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Concha Buika elige la libertad del flamenco y de la copla

La cantante y autora publica su segundo disco, 'Mi niña Lola'

La cantante y autora Concha Buika (Mallorca, 1972), de origen africano, acaba de publicar su segundo disco, Mi niña Lola, primero que graba con la factoría del productor Javier Limón. Aunque en su disco de debú, editado con su nombre artístico, Buika, hace un año, apareció como la creadora de un nuevo sonido que definía con una de sus canciones, New afro spanish generation, en este nuevo se torna definitivamente en recreadora de viejas coplas, intérprete cercana al flamenco y compulsiva bolerista.

La libertad es el denominador común de sus creaciones, pues en apariencia no es Buika una mujer que se ate a nada ni a nadie. Ese ansia de libertad se traduce en lo musical en una ausencia total de prejuicios e inhibiciones. Un bolero, un tango, una copla o un viejo estándar de jazz, junto con composiciones propias, entran en su repertorio sin que entre géneros tan dispares el resultado chirríe.

"Sí, creo que este disco es muy diferente al anterior", reconoce la cantante. "Para mí, los discos no son fines en sí mismos, no me los tomo como cosas definitivas. El anterior me salió de una manera y éste de otra. El de ahora es más como soy ahora, aunque en directo soy otra cosa".

Cierto. Buika resulta muy llamativa en escena, donde el aspaviento, el gesto excesivo, la misma frase repetida hasta la saciedad... constituyen su manera de expresarse. Si se le comenta que, incluso, alguna vez puede que parezca que sobreactúa, Buika contesta que le sale así, y que es su manera de disfrutar: "Da igual que cantes fingiendo o te salga natural, lo importante es gustar". "No importa que una actuación sea con mentiras o verdades si a la gente que va a verte le gustas. Si tu objetivo en la vida es fingir, me parece bien que se haga, si se disfruta".

Pero es el suyo un histrionismo feliz y natural ("claro, en directo me paso porque las canciones ya me las sé, y la gente también, y las tengo que hacer de otra manera"), reflejo de una personalidad muy espontánea y apasionada.

Mi niña Lola sale en el sello Casa Limón, un proyecto que comparten varias compañías discográficas multinacionales y que lidera el productor Javier Limón. "Javier no me ha aportado nada. Es imposible que eso me pase a mí, que no me dejo llevar ni por mí misma", dice la mallorquina, hija de guineanos.

Lo cierto es que en este disco, Buika, que posee una sólida formación como cantante de jazz, género con el que se dio a conocer en el circuito madrileño hace pocos años, recrea clásicos como Ojos verdes o Nostalgias y algunas bulerías y rumbas compuestas por ella junto al propio Javier Limón. "El flamenco y la copla me hacen ser más libres que el jazz, que está sometido a unos patrones más concretos. La copla es la libertad".

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