Kadima sube en las encuestas tras el asalto israelí a la cárcel de Jericó
La operación militar debilita al presidente palestino, Mahmud Abbas
La captura del dirigente palestino Ahmed Saadat, acusado por Israel de instigar el asesinato de un ministro en 2001, y el asedio y destrozo de la prisión y de la sede del Gobierno en Jericó rinden dividendos inmediatos a la campaña del primer ministro y candidato, Ehud Olmert. Su partido, Kadima, repunta en los sondeos tras dos semanas de declive, mientras, el presidente palestino, Mahmud Abbas, se tambalea.
Hamás derrotó a Al Fatah en las elecciones de enero y se apresta a formar Gobierno; algunos dirigentes de su propio partido piden la dimisión de Abbas, y EE UU y Reino Unido, tal vez su último asidero, le han dejado en la estacada.
La humillación de los policías y soldados, brazos en alto y en ropa interior, rendidos el martes ante las tropas israelíes, cosecha simpatías, y no pocas veces regocijo, en el electorado israelí. Las encuestas lo han reflejado a 12 días de los comicios. Si Kadima se deslizaba por una pendiente peligrosa, el primer sondeo tras el asalto a la cárcel de Jericó, realizada para la radio del Ejército, otorga a la formación fundada en noviembre por el hoy comatoso Ariel Sharon entre 42 y 43 de los 120 escaños del Parlamento. Otras consultas para diversos diarios reducen la mejoría, y le conceden 39 asientos, dos por encima de los 37 que reflejaban las encuestas efectuadas antes de la demostración de fuerza de Olmert.
Todos los partidos israelíes, salvo el izquierdista Meretz, aplaudieron la iniciativa del jefe del Gobierno en funciones. Benjamín Netanyahu, líder del Likud y rival encarnizado de Olmert, ha tenido que bendecir la operación militar de su contrincante. Su partido no sale del pozo de los 16 escaños.
El Partido Laborista también aprobó la medida del Ejecutivo. Y, como el Likud, no se mueve de sus 19 diputados. Las operaciones militares -ayer murió un soldado israelí en Yenín- y los asesinatos de dirigentes fundamentalistas, nada selectivos en ocasiones, acaparan toda la atención. Y cada vez queda menos tiempo para rectificar.
Guardianes occidentales
Quien también anda sobre el filo de la navaja es el presidente Abbas. Coordinada o no la maniobra militar israelí con Washington y Londres, los monitores británicos y estadounidenses abandonaron la custodia -pactada entre la Autoridad Nacional Palestina (ANP) e Israel- de Ahmed Saadat, de cuatro miembros más del Frente Popular para la Liberación de Palestina, y de Fuad Shobaki, cerebro del envío abortado de un cargamento de armas para la ANP en 2001. Se largaron minutos antes de que los cañones israelíes apuntaran a corta distancia al edificio de la Mukata de Jericó, que quedó en ruinas. Saadat, que ayer negó su participación en el asesinato del ministro ultra Rehavam Zeevi, y los otros cinco reos son interrogados por la policía israelí. El Gobierno pretende enjuiciarlos, aunque hay dudas sobre la legalidad de procesar de nuevo a Saadat bajo la legislación israelí. Los 33 presos comunes serán entregados a las autoridades palestinas.
La mayoría de los dirigentes de Al Fatah -algunos diputados pidieron el miércoles el desmantelamiento de la ANP y la dimisión de Abbas- no esconden su indignación. El dirigente Saeb Erekat habló de crisis en las relaciones con Londres y Washington. "Se trata", agregó, "de una guerra abierta destinada a imponer hechos consumados y reforzar la ocupación".
"¡Claro que había quejas de los guardianes británicos y norteamericanos! Pero desde hace mucho. ¿Por qué lo hicieron ese día?", se pregunta Fayed Saqqa, de Al Fatah. "Se trata", añade, "de debilitar a Abbas. La credibilidad de Reino Unido y de EE UU va a sufrir. Pero también la del presidente, porque ya no podrá defender que la negociación con la comunidad internacional es indispensable".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.