"Policías, hermanos, disparad al rey"
Pese al toque de queda impuesto en Katmandú, miles de manifestantes exigen en las calles el fin de la monarquía absoluta
Unas 10.000 personas intentaron ayer de nuevo llegar al centro de Katmandú, la capital nepalí, que se encuentra casi bajo estado de sitio, pero fueron rechazadas por el Ejército, que disparó con balas de goma. "Policías y soldados, sois nuestros hermanos, disparad a Gyanendra", cantaba un grupo de jóvenes frente a las filas de agentes antidisturbios bien pertrechados. Al anochecer, tanquetas y policías con fusiles custodiaban el palacio presidencial, mientras la población retomaba las calles, cansada de permanecer encerrada en casa todo el día debido al toque de queda reinante.
Los teléfonos móviles fueron cortados, posiblemente para frenar las comunicaciones entre los manifestantes y dificultar nuevas convocatorias de protestas. Pero los siete partidos de la oposición nepalí aseguran que continuarán la presión sobre el rey Gyanendra hasta que ponga fin a su reinado absolutista y han prometido más manifestaciones para los próximos días, como la que el pasado sábado reunió a unas 300.000 personas en la capital.
El Gobierno decretó ayer de nuevo el toque de queda, que duró entre las nueve de la mañana y las siete de la tarde (tres horas y 45 minutos menos en la España peninsular).
"No hay forma de que podamos unirnos al Gobierno, nuestra huelga general y nuestra protesta pacífica continuarán", señaló la oposición en un comunicado hecho público este fin de semana en respuesta a la oferta realizada el pasado viernes por el monarca para que la oposición nombre un primer ministro.
Al menos 23 personas resultaron heridas en los enfrentamientos entre policías y manifestantes, entre quienes comienza a palparse una falta de liderazgo para mantener viva la protesta y dirigir los próximos movimientos. "Prenderemos fuego a la Corona y nosotros dirigiremos el país", gritaban cientos de manifestantes ante el cordón policial.
Los siete partidos afirman que la propuesta del rey no responde a sus peticiones y las de la población. Exigen que sea reinstaurado el Parlamento, que fue disuelto por el rey, y se celebren elecciones a la asamblea constituyente, que debería modificar la Constitución y decidir el futuro de la monarquía. También quieren que renuncie a la jefatura del Ejército. Gyanendra pretende mantener la Carta Magna de 1990, que le otorga poderes ejecutivos en situación de crisis y le concede capacidad para disolver el Parlamento.
En la calle, sin embargo, mucha gente se plantea si Nepal debe continuar teniendo un rey, y en caso de que lo conserve, aseguran que debe tener un papel meramente representativo. "A mí no me importa que siga, pero de hacerlo debe entregar todos los poderes políticos", afirma un guía, en un minibús atestado, que conduce del aeropuerto al centro de la ciudad a algunos de los turistas que siguen llegado a Katmandú a pesar de la situación. Por el otro lado de la calzada, circulan varios camiones cargados de soldados. En algunos cruces de calles, hay policías armados.
Gyanendra afirma que está dispuesto a devolver el poder a los políticos. En febrero de 2005, desmanteló el Gobierno y tomó el poder absoluto. Pero muchos ciudadanos creen que se trata únicamente de una táctica de división, destinada a retener su puesto, ya que podría resultar difícil para los siete partidos ponerse de acuerdo para elegir un primer ministro.
La comunidad internacional ha saludado la oferta del monarca, lo que puede haberle otorgado fuerzas para resistir a la presión de los ciudadanos. Un editorial del periódico en inglés progubernamental Rising Nepal, advirtió ayer que sería un error histórico si los partidos no aceptan la oferta. El día anterior, el Kathmandu Post aseguraba en un artículo titulado "El poder para el pueblo": "El rey ha decepcionado al pueblo una y otra vez, y no se puede creer su palabra. Cualquier cosa que no sea unas elecciones a la asamblea constituyente no resolverá el problema. El pueblo estará detrás de las fuerzas parlamentarias hasta que sea lograda la democracia absoluta".
Los rebeldes maoístas también han rechazado la iniciativa real. "El mar de gente en las calles prueba que los nepalíes quieren deshacerse del régimen feudal para siempre", han asegurado en un comunicado.
Desde que comenzaron la huelga general y las protestas el pasado 6 de abril, han muerto al menos 14 personas y cientos han resultado heridas en enfrentamientos con las fuerzas armadas. Según el Times of India, 25.000 nepalíes han cruzado la frontera para refugiarse en la vecina India.
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