Confesiones desde el banquillo
Ha sido presidente durante seis años de uno de los grandes clubes del fútbol mundial, el Real Madrid. Ha vivido la gloria de los títulos y el desastre de perderlos todos. Dimitió de su puesto, y ahora, oscurecida la magia del proyecto de las estrellas, encara el futuro con cierta autocrítica.
Florentino Pérez va a tener que conformarse de ahora en adelante con ser reconocido en las juntas directivas europeas como uno de los empresarios más triunfadores del continente. Poca cosa cuando en su anterior cargo le era imposible salir a la calle en Pekín, Tokio, Londres o Sevilla sin que adolescentes (y muchas veces sus madres) se le lanzaran encima pidiéndole autógrafos o rogándole que se hiciera una foto con ellos. Al abandonar la presidencia del Real Madrid renunció a la fama y la gloria, y a un poder mucho más grande del que puede presumir un hombre de negocios, aunque se llame Bill Gates: el poder intangible -imposible de medir, pero tremendo- de influir en los corazones de la gente a través de la fascinación que el fútbol, más que cualquier otro fenómeno social, ejerce. Los días en los que Pérez tuvo la osadía de fichar a Figo, Zidane, Ronaldo y Beckham, medio mundo se detuvo. Hoy su empresa podrá ganar el contrato para construir una autopista o una vía de tren; pero, más allá de un mundillo reducido, poca gente lo celebrará. Ya se acabaron los tiempos en los que se escribieran grandes reportajes como el de hace un par de años en L'Equipe, el diario francés que es al deporte lo que The Wall Street Journal es al mundo de los negocios, en los que se le elogiaba como el individuo cuyo "control, imaginación, proeza y eficiencia" habían creado "la más potente comunidad mundial de espectáculo deportivo".
"Perder en Mónaco fue un golpe moral terrible. Los jugadores bajaron los brazos, y ha sido una lucha por recuperar la magia"
"En estos dos años sin títulos, la magia del Real Madrid ha exitido, a pesar de no haber ganado la Liga o la Copa de Europa"
Tras subir a lo alto, Florentino Pérez cayó muy duro. Su equipo de fútbol no resultó estar a la altura de la enorme ilusión que generó. Pero si Pérez siente algún atisbo de amargura, si se siente defraudado por jugadores en los que invirtió tanto dinero y tanta fe, no lo demuestra. En esta entrevista -en la que reflexiona, de manera ponderada y eligiendo bien sus palabras, sobre los motivos de su renuncia- sí reconoce, sin embargo, que el motivo de su renuncia como presidente del Real Madrid, y del fracaso deportivo del club en los últimos dos años, fue la falta de ambición ganadora de las estrellas del equipo. Y cree, como consecuencia, que hubiera sido mejor renunciar cuando comenzó el declive moral, a finales de la temporada 2003-2004. Aun así, no les guarda rencor a los jugadores. Más bien -según dijo a lo largo de una conversación de hora y media en su despacho en la sede de ACS, la macroempresa constructora que preside- les sigue viendo con una gran admiración. Pero entiende perfectamente que ha llegado la hora de cortar cabezas, o lo que él llama "la renovación". Y aquí está otra explicación de su todavía sorprendente decisión de abandonar la presidencia madridista: le era demasiado doloroso retirar a jugadores que tanto había querido, y también demasiado incoherente exigir que ellos se fueran y él no. En lo que insistió una y otra vez, por otro lado, fue en que la renovación no se extendiera "al modelo"-a la filosofía de grandes fichajes- que él ha implantado en el Madrid. Abandonar su modelo, anteponer los resultados a lo que él llama la magia, llevaría al club a la bancarrota comercial y dañaría la imagen de grandeza que el Real Madrid ha conquistado en el mundo durante sus seis años de mandato. Tampoco descarta del todo que algún día vuelva a ocupar la presidencia del Real Madrid.
¿Qué ha aprendido los últimos seis años como presidente del Real Madrid?
Mucho. Lo que es el valor del Real Madrid; lo que representa en España y en el mundo no sólo como equipo de fútbol, sino en cómo la gente se engancha a los valores del madridismo en el mundo. Por eso hemos puesto el acento en un fútbol bonito y mágico.
¿Por qué se diluyó esa magia en los últimos dos años de su presidencia?
Está feo que lo diga, pero nosotros desde 2000 hasta abril de 2004 y el partido célebre del Mónaco, hicimos un fútbol espectacular. Y es verdad que aquella temporada teníamos tanta ambición, tanta ilusión que lo queríamos ganar todo. Y se decía que el de esa temporada era el fútbol mejor que se había hecho en la historia del Real Madrid. Entonces, sin que nosotros estuviéramos preparados para ello psicológicamente, perdimos en Mónaco, en cuartos de final de la Liga de Campeones. Fue un golpe moral terrible, en donde yo creo que los jugadores bajaron los brazos, y desde entonces ha sido una lucha permanente por recuperar esa magia.
¿Por qué bajaron los brazos? Profundicemos un poco en esto
Aquí lo habían ganado todo: la Liga, la Copa de Europa; habían sido campeones del mundo con sus selecciones, campeones de Europa o de América, y ya no tenían más retos que el que se pusieron, que era: vamos a ganarlo todo.
¿El triplete?
El triplete. Y cuando ese reto -quizá muy ambicioso, pero, hay que decir la verdad, era el que les quedaba-, cuando ese reto ya no lo consiguieron, bajaron los brazos. Desde entonces yo creo que quizá hemos cometido -he cometido- un error, y es no haberme dado cuenta de que esa renovación era más urgente de lo que yo pensaba. Ahora estoy convencido de esa renovación, pero tiene que hacerla alguien que no sea yo. Porque yo, con las virtudes y los defectos, me considero el creador de ese grupo mágico, y me parecería poco ético que se fueran ellos y me quedara yo. Ya sufrí un gran desgarro cuando se fue Jorge Valdano, y el año pasado cuando se fue Figo.
¿Un desgarro ?
Un desgarro personal. Valdano y Figo vinieron conmigo, y es difícil entender este proyecto sin ellos. La renovación, a lo largo de la vida llega. Pero, hombre, quieras o no, yo tengo una cierta complicidad con esas personas y me gustaría tenerla hasta el final. Que vengan otros y que hagan esa renovación tan necesaria. Considero que no debo hacerla yo, porque ni me apetece, ni tengo ilusión para hacerla. Yo sé que los jugadores se tienen que renovar, que algunos se tienen que retirar. Faltaría más. Y yo digo: ¿qué sentido tiene que se retiren los jugadores y no me retire yo? Pues me retiro con ellos.
Hay complicidad, pero ellos al mismo tiempo le han defraudado, ¿no? Usted mismo ha dicho que los últimos dos años han jugado con los brazos caídos.
No me han defraudado. Ellos han hecho lo que han podido. Tuvieron como objetivo máximo redondear esta época de fútbol ganándolo todo. Lo han hecho lo mejor posible, pero qué duda cabe que cuando uno gana muchas cosas, el nivel de ambición baja un poco, sobre todo cuando las metas que tienes no son tan importantes como las que has tenido hasta la fecha. Eso es humano y nos pasa a todos. Es un proceso del subconsciente, pero funciona colectivamente. A mi modo de ver, ese punto de hambre nos ha faltado. Los jugadores -con gran profesionalismo y con gran ilusión- no se dan cuenta porque es un proceso inconsciente. Pero uno sí lo ve desde fuera.
Entonces, si es inconsciente, ¿se les perdona?, ¿no hay que reclamarles nada a los jugadores; no se les debe insultar, como han hecho algunos?
¡Todo lo contrario! Los jugadores han hecho este Madrid, un Madrid de ilusión, de un prestigio mundial. ¡Todo lo contrario! Hay que darles un reconocimiento, y también entender que a todo el mundo nos llega la hora de renovarnos.
¿Y se debe reconocer también que el Barça posee esa hambre que al Real Madrid le hace falta?
Se ve que juegan ahora con más ambición. Porque en seis años el Barça ha ganado una liga, y el Real Madrid ha ganado dos ligas y dos Copas de Europa. Pero lo que ha de hacer ahora el Real Madrid es recuperar esa ambición.
¿El error fue no hacer la renovación hace dos años?
Mi error está en que me resistí a pensar que este proyecto tan bonito tenía su fin. Ahora estoy convencido de que se necesita un cambio. En este momento creo que yo no soy la persona adecuada para producir este nuevo impulso, y además mi salida podría ser un revulsivo para que el equipo acabe mejor la temporada, y si no, como mínimo, se tendrá tiempo suficiente para pensar en un nuevo proyecto.
Un nuevo proyecto. ¿Eso significa cambiar el modelo de club que usted ha instalado?
Yo creo que sería absurdo cambiarlo. Este modelo deportivo económico es el único que es viable para el Real Madrid. Es el que nos garantiza recursos para ser independientes. Para poseer las instalaciones tan preciosas que tenemos, para que los mejores jugadores del mundo estén en el Madrid, ese modelo no se debe cambiar. Yo creo que los madridistas no debemos apartarnos de este modelo que nos ha hecho ganar siete títulos en los últimos años y que nos ha hecho ocupar el lugar en el mundo que nos corresponde; tener este prestigio, esa Ciudad del Real Madrid, ese estadio Bernabéu. No podemos apartarnos del modelo de que en el Real Madrid jueguen los mejores jugadores del mundo, porque si nos apartásemos de ese modelo no seríamos fieles a la historia y demostraríamos no saber lo que representa el Real Madrid en el mundo. Sé que hay algunos que dicen que debemos tener un nuevo estilo, y un modelo deportivo basado más en el esfuerzo que en el talento, más pragmático. Pero no debemos consentir que eso pase porque somos hoy lo que somos por haber apostado por el talento y por la magia.
Hay pocos jugadores en la historia del fútbol que hayan aportado tanto talento y tanta magia como Ronaldo. Pero la afición del Madrid parece estar indignada con Ronaldo en particular. ¿Qué le diría a la afición?
No, yo no he hablado de Ronaldo. Yo he hablado de un juego colectivo en el que nunca se puede echar la culpa a un jugador, y Ronaldo es un extraordinario jugador. Lo que creo es que hace falta una renovación de la ilusión, y a partir de ahí, el que se apunta vale. Sería absurdo pensar que esto es un problema de un jugador o de dos. La ilusión tiene que ser colectiva.
¿Se arrepiente de no haber fichado a Ronaldinho?
Cuando se le pudo fichar teníamos a Zidane, y si de algo yo estoy orgulloso de mis casi seis años como presidente del Real Madrid es poder decir que yo traje a Zidane para jugar en el Bernabéu, porque yo creo que es el gran exponente de la magia, del arte y del talento. Para mí está al nivel de jugadores como Di Stéfano, Pelé, Maradona
Hablemos del famoso 'marketing'. Hay quienes dicen que si hubiera habido menos énfasis en el 'marketing' y más en lo deportivo, este Madrid hubiera funcionado mejor.
Eso es un tópico que no tiene sentido, porque yo no conozco en ninguna faceta del deporte nada ligado al talento que no esté conectado con el llamado marketing. Es decir, Fernando Alonso, Sergio García, Tiger Woods , los que quieras: sólo los deportistas con talento están ligados al tema publicitario. Es un absurdo insistir en esto. Además, si queremos que el Real Madrid sea de sus socios, nosotros no tenemos a nadie que ponga dinero cada año para fichar jugadores. Y ése es el único proyecto que asegura que los socios sigan siendo los dueños del club y que cada cuatro años podamos elegir a nuestro presidente y el destino de nuestro club. Por tanto, éstas son críticas de personas que no son aficionadas del Real Madrid, que actúan más desde la envidia. Y si hoy tenemos la satisfacción de poder decir al mundo entero que somos la institución deportiva que tiene más ingresos en el mundo es gracias a nuestro modelo, a nuestro proyecto y a la imagen que proyectamos en el mundo.
Se señala a Beckham como uno de los motivos del fracaso deportivo.
Beckham es un jugador que físicamente es un portento, que profesionalmente es ejemplar, que juega muy bien al fútbol, que es capitán de la selección inglesa y que además es un hombre muy potente desde el punto de vista mediático, como lo es Ronaldo, como lo es Zidane. Yo no conozco a nadie que jugando muy mal al fútbol sea una potencia mediática. Y al revés, no conozco a nadie que jugando muy bien al fútbol no sea potencia mediática. Beckham es un fenómeno en todos los órdenes.
Cuénteme cómo son los jugadores, cómo son como personas, cosas que no sabemos de ellos.
Yo tengo que decir que cuando un jugador de talento llega a ser jugador del Real Madrid, y alcanza esa proyección en el mundo, además de ser gran jugador es muy inteligente y un gran profesional, cada uno en su estilo. Pero en general hay una constante: todos suelen llegar de una extracción social digamos baja, y gracias a su esfuerzo, a su sacrificio y a su talento han llegado adonde han llegado. Y además son todos muy inteligentes. Y buena gente, pero cada uno es como es. No hay ninguno al que no guarde cariño y respeto porque han sido capaces, con una presión social y mediática terrible, de hacer algo colectivamente que ha entusiasmado al mundo entero. ¿Que esto no puede ser eterno? Cierto. ¿Que este proyecto ha tenido un fin? Seguro. Pero como mínimo tenemos la ilusión de haberlo visto. Por eso no valen las críticas. Es como si se juzgase a Di Stéfano por sus dos últimos años como deportista. Sería una injusticia, ¿no?
Sí, pero mi pregunta era sobre los jugadores como individuos. ¿Los podría retratar, alguna anécdota?
No, ahora todavía ha pasado muy poco tiempo. Necesito más tiempo para hablar de ellos de esa manera.
¿Cree que si el Real Madrid hubiese ganado más trofeos, pero sin jugadores tan mediáticos, haciendo un fútbol más mecánico, esa magia no se hubiera logrado?
Absolutamente. Es más, estos dos años en que no hemos conseguido títulos, la magia ha existido; no permanentemente, pero ha existido y ha entusiasmado al mundo entero, a pesar de no haber ganado la Liga o la Copa de Europa. Y sin dar nombres que todo el mundo conoce, hay equipos que han ganado trofeos en los últimos años y que no tienen ningún lugar en el mundo. Por eso, cuando alguien me dice que hay que jugar de otra manera, bueno, yo pediría a los socios del Madrid que no caigan en esa trampa. Nos costará más o nos costará menos, pero nuestra apuesta es por la magia, por el talento, por ganar y por los valores que hay en el madridismo.
Una de sus palabras claves en el fútbol es 'ilusión'. Parece más importante, en su vocabulario deportivo, que ganar o perder.
Nosotros tenemos la ilusión de volver a tener un equipo ganador, pero sin renunciar al talento y la magia. Es más, yo creo en los robinhos para el futuro, en estos jugadores que nos tienen que dar muchas tardes de gloria. Es verdad que no todos los años existen zidanes, ronaldos, figos o beckhams. Pero también tengo que decir que tenemos la obligación de buscar otros porque es lo único que alimenta nuestra leyenda y lo que da satisfacción a la enorme cantidad de corazones que hemos conquistado en el mundo. Los aficionados del Real Madrid no quieren sólo ganar y correr, los aficionados del Real Madrid quieren ganar, correr y entusiasmar. Con arte. Sería el peor error si alguien pensase que ahora lo que necesitamos es, como dicen, menos marketing y más fútbol. Eso es una tontería. ¿Que hay que tener equilibrio? ¡Faltaría más! ¿Jugadores en todos los puestos? ¡Faltaría más! Pero eso sin renunciar a que el Real Madrid tiene un modelo que es el que nos ha hecho en estos años volver a despertar este club. Si nos desviamos de ese camino volveremos a estar en un lugar que no nos corresponde.
¿Aunque se ganen títulos?
Aunque se ganen títulos, estaremos en un lugar que no nos corresponde.
¿Cómo se definirá su etapa como presidente en la historia del Real Madrid?
El Madrid mágico, yo creo que así se recordara el equipo en que jugaron juntos Ronaldo, Zidane, Figo, Beckham y Roberto Carlos, que también es mágico. Y Raúl, Guti, etcétera. Ha sido un equipo espectacular. Magia en el campo.
Si pudiera rebobinar un par de años, ¿qué es lo que haría diferente?
El año pasado, los madridistas nos quejamos, pero no hicimos una mala temporada desde el punto de vista objetivo. Quedamos segundos con 80 puntos y perdimos inmerecidamente ante el Juventus en la Liga de Campeones. Pero es verdad que hemos puesto el listón muy alto, y creo que así debe ser. Lo que quizá deberíamos de haber hecho en la temporada 2004-2005 era una renovación más acelerada, y esa renovación a lo mejor debería de haber empezado por mí. Yo me debería haber ido al final de la temporada 2004.
En vez de presentarse otra vez a elecciones. ¿Lo tiene claro ahora?
Lo tengo claro por dos razones. Primero, porque es verdad que si hubiéramos hecho un año o año y medio antes la renovación, mejor. Y segundo, porque yo vine aquí a hacer una cosa a mi modo de ver muy importante: a trabajar para que el Real Madrid fuera de sus socios; para que la economía fuera la que nos corresponde, el club más rico del mundo, aunque esté feo decirlo, y todo eso lo hice en cuatro años. Yo presido una empresa muy grande que tiene 115.000 trabajadores, cotiza en Bolsa y funciona en 50 países, y cada día me era más difícil hacer compatible ambas cosas. Empezaba a ser un poco esquizofrénico compatibilizar ACS y el Real Madrid.
El verano pasado, Arrigo Sacchi y Wanderlei Luxemburgo [director deportivo y entrenador nombrados a finales de 2004] decían que tras los nuevos fichajes ya tenían un equipo equilibrado; decían que ahora estaban ellos al mando, los profesionales del fútbol, y que Florentino Pérez no ejercía tanta influencia.
Cierto. Y empezamos la temporada con un equipo más fuerte y con un gran convencimiento de que la ilusión estaba renovada. No fue suficiente, como hemos visto, porque lo que pesaba era el colectivo, el ambiente, y ese ambiente colectivo es lo que yo creo que hay que cambiar. Por tanto, hemos hecho la mitad del trabajo, y la otra mitad queda por hacer.
Se ha hablado mucho en la prensa de un ambiente de tensiones y rivalidades en el vestuario. ¿Es verdad eso o se ha exagerado?
Se ha exagerado, sin ninguna duda. En todas las plantillas hay y ha habido diferencias. Todo en el Real Madrid se magnifica, cualquier detalle es noticia. Porque eso es el Real Madrid, felizmente.
Repito la pregunta inicial. ¿Qué ha aprendido en estos años?
Que trabajar en un ambiente de gran presión mediática no es fácil. He vivido seis años con esa presión y no es fácil, pero para los jugadores es mucho peor. Comparado con ellos, mi trabajo como presidente del Real Madrid y de ACS ha sido de tranquilidad, de sosiego. El mundo entero está pendiente de lo que haces si eres uno de estos grandes jugadores del Real Madrid. Y a veces uno estalla. Soportar esa presión es muy difícil, y serán muy fuertes y muy inteligentes, pero aquí no hay descanso, y son personas. Yo soy fuerte. Tengo una cierta edad. Pero ellos son jóvenes. Y luego el mundo de la prensa es muy variopinto. Es imposible dar satisfacción a todos. A algunos les gusta un jugador; a otros, no. Es imposible dar satisfacción a la vez a todos, y, por tanto, es una presión transversal, sin solución. Hay periodistas que porque no hemos fichado a un jugador, ya somos lo peor del mundo. Y hay otros que si lo hubiéramos fichado dirían todo lo contrario. Por tanto, vivir en ese ambiente es apasionante -he vivido los seis años más apasionantes del mundo-, pero es difícil.
¿La decisión de irse la fue gestando o salió de golpe?
Esta temporada la empecé con mucha ilusión, creyendo que teníamos ya un equipo renovado, con una gran capacidad. Algo pasó que no fue así. Creí que entonces teníamos que cambiar de entrenador para reengancharnos a esa nueva ilusión con la que habíamos empezado, y también creí que lo habíamos conseguido. Pero entonces vino el partido del Arsenal, y sobre todo el de Mallorca, que me vino a demostrar que no lo habíamos logrado. En un partido en el que nos enganchábamos a la Liga no vi que hubiera una gran ilusión, y pensé: Florentino, ha llegado ese momento de la renovación que tanto estás pregonando, que seas coherente con lo que has dicho otras veces y que esa renovación venga con otro presidente. Y lo hice con la mayor tranquilidad, con el convencimiento de que era bueno para el futuro del club. Yo ya no podía. Ni mi realidad física, ni mi proyecto empresarial me permitían seguir haciendo algo que ya se había terminado.
Como persona, ¿esa renovación de la que habla le hubiera costado llevarla hasta las últimas consecuencias?
A mí me da la misma pena irme yo que que se haya ido Figo. Que se vayan más es demasiado doloroso para mí. Porque también voy a decir una cosa: por más que suene vanidoso o arrogante, va a ser difícil volver a vivir una etapa como la que hemos vivido.
¿Es más difícil la fórmula para triunfar en el fútbol que en el ámbito comercial?
No, es muy fácil. Si tienes a los grandes jugadores y tienes una gran ilusión, ganas. Ahora con Robinho, Cicinho, Cassano , nos van a dar unas tardes de gran ilusión y de gran ambición. Hay que dar con la fórmula adecuada del entrenador. No es fácil encontrar a un entrenador que sea capaz de administrar tanto talento colectivo. Si algo he aprendido es que el Real Madrid tiene que estar en la renovación permanente: renovando jugadores, ilusión, talento; porque, si no, podemos caer en la complacencia, y ésta es muy mala.
¿Ha habido complacencia?
Bueno, inconscientemente seguro que sí.
¿Ha pecado usted de exceso de arrogancia?
Seguro que nos hemos confundido todos, y en esa confusión seguro que también estoy yo.
¿Volvería a la presidencia del Real Madrid, en 10 o 20 años ?
Uno no puede predecir en la vida lo que va a pasar. Yo en este momento tengo un proyecto profesional muy ilusionante que es ACS, y ahora mismo no contemplo más que eso. Lo que es seguro es que para ser presidente del Real Madrid tienes que dedicarte sólo a ser presidente del Real Madrid.
¿Seguirá yendo al Bernabéu?
¡Sí, hombre! Lo he hecho desde los cuatro años. El Real Madrid es parte de mi vida.
¿Echa de menos ya ser presidente?
Lo echo de menos. Mi vida era agobiante desde que me levantaba hasta que me acostaba, sobre todo por lo que me exigía el Real Madrid. Una vez que has quitado ese agobio es una manera de vivir distinta. ¿Cómo no lo voy a echar de menos?
¿Y se siente satisfecho de lo hecho en estos seis años?
¿De qué estoy seguro? De que si no hubiera llegado a la presidencia del Real Madrid, no hubieran venido Zidane, ni Ronaldo, ni Beckham, ni Owen , son jugadores que han venido por mí. También estoy seguro de que el Real Madrid es hoy el club más rico del mundo y que no lo era cuando llegué, y de que la Ciudad del Real Madrid será un elemento diferencial en el siglo XXI. Está feo que lo diga, pero de todo esto estoy seguro, y de que el lugar que ha ocupado el Real Madrid en el mundo ha sido gracias a eso. Pues sí, yo me voy satisfecho. Los últimos años no empañarán toda una gestión, como los dos últimos años de Di Stéfano no han empañando su maravillosa carrera.
También tiene la ventaja de que en el fútbol, a diferencia de otras áreas de la vida, la gente suele recordar sólo los buenos momentos.
Cierto. ¿Cómo podremos olvidar el gol de Zidane en Glasgow? Yo no lo podré olvidar en mi vida.
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