Carme Riera combina ironía y terror en 'El verano del inglés'
La escritora considera su última novela como un divertimiento
La escritora Carme Riera (Palma de Mallorca, 1948), como tantas otras personas de su generación, tuvo que aprender de adulta la lengua franca de nuestra época, el inglés. Lo mismo le sucede a la protagonista de su nueva novela, El verano del inglés (Alfaguara en castellano, Proa en catalán), una obra breve calificada de "divertimiento" por la autora y que supone su irónica incursión en el género de terror.
"Es mi novela más contemporánea. No he necesitado documentarme, una tarea imprescindible cuando escribo una novela histórica. En esta ocasión, tampoco trato temas recurrentes en mi narrativa, como la identidad o la memoria colectiva", explicó Riera en la presentación del libro.
Todo comienza con una decisión, en apariencia, inocente. Laura Prats, la heroína de la novela, opta por suspender un viaje de ocio a Perú para encarar su asignatura pendiente. El afán de Laura de medrar en la empresa inmobiliaria donde trabaja acaba siempre frustrado por el poco dominio que tiene del idioma de Shakespeare. La única manera que se le ocurre para superar esta laguna crónica consiste en desplazarse a Londres y realizar allí un curso intensivo. Por Internet, encuentra a una nativa dispuesta a darle clases, Mrs. Grose. Lo que preveía como un mes de agosto placentero y productivo se convertirá finalmente en una pesadilla, porque su maestra es una auténtica sádica.
"He escrito esta novela con un lenguaje sencillo. Está narrada en primera persona por una mujer a la que no le gustan los libros. Es un registro muy funcional", apuntó Riera. A pesar del poco apego de la protagonista por la literatura, en El verano del inglés se acumulan las evocaciones novelescas. La morada de la iracunda anfitriona, en la que parecen campar a sus anchas varios fantasmas, está rodeada por paisajes típicos de Henry James y otros literatos especialistas en poner los pelos de punta al lector. Su arquitectura victoriana recuerda además a las mansiones cinematográficas de Rebeca o de Psicosis.
La propia escritora sabe bien qué es vivir en un sitio así durante un tiempo. En una de sus estancias como profesora visitante en el extranjero, recaló en una universidad estadounidense sita en la región de Nueva Inglaterra. La casa en la que se hospedó tenía armarios de doble fondo y un sótano que provocaba pavor. "Recientemente habían asesinado en el dormitorio a dos profesores siguiendo un juego de rol. Pasé mucho miedo".
Para escribir la novela, la autora echó mano de otras experiencias personales, pero dándoles la vuelta: donde sólo había cotidianidad, imaginó escenas pavorosas que matizó con sorna. "Soy bastante irónica. No entiendo a la gente que se lo toma todo al pie de la letra. En esta novela podía dar rienda suelta a todas las animaladas que se me pasaban por la cabeza. Fue muy divertido", concluyó Riera.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.