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Columna
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Medianoche en la Vega Baja

Al cumplirse el segundo aniversario de la actual legislatura, el PP valenciano, con el Estatuto aprobado y sin perro que muerda apenas por estos pagos, se muestra decidido a ponerle las peras a cuarto al Gobierno central. Anuncia emprender el acoso venteando la habitual serie de capítulos en los que -según aduce- el presidente Rodríguez Zapatero agravia al País Valenciano. Política hidráulica, infraestructuras, avaro financiamiento de la Copa de América, gasto sanitario no compensado, insuficientes dotaciones policiales y etcétera. La conocida plegaria -o acrimonia- que no se escuchó durante los ocho años de administración popular, no obstante ser los mismos o muy parecidos los déficit denunciados, reales o presuntos.

Lo fastidioso para el mentado partido gobernante en este momento y marco autonómico es que le están creciendo los enanos, a modo de escándalos más o menos espectaculares y, es en el Ayuntamiento de Orihuela -entre otros varios- donde acaban de alcanzar su mayor estatura y bochornosa circunstancia. Cierto es que todo ciudadano algo informado estaba al loro de las corrupciones que se cocían en esa corporación, afamada por las trapisondas de su alcalde, José Manuel Medina Cañizares, un personaje que parece exhumado del conocido libro de Peter Robb, Medianoche en Sicilia, que no necesita glosa.

La novedad es que ahora los indicios y relatos aparentemente disparatados que se divulgaban, con el citado munícipe como protagonista principal, han cuajado en una denuncia del Fiscal Anticorrupción que, como es sabido, ha empapelado al mentado primer edil, cinco concejales y otros tantos conocidos empresarios de la construcción, a quienes se les imputa un mogollón de presuntos delitos, entre los que figuran decenas de fraudes financieros y urbanísticos. La justicia resolverá en su día si son punibles los tejemanejes y ostentaciones que han sido a menudo noticia, pero, en todo caso, ya nada puede enmendar su cariz esperpéntico.

No sería justo -ni respondería a la realidad- generalizar este episodio al conjunto del país, ni siquiera al ámbito de la Vega Baja, no obstante la extendida colusión de intereses que se ha dado en esa comarca entre los agentes inmobiliarios y los gestores municipales. El caso que nos ocupa es singular no tanto por el posible lucro o figuras delictivas que finalmente se constaten, como por las extravagancias, abusos y exhibicionismo descarado de que han hecho gala sus actores, beneficiarios de la complicidad -al menos el silencio- del partido que los ampara, el PP valenciano, que no puede soslayar su responsabilidad.

Ni en esta historia, ni en otras en las que el partido del gobierno se prevale de la falta de un fallo judicial condenatorio y de la presunción de inocencia. Lo cual es correcto como norma general, pero inaceptable cuando las irregularidades -y valga el eufemismo- eran de tal calibre y consistencia desde que un funcionario municipal orcelitano, el conocido como "blanqueador de facturas" -mera jerga mafiosa-, destapó la caja de los truenos y algunos de los denunciados no tuvieron el mínimo recato en disimular las evidencias. Nos referimos a los lujos personales concatenados con la aprobación de vastos proyectos urbanísticos. Un espectáculo que los dirigentes del PP no han querido o podido cortar por lo sano habida cuenta del cisma y precario equilibrio que padece. Una servidumbre -cargar con una presunta y plural corrupción- que el PP, con su inhibición, nos endosa a los administrados.

En contrapunto a este esperpento merece la pena connotar la beligerancia de la plataforma cívica denominada Ciudadanos por la Transparencia, que ha sido como "el rayo que no cesa" contra las conductas y acontecimientos infaustos que se han venido produciendo en la capital de la referida comarca. En buena medida, a ese colectivo hay que otorgarle el mérito de que se hayan abierto diligencias judiciales y, con ellas, la expectativa de un final justo a tanto desmadre. Y mientras se produce el desenlace los populares alegarán que el asunto ya no les incumbe porque está sub judice y lo que les apremia es darle caña a ZP.

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