Tallas grandes
Ha sido casual, pero ha venido como anillo al dedo. En el momento en que el asunto de las tallas, la anorexia, y su posible implicación con los quehaceres de la moda, se vuelven cíclicamente materia de actualidad, vienen a La Casa Encendida estos artistas multidisciplinares para los que la danza constituye como tal apenas una lejana referencia formal, un aparato de cimiento sobre el que respaldar propuestas artísticas en las que la mayoría de las veces la danza propiamente dicha brilla por su ausencia.
Arina Rouzinova plantea con su impactante trabajo a medio camino entre la performance y la instalación una reflexión descarnada y consciente que remite a los comportamientos sociales y culturales que el tema provoca. En el patio central la artista aparece metida en una gigantesca caja de cartón con una de sus caras convertida en una ventana de plástico transparente, a la manera de las cajas de muñecas de toda la vida. Dentro ella misma, oronda en sus formas generosas, se exhibe con una serie de prendas de vestir ligadas al tallaje extraordinario. En una de las caras de la caja de cartón un gráfico explica la tabla de correspondencia de estimación corporal y va desde la 34 a la 6XL, con un estimado de relación entre esas tallas especiales y el peso corporal.
Cruces femeninos
Arina natural. Concepción e interpretación de Arina Rouzinova (Suiza). Crystall. Creación: Alice Chauchat y Alix Eynaudi (Francia). Luces: Bruno Pocheron. Escenografía: Alexander Wolf. Patio central y sala A. La Casa Encendida. Madrid, 18 de marzo.
Rouzinova sale de su urna de muñeca, deja la inmovilidad y comienza a revestirse como una cebolla con capas y capas de esas macroprendas. La exposición, en principio de apariencia humorística, se hace tenazmente sombría y remite con toda seriedad a un drama complejo y que toca muchos puntos de la vida contemporánea, haciendo reflexionar desde el victimismo que crea la moda hasta la tragedia que comporta la imitación de los falsos cánones publicitarios.
Los artistas franceses, por su parte, proponen una estampa de base esteticista donde lo decorativo se vuelve apogeo formal. Una intérprete navega lúdicamente y sin compromiso dramático alguno por una serie de objetos tan intrascendentes como bien realizados, sobre los que la movilidad de su físico simplemente juega el papel de un maniquí articulado: aquí también se reflexiona sobre la moda y su poder.
Babelia
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