_
_
_
_
_
Reportaje:

Se busca óvulo de mujer, 5.000 dólares

500 empresas de EE UU ofrecen grandes sumas de dinero a mujeres jóvenes, sanas e inteligentes que se conviertan en donantes

El anuncio asegura confidencialidad, explica que se trata de ayudar a una pareja sin hijos y con la garantía de una considerable compensación. Eso sí, la joven que esté dispuesta a ser parte del trato tiene que reunir ciertos requisitos: que esté sana, que no pase de 30 o 31 años y, desde luego, que sea inteligente. A cambio de varios miles de dólares, 5.000 (4.118 euros) si es una donante media o 10.000 (8.237 euros) si es especial -con ciertas características físicas o intelectuales-, y en algunos casos excepcionales, hasta decenas de miles dólares -si es inteligente, atlética, alta y rubia...-, lo que se le pide a la joven es que acepte donar varios de sus óvulos.

Anuncios como éstos aparecen todos los días en las anuncios clasificados de los periódicos estudiantiles de las universidades estadounidenses. Lo que comenzó hace un par de décadas como un experimento académico en la Universidad de California de Los Ángeles (UCLA), escogiendo a un grupo de mujeres jóvenes como "sujetos humanos" para que donaran sus óvulos por 50 dólares (por los desplazamientos y el tiempo invertido), se ha convertido hoy en una industria millonaria.

Gracias a los avances médicos en técnicas de inseminación artificial y a que en EE UU cerca del 15% de las parejas tiene problemas de fertilidad, existe una gran demanda de óvulos de jóvenes saludables. Las universidades se han convertido en el principal blanco del reclutamiento de donantes.

Por ejemplo, en el Harvard Crimson, periódico de la Universidad de Harvard, apareció un anuncio en el que una pareja de San Diego ofrecía hasta 50.000 dólares (41.186 euros) por los óvulos de una mujer joven. En cuestión de días se supo que más de 30 estudiantes habían respondido y estaban dispuestas a someterse a las pruebas para determinar si eran lo que decían ser en términos de salud física, belleza e inteligencia, como se solicitaba.

"Cualquier día del año tenemos un promedio de 200 personas listas para iniciar el proceso de donación", explica Stacy Gel, de la firma Center for Egg Options, en Los Ángeles, y una de las más de 500 empresas dedicadas en EE UU a reclutar a donantes y efectuar el proceso de extracción de los óvulos y posterior inserción en la mujer recipiente. Hay, además, otras compañías que funcionan como intermediarias dedicadas a buscar las donantes. Según Gel, más que un negocio lo suyo es un servicio "para ayudar a las parejas que no pueden tener hijos".

La donación de óvulos, sin embargo, ha generado críticas, sea por razones políticas y económicas o bioéticas. Debora Spar, profesora de la Universidad de Harvard, acaba de publicar El negocio de los bebés: cómo el dinero, la ciencia y la política determinan el comercio de la concepción. Andrea Gurmankin, de la misma universidad, o profesores de filosofía y ética como Jim Kellemberger, de la Universidad de Northridge en Los Ángeles, cuestionan tanto "el intercambio de dinero" como el hecho de que la donación en general no esté regulada por el Estado.

"La tecnología de la reproducción es un negocio, con la oferta, la demanda y el precio formando parte de la transacción", señala Spar en el servicio de noticias de la Universidad de Harvard. Y se pregunta: "¿Debemos, como sociedad, prohibir a las mujeres que vendan sus óvulos? ¿O está bien que permitamos a los padres seleccionar las potenciales características de sus hijos?". Otros, como Gurmankin, centran su denuncia en las empresas que seleccionan donantes sin informarles adecuadamente de los riesgos que el procedimiento implica.

Varias jóvenes entrevistadas en UCLA señalaron que habían visto los anuncios en el Daily Bruin, pero consideraban que no era algo correcto. "Es algo impersonal", afirmó Anna, una rubia y atractiva estudiante de inglés, de 21 años, con un perfil acorde con los solicitados en los anuncios. "Es posible que al no necesitar el dinero no haya pensado en la posibilidad de donar", añadió.

El dinero es precisamente uno de los aspectos más controvertidos. Algunos cuestionan incluso que las jóvenes que aceptan ser donantes tengan necesidades económicas en una universidad privada que cuesta al año 30.000 dólares (24.700 euros). Algunas de ellas, incluso, son donantes por segunda o tercera vez. Rebeca, una de estas donantes, citada en la página de Internet de una de las agencias intermediarias, dice: "El dinero sí fue un incentivo, pero no la razón principal para convertirme en donante. Veo muchas parejas que quieren un niño y sé que puedo ayudarles".

No son unas "mercenarias", argumenta Pamela Madsen, directora ejecutiva de la Asociación Americana de Fertilidad. "El dinero que se les paga a las jóvenes es simplemente una compensación por su tiempo y esfuerzo y, por supuesto, por lo que donan", añade, "pero los óvulos no son una mercancía".

La atención de los seleccionadores se centra en las universitarias porque ofrecen una mayor seguridad a la pareja que paga. Además, "se trata de jóvenes con la edad legal para decidir por sí mismas, y siendo universitarias tienen más opciones en su vida", agrega Madsen.

La Sociedad Americana de Medicina Reproductiva determina que 5.000 dólares es una cifra aceptable como pago por los óvulos, si bien esta regla se aplica de manera voluntaria. Y reconoce que, a pesar de que hay abusos y riesgos emocionales y físicos en el procedimiento, debido "a los altos incentivos económicos" que se ofrecen, la donación de óvulos está cada día más extendida.

Jennifer, una estudiante de UCLA dispuesta a ser donante, aparece con foto y todos sus datos en la lista de potenciales donantes de Fertility Futures International. Ella asegura que quiere donar porque "no hay nada como dar ayuda a otros". Quien quiera los óvulos de esta estudiante deberá pagar 5.000 dólares, con lo cual se asegurará unos 20 o 30 óvulos de una joven de ojos verdes, de 23 años, pelo castaño y de padres blancos. Sumados el pago al intermediario y los gastos del procedimiento médico de la extracción e inserción de óvulos, la pareja que esté interesada en lo que Jennifer ofrece deberá pagar al menos 20.000 dólares, sin ninguna garantía de que al final tendrán un bebé.

Embriones congelados, en la clínica Cocharán (Barcelona).
Embriones congelados, en la clínica Cocharán (Barcelona).CARLES RIBAS

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_