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EXPOSICIONES

La pintora Patricia Tavera explora los fantasmas de su memoria en 'Éxodos'

Aurora Intxausti

Trazos rotundos entremezclados con intensas tonalidades muestran, en los 76 cuadros y dibujos que se exhiben en el Centro Cultural Casa de Vacas, tristeza, desconcierto, angustia, rabia y esperanza. Sentimientos que comenzaron a aflorar con profunda intensidad en Patricia Tavera (Bogotá, 1947) tras el atentado frustrado que sufrió su esposo en 1999. "Cuando uno tiene que abandonar su casa por un suceso violento y dejar atrás a su familia, amigos; en definitiva, todo lo que hasta ese momento ha formado parte de su vida, siente que algo se rompe y se resquebraja en el interior. Necesité dibujarlo primero y pintarlo después, y ahí comienza la serie Éxodos".

Las primeras obras, datadas en 2000, irrumpen en la exposición en tonos grises con gentes cuyos rostros muestran el dolor, la desesperanza, la miseria de quienes caminan sin rumbo en busca de un lugar en el que poder cobijarse. "Cuando llegué a Madrid y fui consciente del éxodo masivo de las gentes de África en esas pateras que surcan el mar, me di cuenta de que debía expresarlo de alguna forma, y en los cuadros está reflejada la tragedia de esos hombres, mujeres y niños que buscan una salida, un destino para salir de la miseria. Tenía que mostrar los rostros de dolor, pero también las miradas de esperanza de esas personas que tratan de llegar a las playas españolas", señala la artista.

"Tenía que mostrar los rostros de dolor, pero también las miradas de esperanza"

Los cuadros van tomando color con los rostros de amigos y familiares de la pintora. "Necesitaba que sus caras volviesen a mi vida a pesar de la distancia, y la mejor manera de retornar a ellos era plasmándolos en el lienzo. La primera vez que abandoné mi tierra lo hice con una maleta en la que había metido lo más esencial. Ahí están los recuerdos y fantasmas de seres queridos que han quedado atrás, muchos de ellos sin posibilidad de retornar al lugar del que partieron".

La rabia por el sufrimiento y la violencia está en las pinturas de Tavera. "He tratado de expresarla con la mayor sutileza posible porque sé que siempre hay esperanza, y por ello hay cuadros como La llama o Guernika azul. Es mi manera de decir '¡Basta ya de tanta violencia!'. Mi obra es mi reflexión particular sobre un tema que me afectó profundamente y que lo vivimos todos de una u otra forma. Es difícil encontrar un lugar alejado de la violencia, pero lo debemos intentar".

Patricia Tavera no aborda la violencia de una manera realista y para mostrarla emplea pastas con transparencias. Los planos realistas los contrapone con formas geométricas hasta cerrar las composiciones.

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La artista explica su proceso de creación y dice que para cualquiera de sus obras parte del dibujo. "Todos mis cuadros en estos últimos años han pasado antes por mis cuadernos de dibujo; es ahí donde dejo plasmado todo lo que siento. Primero, en negro, trato de reflejar el dolor, la angustia y la tristeza, y cuando cambia de formato va cobrando una vida diferente, unas tonalidades que emergen del país del que procedo, con un color y una luz muy particulares, que pretendo que sean un destello de esperanza".

El comisario de la muestra, Georges Gómez y Cáceres, explica que los cuadros de Tavera están "saturados de seres resignados o inconformes, sorprendidos de no comprender el porqué de su destino".

En la nueva etapa creativa de Patricia Tavera, el agua como elemento toma importancia y se convierte en el tema central de los cuadros. El próximo 20 de abril, la artista inaugurará Agua, una nueva exposición en Prova da Artista, en Lisboa.

Éxodos. Centro Cultural Casa de Vacas. Parque del Retiro. Hasta el día 26, de 11.00 a 20.00.

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Sobre la firma

Aurora Intxausti
Coordina la sección de Cultura de Madrid y escribe en EL PAÍS desde 1985. Cree que es difícil encontrar una ciudad más bonita que San Sebastián.

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