El cardenal Sodano dice que resolver los problemas con España "debería ser fácil"
El número dos vaticano se reúne en la Embajada española en Roma con la vicepresidenta del Gobierno
El Gobierno español y el Vaticano sellaron ayer el inicio de una reconciliación. La vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega y el cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado y número dos en la jerarquía vaticana, se reunieron a solas durante 15 minutos en la Embajada ante el Vaticano y se mostraron sonrientes tras la conversación. "Todos tenemos buena voluntad para resolver los problemas", dijo el cardenal Sodano, "y con España debería ser fácil". La elevación al rango cardenalicio del arzobispo de Toledo, Antonio Cañizares, proporcionó el contexto para un encuentro de alto nivel.
El embajador Jorge Dezcallar, en su último acto oficial antes de regresar a Madrid por motivos personales, ofreció una recepción a Cañizares a la que asistieron tanto la vicepresidenta como, en un gesto inusual, el secretario de Estado vaticano. Fernández de la Vega, que vestía un traje de color naranja encendido, cercano al rojo cardenalicio, esperó al cardenal Sodano a la puerta de la embajada española ante la Santa Sede. Sodano, hombre de reconocida exuberancia, rompió el hielo con una broma: "Señora vicepresidenta, va usted vestida de cardenal. ¿No tendrá acaso aspiraciones secretas?".
La vicepresidenta y el secretario de Estado permanecieron durante casi media hora junto al resto de los invitados, saludando a unos y a otros y manteniendo entre sí la inevitable conversación de compromiso: la belleza de la catedral de Sevilla, el buen español de Sodano (fue nuncio en Chile durante la dictadura del general Pinochet), las obras de arte de la embajada y cosas por el estilo. Finalmente, se encerraron a solas durante un cuarto de hora para hablar de los asuntos que han enfrentado durante meses al Gobierno y a la Iglesia católica (matrimonios homosexuales y educación, sobre todo) y del viaje de Benedicto XVI a Valencia en julio próximo.
La visita papal obligaba a recomponer la armonía, para que el encuentro del pontífice en el aeropuerto valenciano con el rey Juan Carlos y con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, transcurriera amistosamente. El cardenal Sodano habló de "buena voluntad" tras la reunión. Fernández de la Vega prefirió no hacer declaraciones y se limitó a decir que todo había ido "muy bien".
El ritual del acercamiento comenzó el viernes por la noche, con una cena en honor del cardenal Cañizares, quien por la mañana había recibido de manos de Benedicto XVI el capelo cardenalicio. Por el Gobierno asistieron, además de la vicepresidenta, el ministro de Defensa, José Bono. Por parte eclesial asistieron varios cardenales además de Cañizares: Ricard Maria Carles (arzobispo emérito de Barcelona), Antonio Maria Rouco Varela (Madrid), Carlos Amigo (Sevilla), Julián Herranz (ministro de Justicia vaticano) y el colombiano Alfonso López Trujillo (presidente del Consejo Pontificio para la Familia y uno de los más destacados enemigos de los matrimonios homosexuales). El PP fue representado por su secretario general, Ángel Acebes. En el brindis previo a la cena, Fernández de la Vega y Cañizares hicieron referencia a las recientes dificultades pero subrayaron la voluntad de superarlas.
Fue el último servicio del embajador Dezcallar, quien ha vivido en Roma dos años de turbulencias. Cuando presentó credenciales el entonces papa, Juan Pablo II, le acogió con un discurso durísimo, muy crítico con algunas de las reformas que emprendía el Gobierno de Zapatero. Desde entonces trabajó para que al menos las relaciones entre Estados se mantuvieran fluidas. Una tragedia personal le hizo pedir el traslado a Madrid, donde será directivo de una empresa privada. Le sustituirá el ex alcalde de A Coruña, Francisco Vázquez, quien tiene prevista su llegada oficial después de Semana Santa.
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