Holanda obliga a los malos alumnos a seguir los estudios hasta los 18 años
La medida busca paliar el fracaso, que se ceba en el itinerario profesional de secundaria
Holanda ha decidido afrontar el fracaso escolar registrado en la secundaria obligatoria de la manera más directa: ampliando estos estudios hasta los 18 años. A partir de agosto de 2007, haber cumplido los 16 ya no servirá de excusa para abandonar las clases. Todos los alumnos que no hayan obtenido un diploma equivalente al nivel medio de la formación profesional (uno de los que se adquieren a los 16 años), deberán seguir estudiando o haciendo prácticas en empresas durante dos años más. Para 2010, el Ministerio de Educación espera haber reducido así a la mitad la peor cifra de abandonos registrada de momento esta década. Fue en 2002 y sumó 71.000 pupilos sin titulación alguna. La inversión total para ello ascenderá a 260 millones de euros.
Si bien el número de los que arrumban los libros ha ido bajando desde 2002, la ministra de Educación, Maria van der Hoeven, ha calificado de "inaceptable el problema, a la vez que ilusorio pensar que pueda resolverse en un par de años". Su departamento calcula que 64.000 alumnos de 16 años dejaron las aulas sin diploma tanto en 2003 como en 2004. El pasado año lo hicieron 57.000. "No es un porcentaje oficial, pero pensamos que supone entre el 15% y el 20% de la secundaria nacional", según portavoces de Educación. Aunque en estos momentos ya hay clases durante dos días a la semana como mínimo para los alumnos de 17 años, "el hecho de que se cubran también los 18 mejorará las posibilidades de empleo de este grupo poco cualificado", añaden las mismas fuentes.
Itinerarios y reválida
La secundaria obligatoria en Holanda está dividida en itinerarios a partir de la reválida de primaria, a los 11 años. Las buenas notas en ese examen mandan a algunos alumnos al itinerario que les conduce a la universidad. Y los demás aterrizan en las vías destinadas a la formación profesional de grado superior o medio.
Los planes para extender la educación obligatoria hasta los 18 años incluyen oficialmente a todos los alumnos de secundaria, pero afectarán en particular a los del itinerario de formación profesional. En este grupo, dividido a grandes rasgos en dos tipos de escuela, la de grado medio (MBO, en sus siglas holandesas) y superior (HBO) se estudia desde un oficio como el de electricista o fontanero a magisterio. En el grado medio, que tiene cuatro niveles, se produce la mayoría de las bajas. El estudiante en cuestión suele ser varón, y en un 60% de los casos, holandés autóctono. En el 40% restante se trata de holandeses de origen turco o marroquí, por ejemplo. "La mitad de los que abandonan la formación profesional tiene un trabajo, pero el problema es que no progresan demasiado. Los que carecen de empleo y no consiguen el título se diluyen en la sociedad sin perspectivas de futuro", añaden en el Ministerio de Educación.
Las nuevas medidas serán gratuitas para las familias, pero los alumnos que rechacen la ayuda podrán ser sancionados con un recorte de las subvenciones de la Seguridad Social destinadas a los menores de edad.
Conscientes de lo difícil que resulta atraer de nuevo a las aulas a adolescentes de 16 años con problemas de aprendizaje, o con un techo profesional muy bajo, las autoridades educativas proponen clase más prácticas. Además de reforzar las de lengua, herramienta indispensable para abrirse camino, la ampliación de los estudios hasta los 18 deberá contar con el apoyo de las empresas. No habrá clases durante cinco días a la semana, sino dos o tres de ellos y periodos de prácticas más frecuentes.
Aunque la enseñanza obligatoria llega hasta los 16 años, en estos momentos hay que asistir todavía a clase al menos dos jornadas semanales a los 17. Si el alumno aún no ha conseguido el diploma, puede aplicarse para ello en ese tiempo. El servicio de inspección velará para que los centros no arrinconen al que no puede seguir bien el ritmo. La presencia de tutores y la dedicación a los más lentos por parte de otros estudiantes dentro de su escuela, o bien visitando centros parecidos, servirá también para estos fines.
Se generalizará asimismo algo que ya ocurre en algunos países europeos: la obtención de un título de formación profesional del grado correspondiente dándole a la experiencia obtenida con un trabajo el mismo valor de las clases y los exámenes.
Para los que a pesar de todo abandonen, el ministerio ha pedido el apoyo de los ayuntamientos correspondientes. Las autoridades locales se encargarán de colaborar en la búsqueda de prácticas o de un trabajo. También de lograr que regresen a clase hasta la obtención del diploma de grado medio considerado el requisito mínimo para acceder al mercado laboral. Con la participación de los ayuntamientos en la lucha contra el fracaso escolar, Maria van der Hoeven espera que las posibilidades de aprendizaje y contratación alcancen incluso a los jóvenes de 23 años sin título de secundaria.
El Congreso holandés había debatido la posibilidad de extender la "obligación de formarse para el trabajo" hasta esa misma edad, pero la ministra lo consideró excesivo.
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