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Reportaje:

"Sólo aprenden a golpe de multas"

Dos 'ertzainas' a los mandos de un radar relatan cómo se efectúa a diario la vigilancia contra el exceso de velocidad

Mikel Ormazabal

-Ahí os va un Jaguar. Matrícula: segundo, noveno, negativo, cuarto. Charly, Xabier, Papa. ¿Copiado?

-Afirmativo.

El Jaguar ha rebasado a una velocidad de 142 kilómetros por hora el puesto de control de la Ertzaintza y ha hecho saltar el radar instalado en un vehículo sin distintivos policiales apostado en el arcén de la A-8. El trasero del Jaguar aparece retratado, como si el bólido estuviera posando, en la pantalla del ordenador. Es la prueba del delito. En ese mismo instante, Jesús, el agente que está al cargo del radar, se pone en contacto a través de la emisora con sus compañeros de la patrulla y comienza a recitarles los dígitos (tercero, quinto...) y la serie (Charly, Manila...) de la matrícula.

"Sólo el 10% de los conductores admite su error. El resto presenta un pliego de descargo"

El conductor del Jaguar, entre tanto, sigue su marcha sin levantar el pie del acelerador. Pero antes de cinco minutos, la presa cae en el puesto de la patrulla, situado once kilómetros más adelante que el radar. Allí, sin compasión, se le extiende la denuncia correspondiente por infringir la ley de Seguridad Vial. Son 120 euros.

Esta misma operación -un radar que fotografía un exceso de velocidad, el ertzaina que envía por radio los datos de la placa y una dotación de la Ertzaintza que multa- se repite con demasiada frecuencia en las carreteras del País Vasco. El pasado jueves, en un control que la policía vasca estableció en la recta de Itziar en dirección a Francia, dentro de la A-8, el radar disparó a 15 automóviles por circular a más de 140 kilómetros por hora. El límite máximo es 120, pero la ley establece que sólo se puede sancionar a partir de 141 km/h en las vías rápidas.

"La gente sólo aprende a golpe de denuncias", afirma Iñaki. Lleva 23 años en la Ertzaintza, y siempre con el radar a cuestas: "Parece mentira, pero estamos denunciando más que nunca a pesar de todas las advertencias que se han hecho". La Dirección de Tráfico cierra hoy una campaña de dos semanas de duración en la que ha intensificado la vigilancia. La media anual de sanciones por velocidad excesiva tramitadas por Interior se eleva a 34.600 (casi un centenar al día). Según un informe interno, el 22% de los accidentes están causados por conducir a una velocidad inadecuada.

"Muchos días no damos abasto", reconoce Iñaki. Los cuatro ertzainas uniformados de la patrulla, que en esta ocasión aguardaban a los infractores en el peaje de Zarautz, no podían atender todos los avisos que llegaban desde la posición del radar. "Este aparato lanza fogonazos sin ninguna piedad", explica Iñaki, "por eso, hay veces que algunos vehículos pasan de largo el puesto [policial] que está adelante, porque en ese momento los agentes están ocupados con otros conductores". En esos casos, "se hace un informe y se envía la denuncia al propietario. Aquí no se libra nadie".

El agente asegura que sólo el 10% de los conductores admite su error. "Y si paga la multa antes de 15 días, se le bonifica con un 30% de descuento. El resto presenta pliegos de descargo, la mayoría con la pretensión de colapsar Tráfico, pero nunca cuela", advierte Iñaki.

La Ertzaintza realiza estos controles de velocidad con radares digitales desde octubre del año pasado. Hasta entonces, empleaba unos radares analógicos que "no ofrecían la misma fiabilidad"?, porque "a veces la foto se velaba o no se apreciaba bien la matrícula".

El radar está colocado un día en Itziar, pero al siguiente puede esconderse en la variante de San Sebastián, en la A-15, o puede estar en movimiento, registrando la velocidad de todos los coches, tanto de los que le adelantan como de los que se le aproximan de frente. No hace distinciones, dice Iñaki: "Esta máquina ha disparado contra Kovacevic, Clemente, Toshack o Valverde. Y contra políticos como Joseba Egibar o Koro Garmendia".

Mientras se preparaba este reportaje, durante la hora larga que Jesús e Iñaki tuvieron el radar en funcionamiento, una furgoneta de reparto pasó a 156 km/h (180 euros de multa). Pero el caso más "sonado", recuerda Iñaki, fue el de dos jóvenes, amigos ambos, que conducían a 197 y 201 km/h. Pasaron como dos centellas a la par del radar colocado a la salida del último túnel de la autovía de Navarra, en un tramo cuesta abajo y en curva en dirección a Andoain. Aquel caso acabó en manos de un juez por tratarse de un posible delito de alteración de la seguridad del tráfico.

La campaña especial de Interior finalizó ayer, pero los controles continúan durante todo el año. La vigilancia se va a reforzar próximamente con la incorporación de tres vehículos patrulla (uno en cada provincia) equipados con radar móvil. De esta forma, contará con nueve dotaciones policiales equipadas para efectuar este tipo de labores. Cuando culmine este despliegue técnico, Tráfico dispondrá de 47 cabinas de control de velocidad y 25 equipos de radar fijos y móviles para perseguir a los conductores que no respetan los límites de velocidad.

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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