256 niños y 198 adultos han muerto en ataques a escuelas en 10 años
Una red de 700 organizaciones pide el apoyo de Europa para controlar las armas cortas
Iansa, una red que agrupa a más de 700 organizaciones en todo el mundo, hizo ayer un llamamiento a los Gobiernos europeos para que presionen a favor de un acuerdo para limitar y controlar las armas cortas en las conversaciones que se llevarán a cabo en junio en Naciones Unidas. En los últimos 10 años, al menos 256 niños y 198 adultos han muerto en incidentes armados en escuelas de todo el mundo, según Iansa.
Los datos, difundidos al cumplirse 10 años de la matanza de 16 niños y dos adultos, incluido el francotirador asesino, en la escuela de Dunblane, en Escocia, incluyen las 331 víctimas del ataque terrorista padecido en Beslán (Rusia), en septiembre de 2004.
No hubo ayer ceremonias oficiales ayer en Dunblane. Como cada 13 de marzo desde hace 10 años, sólo las candelas encendidas por familiares y vecinos de los niños fallecidos allí recordaron aquella tragedia. Desde entonces, Iansa (siglas inglesas de Red Internacional de Acción sobre las Armas Cortas) ha registrado más de 40 ataques con armas dentro o a las puertas de recintos escolares. Aunque Beslán, donde murieron 176 niños y 155 adultos cuando el ejército ruso asaltó la escuela, tomada desde hacía días por un grupo de rebeldes chechenos, distorsiona todas las estadísticas, Iansa cree que la facilidad con que se pueden comprar armas de manera legal está en la causa de la violencia en las escuelas.
Es un problema que afecta sobre todo a Estados Unidos, donde además de la matanza de 14 niños y un adulto en Columbine en 1999, se han producido decenas de incidentes con francotiradores. En la mayoría de los casos, los asesinos eran otros niños.
Pero se han dado casos también en escuelas de otros países: Yemen, Argentina, Alemania, Holanda, Bosnia-Herzegovina, Suecia y Canadá. Rebecca Peters, directora de Iansa, cree que "las armas cortas se han extendido por todo el mundo como una auténtica enfermedad y la comunidad internacional no se ha movilizado con la rapidez necesaria para prevenir el problema". El problema en los países de la Unión Europea no es tan acuciante. Pero Europa es uno de los grandes focos de fabricación y comercialización de esas armas y Peters cree que tiene la obligación moral de, si no suprimirlas -porque eso es impensable hoy por hoy- sí de regularizar y controlar ese comercio. Si no se hace nada, 1,8 millones de personas morirán víctimas de disparos de armas cortas en los próximos cinco años. En 2004 murieron más de 300.000 personas por disparos con armas cortas, de las que 200.000 fueron víctimas de violencia común.
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