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Crítica:ÓPERA | 'La Bohème'
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Sobre las emociones

No suele excederse el Real en la reposición de sus producciones de éxito. La dirigida por Giancarlo del Monaco para La Bohème se estrenó en 1998 y ahora da pie a 16 funciones, de las cuales la gran mayoría están al margen de los abonos y la mitad son a precio reducido. Se potencia así un público diferente, y ello explica en gran medida la sana reacción desmesurada de aclamaciones ya desde la primera intervención de la pareja vocal protagonista en la representación de ayer. El público de esta extraña première era de los de fuera de abono y, claro, sus formas de reacción son más entusiastas y menos exigentes. El Real dejó por una noche su fama de frío en los estrenos y se pasó al extremo opuesto.

La Bohème

De Giacomo Puccini. Coro y Orquesta Sinfónica de Madrid. Director musical: Jesús López Cobos. Director de escena: Giancarlo del Monaco. Escenógrafo y figurinista: Michael Scott. Con Norah Amsellem, Maya Dashuk, Roberto Aronica, Manuel Lanza, Luca Pisaroni y otros. Reposición de la producción del teatro estrenada en diciembre de 1998. Teatro Real, Madrid, 17 de marzo.

La noticia prioritaria es que el público se lo pasó en grande. Puccini es un autor popular donde los haya que puede suscitar, si se hace en las debidas condiciones, que salte eso tan fundamental en la ópera como es la chispa de la emoción. Estaba garantizado ayer el buen nivel escénico con unos actos extremos realistas y con sentido del movimiento, una transición espectacular del primero al segundo con sentido de la continuidad y una atmósfera entre espectacular y bullanguera no exenta de cierto barullo y, en fin, un tercer acto altamente poético con elementos tan sencillos como el fuego o la niebla y una sensación de soledad y desolación. Nada que objetar a la puesta en escena, ejemplo perfecto de la ópera-museo, con una estética complaciente y sin riesgos, y con una efectividad teatral que demuestra el talento de Del Monaco y sus colaboradores.

Límites

La representación, en niveles de emoción, no superó la de 1998 con Leontina Vaduva y Aquiles Machado, lo cual no quiere decir que se cantase peor. Y eso se apreció especialmente en el fundamental tercer acto, donde la pareja formada por la sobrevalorada -al menos en Madrid- Norah Amsellem y Roberto Aronica, sin abandonar su más que apreciable línea de canto, no traspasaron en ningún momento el umbral del estremecimiento. Como tampoco lo hizo López Cobos, un artista que ha encontrado en la soprano francesa la horma de su zapato. Quiero decir que los dos son muy profesionales, precisos, detallistas, meticulosos y perfeccionistas, pero en más de un momento se manifiestan particularmente distantes. El director zamorano sacó algún ramalazo de pasión especialmente en el cuarto acto, pero su dirección entra de lleno en el concepto analítico.

La Sinfónica de Madrid tuvo una prestación notable, aunque no extraordinaria y el reparto, en su totalidad, se mostró a gran nivel. Es de esperar que la representación, aun siendo muy aceptable, suba muchos enteros con el segundo reparto, pues Aquiles Machado le echa mucho corazón a su personaje y la albanesa Inva Mula es un crack que cada día recuerda más en estilo a Renata Scotto. Opus Arte y el Real van a grabar en DVD las funciones del segundo reparto. Por algo será. Por último, quiero rendir un homenaje desde estas líneas a Anna Moffo, una gran Mimí y estupenda cantante, fallecida hace una semana.

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