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Elecciones en Israel

Los palestinos miran con indiferencia

Los habitantes de Gaza y Cisjordania creen que los comicios israelíes no cambiarán sus vidas

Al muro de cemento que Israel construye alrededor y en el interior de Cisjordania se suma otra barrera invisible, aún más difícil de quebrar. Aunque el Estado judío dispone del futuro de los palestinos, estos muestran una indiferencia absoluta sobre el resultado de los comicios celebrados ayer. Las comunidades se dan cada vez más la espalda. Es sin duda una sola muestra, pero un palestino de 30 años que regenta una pequeña cafetería en la ciudad vieja de Jerusalén comentaba ayer: "Dicen que va a ganar Benjamín Netanyahu". Es obvio que apenas ha seguido un minuto de la campaña.

Mahmud Zahar, dirigente de Hamás que hoy jura su cargo como ministro de Exteriores, afirmó ayer ante la sede del Parlamento en Gaza: "No queremos interferir en las elecciones y no hacemos diferencias entre los partidos israelíes, pues todos son responsables de la miserable situación y los crímenes que padecemos". Más moderado se expresó el diputado de Al Fatah Mohamed Dahlan. "Lo importante para nosotros es que reconozcan los derechos del pueblo palestino y que pongan fin a la ocupación militar".

Entrevista con Juan Miguel Muñoz, corresponsal de EL PAÍS en Jerusalén
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Mientras, el presidente Mahmud Abbas, acorralado por Hamás y por Israel, que no le ha dado respiro, tan sólo reclama estos días que comiencen las negociaciones para resolver el conflicto. Ya caída la noche, la agencia oficial Wafa aludía a la presencia del mandatario en la cumbre de la Liga Árabe que se celebra en Jartum (Sudán). Ni palabra de los comicios israelíes. La página web de Hamás, tres cuartos de lo mismo: informaciones sobre el Gobierno palestino y sobre la muerte en Yenín de un militante a manos de las Fuerzas de Ocupación Israelíes.

Cuesta encontrar en las calles palestinas a alguien que no coincida con Zahar y Dahlan. Ni les va ni les viene. "¿Qué diferencia ha habido para nosotros entre un Gobierno del Likud o uno laborista?", se preguntaba ayer desde Gaza un vecino de 42 años que no ha podido abandonar la franja desde hace una década. Aunque los derechistas del Likud se revelan ahora más intransigentes en todo lo que concierne a cualquier concesión hacia el presidente Abbas, los palestinos no olvidan que las colonias en Cisjordania recibieron un mayor impulso bajo los primeros ministros laboristas.

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Exigencias del Cuarteto

Sea cual sea el dirigente que forme el Gobierno israelí, las exigencias a la Autoridad Nacional Palestina serán idénticas: la triada de demandas que plantea el Cuarteto -compuesto por EE UU, la UEa, Rusia y la ONU- y que Israel respalda. A saber: reconocimiento del Estado judío, desmantelamiento total de las milicias palestinas y aceptación de los acuerdos firmados por la OLP e Israel. La parte palestina no ha cumplido esos acuerdos. Israel, tampoco.

El odio de infinidad de palestinos hacia el ocupante se palpa. Pero entre sus enemigos las sensaciones son muy similares. Una reciente encuesta que todavía colea indica que el 68% de los israelíes no quieren tener por vecino a un árabe, que constituyen casi el 20% de la población de Israel. El periodista Gideon Levy titulaba "Una nación racista" su artículo previo a la cita con las urnas. Infinidad de residentes en Jerusalén no pisan, literalmente, la parte árabe de la ciudad. Como si no existiera. Prefieren que su Gobierno decida por ellos. "La moralidad se ha convertido en un trabajo sucio. Y la peor corrupción en la historia del país, la ocupación, no ha sido mencionada en la campaña. Sólo algunos mapas, similares unos a otros, incluyendo los grandes asentamientos. Una retirada basada en nuestros intereses, con un muro de separación, y el espantoso aire de la indiferencia planeando sobre todo ello", escribía Levy.

La niña palestina Nesreen Hash, de 8 años, herida por una pelota de goma durante una operación militar israelí en Hebrón (Cisjordania).
La niña palestina Nesreen Hash, de 8 años, herida por una pelota de goma durante una operación militar israelí en Hebrón (Cisjordania).ASSOCIATED PRESS

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