Un suicida palestino asesina a nueve personas en el centro de Tel Aviv
El primer ministro israelí, Ehud Olmert, convoca una reunión para decidir las represalias
Un suicida palestino causó ayer la muerte de nueve personas e hirió a más de 60 al hacer explotar la carga explosiva pegada a su cuerpo en la entrada de la antigua estación central de autobuses de Tel Aviv. Sami Salim Mohamed, de 21 años y oriundo de Yenín, eligió el mismo lugar en el que otro suicida hirió a 30 personas en enero pasado. El atentado se produjo sólo dos horas después del inicio de sesiones del Parlamento israelí (Knesset), donde el primer ministro, Ehud Olmert, aseguró: "Sabremos cómo y cuándo responder. Haremos lo posible para evitar más atentados terroristas".
Olmert ha convocado para hoy una reunión del gabinete de seguridad para decidir la respuesta al atentado, que se centrará, según los analistas, en una ofensiva contra sedes y militantes de las dos facciones que han reivindicado el atentado, Yihad Islámica y los Mártires de Al Aqsa, el brazo armado de Al Fatah. No obstante, sin esperar a la reunión, aviones israelíes bombardearon anoche zonas del norte de Gaza. Al menos un palestino murió.
La reacción en el lado palestino, como suele ocurrir desde la victoria electoral en enero del grupo radical Hamás, se reparte en dos voces. Por un lado, Sami Abu Zuhri, portavoz de este movimiento integrista que encabeza el Gobierno, afirmó que el atentado "es el resultado natural de los crímenes israelíes contra nuestra gente y parte del derecho legítimo de los palestinos a defenderse". La otra voz fue la del presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abbas, que condenó duramente el atentado.
Mientras en la Knesset el presidente de Israel, Moshe Katsav, pedía "responsabilidad y trabajo" a los 120 diputados que juraban su cargo, en las calles del modesto barrio de Neve Shanaan, al sur de Tel Aviv, seguían retirando los escombros y cristales rotos, producto de la explosión de la carga de 10 kilos de dinamita, camuflada en una bolsa llena de clavos y tornillos. El portador, Salim Mohamed, enviado por el grupo radical Yihad Islámica, salió por la mañana de la aldea de Arakeh, al sur de Yenín y, pese al cierre militar, consiguió infiltrarse en territorio israelí. Se acercó al restaurante de comida rápida Rosh Ha-ir (alcalde, en hebreo), que estaba abarrotado, como suele ocurrir durante toda la festividad de la Pascua judía. El guardia del local sospechó del terrorista y le pidió ver la bolsa. Fue la señal que necesitaba para detonar los explosivos.
Arieh Sharon, uno de los dueños del pequeño establecimiento, recordaba ayer que es la segunda vez en tres meses que sufren un atentado terrorista. La primera fue el pasado 19 de enero cuando otro suicida provocó 30 heridos. Con cierto humor negro, afirmaba que "parece que a los terroristas les gusta nuestra comida. La verdad es que esta vez sí que estoy hundido. Será más difícil ahora volver a abrir. Estoy destrozado". Muy cerca, lloraba Jaya, propietaria de una tienda de ropa. "Escuché una explosión tremenda y después salió mucho humo. Salí de la tienda y vi cuerpos desmembrados. Fue mucho más terrible que la primera vez", decía triste al tiempo que agradecida por sobrevivir por segunda vez en menos de 90 días. Es el sexto atentado suicida en esa calle en los últimos cuatro años y el primero desde la formación del Gobierno de Hamás.
Mientras las ambulancias evacuaban a los heridos, la policía se desplegó por las principales carreteras del centro del país buscando desesperadamente el coche que llevó al suicida a Tel Aviv. Interrogado por la facilidad con la que los terroristas atacan esa zona del sur de la ciudad, el inspector jefe de la policía, Moshe Karadi reconoció: "No se puede cerrar herméticamente nuestro territorio, pero todos los organismos de seguridad operamos las 24 horas para evitar estos atentados."
Al cabo de pocas horas, la Yihad Islámica difundía el vídeo del suicida, que con aspecto infantil (algunas fuentes apuntan que tenía 16 años y no 21), una cinta de color amarillo en la cabeza y fusil en mano decía que "era una operación en honor de los presos palestinos encarcelados en Israel". Y dirigiéndose a los israelíes, añadía: "Nosotros aspiramos a morir como vosotros aspiráis a vivir". El dirigente integrista Jalid Al Batsh fue escueto: "Felicitamos a nuestro pueblo por esta valiente operación". Un responsable del brazo armado de Yihad anunciaba anoche que han creado una unidad de 70 suicidas en Cisjordania, "dispuestos a penetrar y atacar en la entidad sionista".
Impactados por las imágenes del atentado, los diputados israelíes se dieron cita por la tarde en la Knesset en la primera jornada de una legislatura marcada por los planes de retirada de los asentamientos de Cisjordania que Olmert piensa poner sobre la mesa de negociaciones. De los 12 partidos que componen el complejo tejido parlamentario, Kadima (29 escaños) y los laboristas (19) tienen todas las papeletas para encabezar una coalición de Gobierno.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.