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Reportaje:

Contra el dolor y la picaresca

Un sistema ideado por el Instituto de Biomecánica ayuda a curar lumbalgias y detecta exageraciones o simulaciones

Un software cuya base de datos es resultado de la recopilación de casi 500 casos permite detectar o descartar limitaciones de movimiento en un paciente. El artefacto se ha ganado el sobrenombre entre algunos profesionales de máquina de la verdad dado que con él se detectan las lumbalgias o su ausencia, aunque no sea éste su objetivo principal.

La cuestión no es baladí. Las lumbalgias son la principal causa de baja laboral, según explica Juan Barber, médico de la Mutua Valenciana de Levante (Muvale). La mutua instaló esta aplicación en su clínica de Quart de Poblet a finales del año pasado y empezó a utilizarla a pleno rendimiento en enero. El sistema es relativamente nuevo sin ser inédito. En toda España se han instalado desde hace cuatro años siete sistemas más como el de esta clínica de Valencia, y están previstos tres nuevos en el corto plazo.

La herramienta con la que se ayuda a interpretar el daño en la columna vertebral de una persona ha sido diseñada por el Instituto de Biomecánica de Valencia (IBV), un organismo dedicado a la I+D que desde 15 años atrás empezó a investigar en el campo de la valoración funcional (movimiento). "Somos el único centro de España que tiene herramientas que ayudan a objetivar el estado funcional de una persona cuando realiza actividades diarias", explica José David Garrido, del área de I+D del instituto. El IBV tiene nueve áreas de actuación, una de ellas dedicada al diagnóstico y a la valoración funcional.

El sistema en cuestión está instalado en un laboratorio en la clínica en el que se realizan otras pruebas de movimiento. A partir de la colocación de 12 marcadores reflectantes, similares a los que se utilizan, por ejemplo, en el cine para copiar el movimiento humano en animación o para lograr videojuegos más reales, -en zonas del cuerpo cuya actividad guarda relación directa con la espalda- se solicita al paciente que realice una serie de movimientos repetitivos que serán recogidos por las cámaras instaladas. En estas pruebas se utiliza una silla y el transporte de peso. "Con estas pruebas se pretenden reproducir actividades diarias para ver si existe o no limitación funcional", explican en la mutua. El objetivo último es valorar la recuperación y por tanto el tratamiento aplicado en un paciente con dolencia lumbar o establecer, si es el caso, la existencia de secuelas definitivas.

Los datos se introducen en un programa que contiene una base de datos resultado de 150 pruebas a personas sin patología, otro tanto a pacientes con patología y una cifra igual a personas que exageran o simulan su dolencia. A partir de ahí se extraen dos índices -el de colaboración (coherencia del paciente al realizar las pruebas) y de normalidad (capacidad real de la personas para concretar el movimiento)- y las conclusiones. "El sistema ayuda a objetivar", explica Barber. "Cuando utilizamos este sistema no estamos buscando si la persona es un simulador o no, sino confirmar un diagnóstico y, a partir de ahí, pautar un tratamiento o seguir con el marcado", añade el médico que insiste en dejar claro que en el centro no pretenden "pillar a nadie" sino curar al trabajador. Apenas dos o tres de los 25 pacientes que han realizado la prueba han fingido o exagerado. "No es lo común".

Suma y sigue. Esta aplicación será enriquecida en breve con otro proyecto resultado de la investigación del Instituto de Biomecánica. Se trata de un sistema que permitirá medir las dolencias de cuello (cervicalgias) y del que sólo falta definir la forma de presentación informática.

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