Nuevo envite iraní
El anuncio iraní de que forma parte del club nuclear por su capacidad para enriquecer uranio hasta el grado de combustible, lejos aún de su uso militar, ha sido cuidadosamente calculado para conseguir el mayor impacto internacional. Se produce en la misma semana de la visita a Teherán de Mohamed el Baradei, jefe del OIEA, mientras se difunden supuestos planes estadounidenses para destruir las instalaciones atómicas iraníes, y a mitad de la cuenta atrás decidida el mes pasado por el Consejo de Seguridad antes de considerar la eventual imposición de sanciones al régimen islamista. Teherán sabe que un escarmentado Washington se lo pensaría varias veces antes de desencadenar un ataque cuyas consecuencias sobrepasarían presumiblemente todos los escenarios previstos por los estrategas del Pentágono.
La habitual retórica de combate entre Irán y Estados Unidos está alcanzando niveles inquietantes. La secretaria de Estado Rice pedía ayer acciones enérgicas al máximo órgano de la ONU, mientras la UE y otros aliados de Washington coinciden en sus críticas al régimen de los ayatolás. Incluso Rusia ha condenado abiertamente el anuncio iraní. La misma manera escogida por el presidente Ahmadineyad para presentar los logros de sus científicos nucleares, más cerca del show televisivo que de la cuestión de Estado, muestra hasta qué punto Teherán está explotando sus capacidades propagandísticas. El peligro de proclamar triunfalmente a los cuatro vientos este desafío es que hace directamente el juego a los poderosos halcones de la Administración de EE UU.
Pronto sabremos si la exhibición incipiente por ambas partes de sus pinturas de guerra anticipa una reanudación de la vía diplomática para devolver a Teherán al redil de la cooperación. El Consejo de Seguridad ha dado a Irán hasta el 28 de abril para que cese de enriquecer uranio, y espera el informe de El Baradei antes de decidir nuevas medidas de presión. O si, por el contrario, la perseverancia con que el régimen integrista desafía las advertencias de la comunidad internacional anticipa su decisión de tener un arsenal nuclear. La lectura técnica del anuncio de Ahmadineyad queda lejos de la capacidad para fabricar la bomba. Pero es un hecho que Teherán experimenta aceleradamente con otro armamento avanzado y viene proclamando los éxitos de sus misiles de cabeza múltiple o sus torpedos de gran poder destructivo.
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