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Reportaje:

Siria trata de superar la pérdida de Líbano

Un año después de abandonar el país vecino, el Ejército de Damasco centra su atención en recuperar los altos del Golán

Ángeles Espinosa

Siria celebró el pasado lunes el 60º aniversario de su independencia. Pero como recordaron los discursos oficiales, "esa independencia no será completa hasta que se libere el último palmo de tierra siria", el Golán. Al cumplirse un año de la retirada de su Ejército de Líbano sin que ni ése ni otros gestos hayan logrado rehabilitar al régimen de Damasco ante la comunidad internacional, sus dirigentes coquetean con una nueva estrategia a medio camino entre la amenaza y la llamada de atención para que no se les ignore.

"Es un derecho legítimo liberar esta tierra con todos los medios a nuestro alcance", manifestó el vicesecretario del Partido Baaz, Mohamed Said Bjeitan, en un discurso pronunciado en Quneitra, la capital del Golán, en nombre del presidente Bachar el Asad. "Es un nuevo lenguaje", explicó el ministro de Información, Mohsen Bilal. Por primera vez, Siria habla de "liberación" y "resistencia" para referirse al Golán, unos términos que hasta ahora se referían a Líbano o a los territorios palestinos. Sin embargo, oficialmente se mantiene la opción estratégica de la paz que estableció el fallecido Hafez el Asad al participar en la Conferencia de Madrid, en 1991.

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"Significa que todas las posibilidades están abiertas", interpreta Issam Zaim, director del Centro Árabe de Estudios Estratégicos y ex ministro sirio de Industria. "No se trata de un ultimátum, porque no estamos preparados para ello. Sabemos que el poder israelí supera al de todos los Ejércitos árabes juntos. Pero los medios no pacíficos no pueden excluirse", asegura este analista independiente que entre las posibilidades menciona acciones políticas o apoyo a la resistencia dentro del Golán.

"Plantear una acción militar en el Golán sería estúpido por nuestra parte", admite Imad Shueibi, director del Centro de Estudios Estratégicos y Datos, y portavoz oficioso del régimen. "Damasco está a sólo 52 kilómetros de las posiciones israelíes en los Altos del Golán", recuerda este analista. "No hay equilibrio estratégico entre Siria e Israel", constata. La superioridad bélica de su vecino del suroeste quedó demostrada en las guerras de 1967 y 1973. Los analistas militares coinciden en que el armamento sirio es "viejo e inútil en el combate moderno".

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"No hace falta ser un experto para verlo", confirma un diplomático occidental. "Hace unos meses, fuimos invitados a ver el esfuerzo sirio para controlar la frontera con Irak, y los soldados que cada dos kilómetros vigilan esa demarcación ni siquiera disponían de radios para comunicarse. Algunos incluso dudamos de si tenían balas con las que cargar sus viejos Kaláshnikov", destaca el observador. A ello se une la presumible desmoralización por la retirada de Líbano, de la que el próximo día 26 se cumplirá un año.

Altos cargos del régimen califican la salida de "trauma psicológico y sentimental" para Siria. Pero hablar del estado de ánimo del Ejército es un tabú. "La retirada de Líbano fue un golpe duro, pero no es un problema, ni político ni militar", asegura Shueibi. "Todo está bajo control en Siria", zanja. Pero Siria dispone de otros medios para hacerse oír. Aunque nadie habla de planes concretos, Shueibi precisa que "Siria puede convertirse en el centro del movimiento de resistencia islámica en la región". "Podemos manipular los factores a nuestro alcance", dice, en presumible referencia a los grupos palestinos Hamás y Yihad Islámica, o al libanés Hezbolá, con los que tiene una estrecha cooperación.

"Hablan de forma irresponsable", interpreta por su parte el opositor Michel Kilo, uno de los firmantes de la Declaración de Damasco. "No creo que vaya a producirse tal resistencia, porque la respuesta israelí sería tan grave que acabaría con el régimen, y nunca harán nada que lo ponga en peligro", explica. En su opinión, se trata de una escalada verbal para diluir el malestar interno en los problemas exteriores. "Estoy seguro de que EE UU e Israel van a entenderlo así", añade.

Sin embargo, otros observadores lo ven como una llamada de atención para que se tenga en cuenta a Damasco como actor regional. "Israel y EE UU nos necesitan por nuestra influencia en Líbano, con los palestinos y en Irak", defiende Shueibi."Después de un año de marginación por parte de EE UU y Francia, la situación regional parece estar volviéndose más favorable para Siria", admite un interlocutor. Los errores de la política de EE UU en la región pueden terminar convirtiendo a Damasco en un paso obligado en el camino de Ramala, Bagdad o Teherán. Aunque, como advierte Kilo, "no hay forma de fijar la frontera entre lo seguro y lo peligroso, y Siria está jugando con unas cartas que pueden volverse en su contra".

Militares sirios muestran retratos de Bachar el Asad y de su padre, Hafez, al regresar de Líbano en abril de 2005.
Militares sirios muestran retratos de Bachar el Asad y de su padre, Hafez, al regresar de Líbano en abril de 2005.EFE

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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