La modalidad lingüística andaluza
La lectura del proyecto de nuevo Estatuto de Andalucía recuerda mucho al texto aprobado por el Parlamento de Cataluña el pasado 30 de septiembre. Muchas de sus disposiciones son de dudoso encaje constitucional, y otras producen una enorme perplejidad.
Así, por ejemplo, algunas de las consecuencias que, de modo inexorable, se desprenden del sorprendente reconocimiento de Andalucía como una "realidad nacional" contenido en el Preámbulo, como la dispuesta en el artículo 183 del proyecto: "Los medios audiovisuales públicos promoverán el reconocimiento y uso de la modalidad lingüística andaluza, en sus diferentes hablas".
Afortunadamente, el Estatuto no impone a los ciudadanos la obligación de conocer tal "modalidad lingüística", pero la sola referencia a la misma produciría hilaridad si no fuera porque es un patético testimonio del particularismo más exacerbado que domina hoy la vida política, y, por ello, un trágico presagio del futuro de nuestro Estado constitucional.
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