La empresa que salió de la escuela
La fundación holandesa Jóvenes Empresarios, dedicada a animar a los alumnos de secundaria a abrirse camino profesional, ha cosechado uno de sus mayores éxitos hasta la fecha. Una visita de sus responsables al Grupo Educativo Mondriaan, de La Haya, un centro de formación profesional de grado medio (MBO, en sus siglas holandesas), llevó a ocho de sus alumnos a unirse en la búsqueda de un tejado deslizante. En realidad se trata de una plancha de zinc que se sujeta a la última fila de tejas y evita que las hojas caídas de los árboles obturen el canalón que recibe y vierte el agua del tejado. En climas lluviosos como el holandés, resulta inevitable limpiarlo de forma periódica para evitar tapones en dichos desagües. Bautizado algo así como Sin hojas, lo presentaron en la feria de la construcción de Amsterdam, el mayor escaparate del sector, donde despertó enorme interés.
Puesto como ejemplo de las ventajas de la colaboración entre el mundo empresarial y las escuelas de formación profesional, el trabajo de estos estudiantes fue posible gracias a que su escuela contó las horas de trabajo dedicadas a la plancha de zinc como horas de estudio. Les facilitó además el uso de los talleres. Jóvenes Empresarios, por su parte, proporcionó un tutor. También ayudó el hecho de que pudieran organizarse como una "empresa de estudiantes", una especie de ensayo de firma auténtica que suele disolverse al concluir los estudios.
Según el Gobierno holandés, al menos un 9% de los alumnos de secundaria querría montar su propia empresa al concluir la educación obligatoria.
De una encuesta efectuada en 2004 sobre la influencia de las empresas de estudiantes, se desprende que sus miembros suelen montar una propia al acabar la escuela dos veces más que los alumnos que no se involucran durante la escuela.
De todos modos, un éxito como el de la plancha Sin hojas no es frecuente. A 30 euros por metro y con el aspecto de un accesorio más propio de los efectos especiales de una película al uso, es presentada como la solución a las visitas al tejado durante todo el otoño. De todos modos, más que con las hojas, acabaría con la inevitable escalera a la que debe subir ahora el dueño de un tejado convencional.
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