_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Pagar los atrasos

Como provisionalmente no es la Universidad del País Vasco la que me paga el sueldo, me evitaré la posición acerca de la huelga que mis colegas tienen convocada para el miércoles 29 en defensa de un incremento de salario generalizado de seis mil euros brutos al año. Me interesa más explicarme qué ha podido pasar para que un asunto en el que tradicionalmente nadie quiere meterse -en la academia se considera de mala nota hablar de dinero-, y en una universidad como la vasca donde hace meses que nadie abre el pico para nada, seis sindicatos con pocas semejanzas entre sí se hayan puesto de acuerdo en algo. Todavía más, que con todos los problemas que tiene nuestra universidad y siendo el salarial el único que está sobre la mesa para su posible resolución, haya sido precisamente éste el que haya abierto la caja de los truenos.

Lo que está detrás son años de chalaneo y humillación a la UPV de parte del Gobierno vasco
Más información
El Rectorado de la UPV contabilizará centro a centro el apoyo de profesores a la huelga

Comenzaré por advertir un detalle: lo que más valoraba del ex rector Montero es lo que peor maneja el actual Pérez Iglesias. Me refiero a su "política de pronunciamientos". Mientras en cuestiones de orden social Montero consiguió establecerse y establecer a la UPV-EHU como una referencia cívica, democrática y antiterrorista en tiempos muy difíciles, Pérez Iglesias prefiere no terciar en asuntos no académicos. Por el contrario, mientras Montero era experto en el dominio de los tiempos, Pérez Iglesias es vencido por su impaciencia y se pronuncia al respecto de la huelga, poniéndose innecesariamente en contra de ella y, lo que es peor, haciendo que parezca que la huelga no se la hacen profesores y sindicatos al Gobierno vasco, el auténtico patrón en este asunto, sino que se la hacen en parte a él.

¿Y será que se la hacen en parte a él? Esta huelga no se la podían hacer a Montero; bastante tenía con sufrir en silencio y sin ninguna muestra de solidaridad las tropelías e insultos de la consejería y de la ex consejera de Educación y Universidades. Pero ahora llegaron "los nuestros"... y la cosa sigue igual de mal. Lo dijo bien el rector hace ya meses: "La universidad se hunde". Y vinieron solícitos a hacernos el boca a boca y tapar la denuncia. Pero después de los aspavientos, la cosa sigue igual de mal y el Gobierno vasco sigue sin abordar en condiciones los profundísimos problemas que padece la universidad pública vasca. Para resumir: el Rectorado actual, la universidad, sigue sin un duro, seguimos en la anterior "economía de guerra". Eso, a pesar de que haya parecido que habíamos pasado a nadar en la abundancia. Falso. Salvo el plurianual de inversiones, no hay ningún problema básico de la UPV-EHU que esté en proceso firme de solución.

Entiendo que, al menos, esos problemas son: un marco estable ¡y suficiente! de financiación de la UPV-EHU, un Plan Universitario y una Agencia Vasca de Evaluación de la Calidad. Las tres cosas tenían fecha para el primer cuatrimestre de 2005, según el acuerdo firmado por la ex consejera Anjeles Iztueta y el actual rector en diciembre de 2004. Un acuerdo que ahora enfrenta insólitamente Pérez Iglesias contra la huelga, cuando aunque pueda contener el germen de algunas soluciones, solo la demora en su aplicación efectiva ya justificaría cualquier respuesta por parte de la comunidad universitaria.

Porque, a día de hoy, marzo del año siguiente, de 2006, no hay Plan Universitario. Eso que define la actual ley vasca de universidades como "instrumento del gobierno para ordenar" la universidad -el texto dice "el sistema vasco de universidades", pero dejémonos hoy de sarcasmos-, no existe. Están en ello, han rescatado viejos ideólogos, pero todavía no existe. Y como no existe, por ejemplo, el rectorado tiene que adelantar desde enero los salarios del personal contratado para los grupos de investigación. Además, no se puede hacer una nueva convocatoria porque no hay recursos para ello. Eso sí, como otros años, en diciembre aparecerá el Gobierno vasco a resolver los problemas de la universidad, y de manera paternalista nos pondrá sobre la mesa el dinero que tenía que haber estado el 1 de enero anterior. Lo han hecho ya más veces.

Como no hay Plan Universitario, se puede preguntar: ¿cuál es la política del Gobierno vasco al respecto de la universidad? Sólo se puede preguntar; no hay respuesta. Porque tampoco hay financiación estable ¡y suficiente! de la universidad pública. Los problemas de financiación no los provocaron solo los euskotramos, por mucho que lo diga miserablemente el "acuerdo" de diciembre de 2004. El problema es que la UPV-EHU sobrevive con escasos recursos. No hay más que viajar a otras universidades para constatar ese hecho.

Tampoco hay Agencia Vasca de Evaluación. Que si una parte se retrasa en dar nombres, que si no es fácil buscar determinadas autoridades, que si la abuela fuma. A día de hoy, solo hay un contrato para un local para la Agencia en una calle céntrica de Vitoria-Gasteiz. Eso sí, según el sacrosanto acuerdo de diciembre de 2004 y según la intención de la propia Ley Vasca de Universidades, todo debía estar ya a comienzos de 2005. No está, y como no está es ridículo hablar de evaluación de docencia e investigación o de evaluación de curricula de profesores a efectos de euskotramos o como se llamen en el futuro. Mientras, seguimos cobrando los complementos a cuenta... desde el 1 de enero de 2005.

Eso y más es lo que pasa en la UPV-EHU. Por eso está tan desconcertado el consejero Tontxu Campos, porque pensaba que estaba poniendo soluciones en un tema, el de los complementos retributivos, ni siquiera el más importante y urgente, y la anterior paz y silencio universitarios saltan por los aires. Por eso no se entiende nada si alguien se pregunta solo si es lógico que estos profesores pidan "un millón para el mejor", vamos, para todos y cada uno. Por eso el asunto no estriba todavía en si hay que subir los salarios dignamente a todos y luego, si cabe, volver a hablar de incentivos. Por eso no está tan claro que el proyecto de Decreto para solucionar los euskotramos sea tan malo, que no lo es. Todo esto, con ser importante, no es lo que está detrás de verdad en esta huelga. Lo que está detrás son años de chalaneo y humillación a la UPV-EHU de parte de un Gobierno vasco que, con el lehendakari a la cabeza, no ha hecho más que prometer y no dar. Lo que está detrás es la consecuencia de los desastrosos años de gestión de Anjeles Iztueta, cuyo último acto es el acuerdo de diciembre de 2004, el que el actual rector se empeña incomprensiblemente en convertir en punto de partida de las futuras soluciones. Lo que está detrás es que, cuando no se da salida a la reivindicación menor -los complementos pagados en lo que valían y convocados para todos los estables-, acaba estallando la mayor y primigenia: un salario digno para el profesorado de nuestra universidad.

En definitiva, consejero Campos, usted va a pagar los atrasos de tantos años de secano en la UPV-EHU. Y lo va a hacer porque quien tuvo y tiene posibilidad de cambiar las cosas, su presidente del Gobierno, ni lo hizo ni lo hace. Él, y no usted, es el verdadero responsable de lo que está pasando en nuestra universidad.

Antonio Rivera es profesor de la UPV-EHU y en la actualidad parlamentario socialista en el Parlamento vasco.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_