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La Corte Internacional abre su primer proceso por crímenes de guerra

El ex líder guerrillero Thomas Lubanga está acusado de reclutar niños soldado en Congo

Isabel Ferrer

Thomas Lubanga, antiguo jefe guerrillero al mando de la denominada Unión de Patriotas Congoleños de la región de Ituri, al este de la República Democrática de Congo (Congo Kinshasa), compareció ayer ante la Corte Penal Internacional (CPI) acusado de crímenes de guerra por reclutar niños soldado. El suyo será el primer juicio celebrado por la CPI, con sede en La Haya, y establecida en el año 2002 con carácter permanente para juzgar los casos de genocidio, crímenes de guerra y contra la humanidad. Lubanga está también acusado de haber ordenado, en 2005, el asesinato de nueve cascos azules.

"Esta clase de tribunal ha sido un sueño durante 100 años. Ahora empieza a hacerse realidad", dijo ayer el fiscal jefe de la CPI, el jurista argentino Luis Moreno Ocampo. El hecho de que se tratara de la primera audiencia de un proceso todavía sin fecha formal de apertura, no restó relevancia a la sesión. Entregado durante el pasado fin de semana por las autoridades congoleñas, Lubanga compareció asistido por un abogado de oficio, en tanto hasta que elija a su propio letrado. En cuanto lo tenga, podrá escuchar los cargos que se le imputan: reclutar a la fuerza a menores de 15 años; alistarlos en grupos armados y obligarles a luchar. La imagen de niños portando fusiles Kaláshnikov y protegiendo a su líder es una de las más turbadoras del conflicto congoleño. También le gustaba rodearse de guardaespaldas femeninos y celebrar sus triunfos armados con grandes fiestas.

Entre 1998 y 2003, Lubanga se habría lucrado comerciando en oro, diamantes, armas y madera a la sombra de la guerra desatada al este de Congo. Hace cuatro años, su Unión de Patriotas, de la etnia hema, aprovechó los conflictos étnicos con sus rivales lendus para intentar dominar el negocio del oro de Ituri. Para ello se dejó ayudar por Ruanda y por Uganda, ambos interesados en ejercer su control en dicha región. Según las organizaciones humanitarias destacadas en Ituri, estas luchas han dejado un rastro mortífero. Desde 1999, al menos 50.000 personas fueron asesinadas. Las violaciones de mujeres se produjeron también de forma sistemática. Se calcula que unos 600.000 civiles tuvieron que huir de sus hogares. Cuando los cascos azules llegaron hace tres años a la región, Lubanga se instaló en la capital congoleña, Kinshasa, donde trató de convertir su guerrilla en una fuerza política.

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