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Cuatro menores de Salt huyen antes de ser internados en un centro

Los pequeños sufrían una situación familiar de violencia, según la Generalitat

Cuatro menores de Salt (Gironès) de edades comprendidas entre 3 y 14 años que vivían en una situación de violencia familiar no han podido ingresar en un centro de acogida de menores porque se encuentran en paradero desconocido desde la pasada semana. Cuando la policía y los trabajadores de los servicios sociales acudieron al domicilio de la familia, originaria de Gambia, el pasado lunes, la madre les negó la entrada y reaccionó con gran violencia. Aunque los menores ya eran tutelados por la Generalitat, un informe de los servicios sociales municipales que alertaba de una elevada situación de riesgo precipitó la decisión de ingresarlos en un centro.

La madre llegó a lanzar objetos desde el balcón y el mayor de los hermanos bajó a la calle esgrimiendo un destornillador. Allí fue detenido para ser posteriormente ingresado en un centro de acogida, del que acabó escapando. La policía esperaba a los niños en la calle a primera hora de la mañana, confiando en que salieran para ir a la escuela, pero los menores no aparecieron. Al no disponer de orden judicial, no se pudo entrar en el domicilio. Los tres hermanos menores, una niña de 12 años y dos niños de 3 y 5 años, podrían haber aprovechado la confusión para huir, aunque tampoco se descarta que no estuvieran en la casa.

Absentismo escolar

La madre de los pequeños, según fuentes policiales, se ha negado en todo momento a colaborar y había sido advertida repetidamente de que sus hijos podían ser ingresados en un centro de acogida. El concejal de Acción Social del Ayuntamiento de Salt, Josep Viñas, explicó ayer que los educadores municipales que realizaban el seguimiento de la familia detectaron que la situación de riesgo de los menores se había incrementado en los últimos días. Los problemas, según el edil, eran básicamente de desatención. Los educadores encargados de su seguimiento elaboraron un informe en el que se constataba cierta falta de higiene, absentismo escolar, problemas alimentarios, alcoholismo y una situación de la vivienda que no resultaba adecuada para los menores. Otras fuentes apuntaron que en la casa se vivía una situación de violencia familiar, aunque no existía maltrato contra los pequeños.

El representante municipal explicó que el plan de trabajo elaborado por los educadores sociales no había conseguido encarrilar la situación familiar, de ahí que pasaran un informe en el que alertaban de los problemas de los menores a la Generalitat y el consejo comarcal. Los servicios sociales municipales continuarán haciendo un seguimiento de la familia e intentando que puedan normalizar su situación para volver a hacerse cargo de los menores.

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