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Peter Jackson busca proyectos más sencillos tras 'King Kong'

Llega el DVD de la película con tres horas de diarios de rodaje relatados por el equipo

Las entrañas de la bestia están a la vista de todos con la aparición del DVD de King Kong. A las casi tres horas del filme, el director, Peter Jackson, añade otras tres de material extra, con los diarios de un rodaje largo y cansino que pusieron de nuevo en pie a uno de los monstruos más entrañables de la historia del cine. Una criatura que encandiló a Jackson la primera vez que lo vio en blanco y negro: "Fue con nueve años, cuando lo pusieron por televisión. Pensé que era lo más hermoso que había visto en mi vida y me animó a coger por primera vez una cámara que tenían mis padres en casa, así fue como empezó todo", cuenta Jackson en una entrevista telefónica desde su casa en Nueva Zelanda.

King Kong fue el culpable, pues, de desatar el talento de este cineasta ambicioso, ganador ya de un Oscar por la tercera entrega de El señor de los anillos, un proyecto con el que Jackson creó estilo visual y que rehabilitó las grandes epopeyas para la industria. Continuó con King Kong, una película que también tiene su continuidad con El hijo de Kong, un proyecto del que se habla en los diarios de rodaje pero que no se ha puesto todavía en marcha.

Ahora, después de las vorágines de El señor de los anillos y King Kong, dos enormes superproducciones que le han costado casi una década de trabajo, prefiere cambiar de ritmo. "Por ahora voy a tomarme un año sabático y después trataré de hacer proyectos más sencillos, puede que una comedia o algo así", asegura Jackson, neozelandés, de 45 años.

Dice no elegir los proyectos en función de su espectacularidad, ni de la longitud de los metrajes. "Creo que cada película necesita un tiempo de metraje concreto". Y asegura que, con tanto empeño que se pone ahora en el lanzamiento de la película en DVD, un mercado en alza, no piensa en esa segunda vida del producto cuando rueda las películas: "Hay gente que se ocupa muy bien de los materiales extras; yo me concentro en lo que se va a ver en pantalla grande".

Pero Jackson está constantemente presente en todos los diarios de rodaje, es la estrella absoluta. "Contamos casi día a día lo que hacíamos en el plató, cómo construimos el Nueva York de los años treinta, con toda la documentación que contábamos para recrearlo, o la Isla de la Calavera, es muy entretenido todo ese proceso, es un material muy raro de ver". Y se hizo sin salir de Wellington, en Nueva Zelanda, donde el inmenso equipo de la película trabajó durante seis meses.

Todo por recrear el gran sueño del director, lo que le hizo convertirse en cineasta, superando el original, es decir, la obra maestra rodada en 1933 por Merian C. Cooper y Ernest B. Shodoedsack, y no tanto la secuela de 1976 dirigida por John Guillermin y protagonizada por Jeff Bridges y Jessica Lange. "Sigue siendo una historia de amor que me fascina, una experiencia que no puedes repetir en tu vida", dice Jackson.

Para muchos lo consiguió, ayudado por un reparto en el que sobresalen Naomi Watts, Adrien Brody y Jack Black. Pero sobre todo una criatura creada por ordenador en la mayoría del metraje, aunque alentada en algunas secuencias por el actor Andy Serkis, que también hace un pequeño papel de cocinero tuerto del barco Venture, que lleva a los protagonistas a la Isla de la Calavera.

La tecnología da lugar a controversia, como la que Jackson y Brody tienen en el rodaje. "Este decorado me parece muy frío", dice Brody cuando trata de simular algunos movimientos que van a ser retocados por ordenador. "Pues es el futuro", le dice Jackson para animarle. Pero más allá de eso, Jackson sabe cuál es su verdadero valor: la historia. "Sobre todo queríamos hacer emocionalmente creíble la relación entre Ann y Kong, que fuera menos fantástica que en películas anteriores", asegura Jackson.

Peter Jackson.
Peter Jackson.AP
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