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Un periodista español declara sobre los vuelos de la CIA ante la UE

Matías Vallés, del 'Diario de Mallorca', lleva a la Eurocámara pruebas del paso de aviones

Ana Carbajosa

El Parlamento Europeo echó ayer nueva leña al fuego desatado tras las revelaciones de actividades ilegales de la CIA en Europa después del 11-S. El periodista del Diario de Mallorca Matías Vallés desplegó ayer ante los eurodiputados una batería de evidencias acerca de la estancia de aviones del espionaje estadounidense en Palma de Mallorca. Vallés explicó que dispone de un listado de medio centenar de tripulantes de esos aviones.

El periodista español también detalló el caso del B-737 que partió de Palma rumbo a Macedonia, donde el ciudadano alemán Jaled al Masri fue secuestrado y trasladado después a Afganistán, país en el que el detenido asegura haber sido torturado.

Por la mañana, la intervención ante la Eurocámara corrió a cargo de Craig Murray, ex embajador británico en Uzbekistán, que acusó a los servicios secretos británicos de utilizar de forma consciente información obtenida bajo tortura. El coordinador antiterrorista de la UE, Gijs de Vries, dijo no disponer de pruebas contundentes del paso por Europa de aviones de la CIA con detenidos a bordo.

El Diario de Mallorca, cuyas investigaciones han sido galardonadas con el Premio Ortega y Gasset de Periodismo de este año, ha publicado más de cien informaciones en las que se establece que Mallorca se convirtió en base operativa de la CIA para trasladar a prisioneros hacia países en los que se practica la tortura. Vallés explicó que muchos de los tripulantes de los 16 vuelos fletados por la CIA han resultado estar vinculados con el espionaje o con el Ejecutivo de EE UU. Algunos de ellos portaban pasaportes con nombres falsos, según las pesquisas del diario mallorquín. El periodista consideró, además, muy poco probable que el trasiego de decenas de agentes por la isla, en meses de invierno, en los que escasean los turistas, pasase inadvertido a los ojos de las autoridades españolas. "Es tan probable como que hubiera un Ferrari aparcado durante días en el periódico y que nadie se diera cuenta", estimó el periodista.

Murray, el diplomático británico, insistió en la tesis de que EE UU contaba con la complicidad de algunos gobiernos europeos a la hora de poner en práctica las llamadas "rendiciones extrajudiciales", es decir, el secuestro de sospechosos de terrorismo y su traslado a terceros países para ser interrogados sin garantías. Murray, embajador destacado en Tashkent entre 2002 y 2004, asegura haber sido apartado de su puesto después de trasladar al Ejecutivo británico su preocupación ante el hecho de que Londres manejaba información arrancada a afganos torturados en Uzbekistán.

"Tengo la certeza de que EE UU y Reino Unido tomaron la decisión política de recabar información mediante la tortura en otros países", dijo Murray, quien aseguró haber manejado desde su Embajada la misma información a la que tenían acceso en Downing Street. "El propio

[ministro de Exteriores británico] Jack Straw conocía mi preocupación, pero me dijeron que

[la tortura en los interrogatorios] formaba parte de la lucha contra el terror". Murray declaró que Alemania mantenía también una relación muy estrecha con el espionaje uzbeko. Para el diplomático, Uzbekistán representa un caso claro de subcontratación de la tortura, gracias a la alianza que el régimen de Karimov mantiene con Washington.

Gijs de Vries dedicó su intervención a esquivar las preguntas de los europarlamentarios, que mostraron su decepción ante la intervención del hombre que coordina las políticas antiterroristas de los Estados miembros. De Vries, que no aportó ninguna información nueva, explicó que controlar a los servicios secretos de los Estados miembros no entra dentro de las competencias de la UE.

Matías Vallés (derecha) y el eurodiputado popular español José Ignacio Salafranca, ayer en el Parlamento Europeo.
Matías Vallés (derecha) y el eurodiputado popular español José Ignacio Salafranca, ayer en el Parlamento Europeo.EFE

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Sobre la firma

Ana Carbajosa
Periodista especializada en información internacional, fue corresponsal en Berlín, Jerusalén y Bruselas. Es autora de varios libros, el último sobre el Reino Unido post Brexit, ‘Una isla a la deriva’ (2023). Ahora dirige la sección de desarrollo de EL PAÍS, Planeta Futuro.

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