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"Los plazos de Londres 2012 están al límite"

Zaera dice que hace tres meses aún se especulaba con cambiar de lugar la villa olímpica

"Los plazos para construir el parque y villa olímpica de Londres 2012 están al límite. Si ahora se toman decisiones aún hay tiempo, pero si no se dan prisa, echarán manos de las grandes empresas estadounidenses, que harán las obras de cualquier manera", indicó ayer Alejandro Zaera Polo en una conferencia en el FAD de Barcelona organizada por el Urban Land Institut. Fue una charla sorprendente, porque el arquitecto madrileño afincado en Londres -que con su estudio FOA participa en el consorcio de empresas y consultoras encargadas de desarrollar el proyecto del parque y la villa olímpica- explicó no sólo cómo se fue gestando el plan urbano, sino que también reconoció que "la semana pasada se confirmó que se haría en la zona elegida", ya que, indicó, en los últimos meses se habían estudiado otras localizaciones.

El emplazamiento elegido abarca unas 700 hectáreas en la zona norte del valle del río Lea, una pequeña parte de un valle ocupado por viviendas y equipamientos industriales muy degradado y con altas dosis de contaminación en el suelo. Zaera explicó algunos de los ejes del proyecto y analizó los estudios previos que se realizaron en los que se valoró la red de transporte, las posibilidades de ganar suelo residencial en la zona una vez finalicen los Juegos -"el problema en Londres es tan grave que hay planes para construir un millón y medio de viviendas en los próximos años, de las que 50.000 se ubicarán en este valle", indicó- y también la zona verde que ganará la ciudad.

El plan -que, al igual que sucedió en el de Madrid 2012, reunía en el mismo complejo la zona de los estadios deportivos con la villa olímpica- está aún en fase de desarrollo ya que no se han convocado los concursos para construir las piezas deportivas y sólo se ha diseñado su ubicación y concepto general. Zaera explicó que, pese al complejo trabajo técnico realizado por el consorcio de empresas y equipos del concurso, los políticos le exigieron que definiera las formas, necesitaban "dar una imagen, algo que pueda comunicarse en el titular de un periódico". Tuvieron poco tiempo para hacerlo, explica, y su primera idea -interpretar el parque como un ramo de flores- fue desestimada. Finalmente dieron con la metáfora del cuerpo humano en el que los edificios son como los músculos conectados por las venas de los caminos, y eso sí funcionó.

Ahora, su estudio está trabajando en la urbanización general del parque olímpico, la principal inversión del conjunto, y no sabe si acabará construyendo algún estadio. "De todas maneras, el COI prefiere que algunos equipamientos sean efímeros porque teme el gasto y la falta de uso de lo que denomina 'grandes elefantes blancos", indica. En este sentido, dice el arquitecto, debe ser modesto, ya que lo que cuenta es el deporte en unos Juegos Olímpicos.

Autor de la estación del puerto japonés de Yokohama y del pabellón español en la Expo de Aichí, perdió el concurso para construir uno de los edificios olímpicos de Madrid. "Me contrataron en Londres y trabajo para el que me contrata", asegura, "pero no hay nada polémico en ello". No le preocupa, aunque lo conoce, el entramado de intereses económicos y políticos que intervienen en el proyecto londinense. "Me considero un arquitecto que puede lidiar con este tipo de procesos tan complicados", indica. "No creo en los gurús; tienes que poder defender el proyecto ante los constructores, los políticos y los ciudadanos, y no sólo ante la élite intelectual. Creo que éste ha sido uno de los errores de la profesión en los últimos 20 años, que se ha desligado de los procesos reales y no ha asumido su responsabilidad".

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