Willy Ronis retrata el París más humano
Primera retrospectiva del fotógrafo en España
"La fotografía es la mirada. O se tiene, o no se tiene". La frase de Willy Ronis figura en la sala de exposiciones de la Fundación La Caixa, de Madrid (Serrano, 60, www.lacaixa.es, hasta el 23 de julio), donde se han reunido 130 imágenes, en la primera retrospectiva en España del fotógrafo francés. A los 95 años, en su casa de París, ha controlado la selección de su obra y su presentación, incluido el tipo de marco.
Uno de los nombres de la fotografía humanista, junto con Henri Cartier-Bresson y Robert Doisneau, con la muestra, que después viajará a Lleida, Murcia y Tenerife, recorre temas del mundo laboral, el hombre y la máquina, la ciudad popular, la intimidad, viajes y desnudos.
Marta Gili, responsable de fotografía y artes visuales de la Fundación La Caixa y comisaria de la muestra, ha revisado en el estudio de Willy Ronis un millar de negativos para sacar copias modernas y presentar a una de las figuras de la fotografía del siglo XX. Ronis ha dejado de ser un desconocido tras la reciente exposición en el Ayuntamiento de París, que incluía un vídeo de Virginie Chardin y Vladímir Vasak, que ahora se pasa en Madrid, donde Ronis cuenta su biografía a través de sus fotos.
El fotógrafo más humanista, en una corriente que surge después de la Segunda Guerra Mundial y llega hasta los sesenta, aparece en el comienzo del montaje, con las fotos de París y sus gentes de los barrios populares. Ronis comenta en el documental que le interesaba "la realidad de los parisinos, ser testigo de la alegría de su libertad", y prefiere retratar a "gente normal y corriente". No explica si estas intenciones significaban la "fotografía humanista" que identificaba a los colaboradores de la revista Regards, vinculada al Partido Comunista Francés.
La comisaria señala en estas fotos de los años cuarenta y cincuenta "el ánimo a favor de la esperanza en el ser humano, los gestos de la vida cotidiana", que en Ronis es más militante frente a otros colegas con "una idea idílica de lo social", como se refleja también en los textos que acompañan sus imágenes, ya que cree que "las fotos sin palabras pueden ser manipuladas". "En estas obras de gente en la calle, niños jugando o bares, juega con la luz y ve la realidad a través de varios velos o capas, una realidad fragmentada más intuida", dice Marta Gili.
Willy Ronis cuenta en el vídeo que la gente le inspira simpatía y con las personas construye sus propias historias. Aunque confiesa que es sensible a los dramas de la vida, tiende a "olvidar los aspectos negativos". En otro espacio de la sala se han reunido sus primeros reportajes sociales de los años treinta, de huelgas en fábricas y reivindicaciones laborales, con algunas piezas explicadas por el autor, como la arenga de una sindicalista en la huelga de Citroën en 1938, que no pudo entregar en el reportaje para Regards y la positivó en 1980 en un repaso de sus negativos.
El montaje incluye sus fotos más íntimas y familiares, la vida cotidiana con su mujer y su hijo, y las realizadas durante los viajes por Holanda, Londres, Venecia, Praga o Leningrado, que incluye tres vistas de barrios de Barcelona, realizadas en 1993, y una vista de la playa de Gandía dos años antes, que se presenta en copia original de su archivo. Otro espacio recoge sus desnudos femeninos de distintas épocas, hasta sus últimos trabajos, que incluye el Desnudo provenzal, de 1949, de la esposa del fotógrafo tras levantarse de la siesta, según le contó a Marta Gili. Otra imagen conocida es "el beso" de "los enamorados de la Bastilla", en un invierno de 1957, una pareja que fue identifica en 1988.
Babelia
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