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Primera remodelación en el Gabinete de Zapatero
Columna
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Escenificación del cambio

El componente escénico en la acción de gobierno tiene una importancia enorme. La política democrática, a diferencia de la que no lo es, consiste en una escenificación permanente ante los ciudadanos de las decisiones que se adoptan. Un presidente del Gobierno no solamente tiene que "dirigir la acción del Gobierno", como dice el artículo 98.2 de la Constitución, sino que tiene que hacer visible que la dirige. Su legitimidad de origen procedente de la investidura tiene que completarla con una legitimidad de ejercicio que deje claro ante los ciudadanos quién dirige el Estado.

José Luis Rodríguez Zapatero dio una muestra ayer de que sabe hacerlo. Es posible que haya tenido que hacer de la necesidad virtud y que haya sido la renuncia por motivos personales de José Bono como ministro de Defensa lo que le haya obligado a hacer la remodelación ministerial, pero, en el caso de que haya sido así, ha sabido aprovechar la ocasión para enviar a los ciudadanos un mensaje inequívoco y fácilmente comprensible.

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Lo que el presidente del Gobierno ha venido a subrayar con la reducida remodelación que ha llevado a cabo es que si la reforma estatutaria ha sido el eje central de la primera parte de la legislatura, el proceso para acabar con el terrorismo va a ser el eje de la segunda. Este mensaje hubiera quedado difuminado si la remodelación hubiera sido más amplia o no se habría transmitido en absoluto si se hubiera limitado a sustituir a José Bono en el Ministerio de Defensa. Ha sido el alcance reducido de la remodelación y la incorporación de Rubalcaba al Ministerio de Interior lo que hace visible la dirección que se pretende imprimir a la acción de gobierno.

Por si todavía quedaba alguna duda de que lo del fin de la violencia iba en serio, aquí tienen una prueba de que es así. Esto es lo que ha significado el cambio. La persona que ha sido, después del propio presidente del Gobierno, el protagonista más destacado en la negociación de la reforma del Estatuto de Cataluña, pasa a ocupar el Ministerio que va tener el mayor protagonismo en el proceso que debe conducir al fin del terrorismo.

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Éste es el sentido que yo le veo al cambio. El hasta hoy ministro de Interior y a partir de hoy ministro de Defensa había desempeñado su tarea con notable eficacia y podía haber continuado desarrollándola sin que ello supusiera el más mínimo obstáculo para que avanzara el proceso de poner fin a la violencia. El alto el fuego permanente declarado por ETA se ha gestado con Alonso como ministro de Interior y nada nos permite pensar que con su continuidad en ese Ministerio no se hubiera podido continuar con la misma eficacia en las siguientes fases del proceso No se trataba de cambiar a un ministro quemado. El sentido del cambio es escénico. Es hacer más patente cuál es la prioridad en la acción de gobierno en esta segunda mitad de la legislatura. Y, sobre todo, poner de manifiesto de manera inequívoca que el presidente es quien prefigura y dirige la acción de gobierno.

El hecho de que Rubalcaba sea el mejor comunicador de que dispone el PSOE apunta en la misma dirección. De la misma manera que se ha explicado y, a través de la explicación, se han dado garantías a la sociedad española de que no había ningún riesgo de ruptura de la unidad de España ni de quiebra del principio de igualdad con la reforma del Estatuto de Cataluña, ahora se tratará de explicar que el fin del terrorismo se hace en los términos en que se expresó el Congreso de los Diputados, que son con los que, según todos los estudios de opinión, está de acuerdo la inmensa mayoría de la sociedad española.

Me imagino que no quedará mucha gente en España que siga pensando que José Luis Rodríguez Zapatero no sabe adónde va.

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