Gerhard Schröder, ex canciller de lujo
El político alemán percibirá un salario de 250.000 euros anuales del gasoducto ruso
El ex canciller socialdemócrata alemán Gerhard Schröder, de 61 años, asumió sus tareas como presidente del Consejo de Vigilancia de la empresa constructora del gasoducto del Báltico Sociedad del Gasoducto Norteuropeo, por las que percibirá un salario anual de 250.000 euros. Esta retribución se encuentra por debajo de lo que la prensa le atribuía en las primeras informaciones, no llega a lo que pagan por ese cargo los grandes consorcios alemanes como E.ON, BMW, Deutsche Bank y similares, pero se sitúa entre el tercio de cabeza de las empresas que sirven de base para el índice de la Bolsa de Francfort. La empresa cuya vigilancia preside Schröder es propiedad en un 51% de la rusa Gazprom, un 24,5% del consorcio energético alemán E.ON y otro tanto del gigante de la química BASF.
La decisión de aceptar un cargo, pocos días después de dejar la Cancillería, en una empresa que nació de una decisión tomada cuando todavía era jefe de Gobierno desencadenó fuertes críticas en Alemania, incluso en las filas de su propio Partido Socialdemócrata (SPD). Los diputados alemanes, que no se distinguen por sus excesivos escrúpulos a la hora de acaparar canonjías de toda laya, a pesar de sus generosas dietas, plantearon la necesidad de una ley que imponga una cuarentena a los políticos que dejan el cargo a la hora de aceptar puestos directivos en la empresa privada.
Entre las críticas, destacó también la prensa que el ex jefe de Gobierno alemán tendrá como compañero en la empresa a un alto cargo de la Stasi, los servicios secretos de la desaparecida Alemania comunista, que comparte con Schröder la amistad de Vladímir Putin, presidente ruso y ex presidente del KGB en la República Democrática Alemana.
Considera Schröder que el jefe de los liberales (FDP), Guido Westerwelle, se pasó de la raya en sus críticas y ya lo ha emplazado ante los tribunales para que retire lo dicho, so pena de una fuerte multa. Westerwelle insiste en que la conducta de Schröder le parece "indecente". Como el ex canciller no vacila en acudir a la justicia por un quítame allí esos tintes del pelo, todo indica que la disputa acabará en pleito.
Escandalizó en Alemania la voracidad de Schröder, que, además de su generosa jubilación, acumula el cargo en la empresa hija de la rusa Gazprom, más otro de consejero de una editorial suiza, sus conferencias con elevados honorarios y la preparación de sus memorias, que podrían cotizarse por encima del millón de euros. Las explicaciones sobre la avidez de Schröder abarcan desde los que la justifican con su infancia de pobreza hasta los que aluden a las cantidades que tiene que pagar en alimentos por sus tres matrimonios fallidos más el sostén de su actual familia.
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