Bush defiende en México su plan para regularizar inmigrantes
Los tres presidentes de América del Norte acuerdan reforzar la seguridad de sus fronteras
El presidente de EE UU, George W. Bush, transmitió ayer en México un doble mensaje sobre los millones de inmigrantes ilegales en su país: hay que respetar la ley y permitir que los ciudadanos indocumentados "dejen de vivir en la sombra". El mandatario expresó su deseo de que el Congreso estadounidense apruebe "una ley integral" sobre migración. En pleno debate parlamentario en EE UU, el tema migratorio fue el gran protagonista de la cumbre entre Canadá, EE UU y México, socios del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, que ayer concluyó sus trabajos en Cancún.
Bush describió las dos caras del problema cuando se refirió a la necesidad de reforzar la vigilancia y seguridad en las fronteras y a "la industria de falsificación de documentos" en EE UU, que alimenta la presencia de inmigrantes ilegales. En este sentido, hizo un llamamiento a combatir a "los coyotes" (traficantes de migrantes) y "los falsificadores de documentos".
Para satisfacción del auditorio mexicano, el aspecto humano convivió con el de la seguridad en la intervención de Bush, en la conferencia de prensa de clausura de la segunda reunión de la Alianza para la Seguridad y la Prosperidad de América del Norte. Reconoció que muchos de los inmigrantes mexicanos cruzan la frontera para ocupar puestos que no quieren los estadounidenses, y defendió la vía de regularizar a estos trabajadores ilegales a través de un permiso temporal que podría desembocar en la obtención de la ciudadanía. Pero todo ello dentro de un orden.
El presidente de México, Vicente Fox, anfitrión de la reunión, presentó los resultados de la cumbre como un ejercicio de consenso entre los tres gobernantes. Habló también de la seguridad, "fundamental para el desarrollo", como un reto compartido y destacó la necesidad de contar con leyes que garanticen una migración legal y segura. Fox se refirió a la "estrecha colaboración" con las autoridades estadounidenses en la lucha contra los carteles de la droga y el crimen organizado, particularmente en Nuevo Laredo, uno de los puntos más violentos de México. En el combate contra la migración ilegal, el presidente dio la cifra de 240.000 detenidos y deportados a Centroamérica el año pasado.
Los flujos migratorios y la seguridad en América del Norte también son motivo de preocupación en Canadá, según puso de relieve el primer ministro, Stephen Harper, que se hizo eco del malestar que han causado en su país las nuevas exigencias de las autoridades estadounidenses en su frontera norte.
Elogios a Fox
En la recta final de su mandato, Fox recibió los parabienes de sus dos socios -"bajo el liderazgo de Fox hemos tenido unas relaciones bilaterales y trilaterales sin precedentes", dijo Harper-, que rehusaron comentar el actual proceso electoral mexicano. "No quiero hablar de elecciones", dijo Bush. "Lo más importante es que tenemos una democracia en nuestra frontera del sur". Sin hablar de candidatos ni favoritos, el presidente estadounidense pronosticó que México tendrá una transición pacífica después de las elecciones del 2 de julio. Todas las encuestas señalan a Andrés Manuel López Obrador (izquierda) como favorito.
Fox despidió a sus invitados con la afirmación de que desde que llegó al Gobierno "en México hay absoluta libertad". El presidente mexicano dibujó un panorama optimista sobre los 12 años de vigencia del Tratado de Libre Comercio, "como instrumento de cooperación, comercio e inversión". Dio algunas cifras para reforzar su visión: "La balanza comercial de México es de 435.000 millones de dólares [358.000 euros], la séptima del mundo". Y añadió: "Todos los Estados mexicanos a lo largo de la frontera con EE UU tienen ingresos per cápita superiores a los 10.000 dólares, cuando el país tiene de promedio 7.500 dólares. Son los logros del libre comercio".
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