrosos que los actuales. La inseguridad y peligrosidad del planeta se incrementaría sustancialmente, pues el combustible plutonio 239 es susceptible de utilización inmediata en la fabricación de armamento nuclear. Según decía el prestigioso físico nuclear Hans Bethe "los problemas de seguridad del reactor breader son mucho mayores que los problemas de seguridad de los reactores atómicos clásicos". (New York Times, 29 de abril de 1975). El panorama, por tanto, aparece realmente desolador. Sólo con esta trastienda en mente podemos abordar el alcance del "conflicto" internacional generado por el programa nuclear de Irán, absolutamente legítimo por otra parte. El contencioso prueba, irrefutablemente, la estrecha y peligrosa vinculación entre los usos bélicos y los usos pacíficos del átomo cuestionando, en consecuencia, la masiva proliferación de reactores nucleares como alternativa energética.
Los países que ya disponen oficialmente de armamento nuclear, EE UU, Rusia, Francia, Reino Unido, Pakistán, China, Corea del Norte, India e Israel, que no tienen la "exclusiva" vienen confirmando, desde hace muchos años, esa íntima y perversa vinculación "usos bélicos, usos pacíficos del átomo". Desde que EE UU inició la carrera armamentista (Hiroshima y Nagasaki, 1945), ha ido aumentando el número de países que han entrado en ese macabro "club nuclear". Parece claro, y lógico, que ante la ausencia de una explícita política de desnuclearización armamentística unilateral, que es lo que tendría que incentivar y promocionar la OIEA y la ONU, nadie está legitimado para impedir la investigación nuclear y el acceso de nuevos países a la posesión de armamento nuclear, y mucho menos por métodos violentos.
La llamada tecnología nuclear "pacífica" es la principal puerta de entrada para la disposición de armamento nuclear. Por otra parte, ningún país del planeta puede pretender que se promocione la energía nuclear de forma extensiva, controlando él los procedimientos del ciclo nuclear que enriquecen el uranio utilizado como combustible de los reactores y reprocesando al combustible usado, obteniendo así plutonio 239, material fisionable. Estas dos fases cruciales del ciclo nuclear, enriquecimiento y reprocesamiento, están en manos de muy pocos países. Si un país decide promocionar la alternativa energética nuclear en su programa deseará, razonablemente, no ser dependiente de otros en las etapas cruciales de disposición del combustible para sus reactores y reprocesamiento de los residuos que, por otra parte, generan el material fisionable plutonio 239, combustible para la segunda generación de reactores breader y material útil para la fabricación directa de armamento nuclear.
Si se pretende promocionar la energía nuclear, los países que incorporen esta fuente de energía desearán, lógicamente, tener acceso a todas las fases del ciclo nuclear, incluidos usos civiles y militares, con objeto de evitar la dependencia y la vulnerabilidad. Si alguien intenta impedírselo se preguntarán ¿por qué EE UU, Francia, India, Pakistán, Rusia, Reino Unido, China, Israel y Corea del Norte pueden tener acceso a las fases críticas del ciclo nuclear, y a disponer de armamento nuclear, y no lo pueden hacer el resto de países del planeta?
Ciertamente, no existe evidencia alguna de que Teherán esté enriqueciendo uranio con fines militares... pero si así lo hiciera ¿por qué Israel y Corea del Norte, por ejemplo, pueden disponer de armamento nuclear y no puede Irán? ¿Puede alguien decidir, por medio de la violencia, quién puede investigar en procesos nucleares y disponer de material fisionable y quién no puede? ¿Por qué Irán, Argentina, Brasil, Vietnam, Suráfrica, España... no pueden conducir su investigación nuclear hacia el enriquecimiento y el tratamiento y reprocesamiento del combustible usado en sus reactores nucleares...?, ¿es que la población del planeta tiene más temor al uso bélico del átomo que pueda hacer Irán, que al uso militar que puedan hacer EE UU o Israel?
No se puede pretender promocionar la energía nuclear y a la vez controlar, por unos pocos países, las fases cruciales del ciclo nuclear que permiten disponer del combustible para dichas centrales y material fisionable susceptible de utilizarse para armamento nuclear y para la segunda generación de reactores breader. Por esta simple razón, que la controversia nuclear de Irán ha desvelado, no parece viable la generalización de la energía nuclear sin que se extienda la proliferación horizontal de armamento nuclear.
El cinismo inaceptable de los países que forman el "club nuclear" radica en su permanente renuncia a la desnucleización unilateral, primer y obligado paso para el deseable escenario de un mundo sin armamentos nucleares. Parece pues claro que la utilización bélica del átomo y la llamada utilización "pacífica" (centrales nucleares) son dos aspectos paralelos y peligrosamente interdependientes que se refuerzan mutuamente. A más centrales nucleares, mayor riesgo de proliferación horizontal de armamento nuclear, mayor riesgo catastrófico de accidentes fortuitos, provocados, sabotaje, terrorismo... Que se abra el debate.
José Allende es catedrático de Economía Aplicada de la Universidad del País Vasco.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.