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Los pacientes evalúan el sistema sanitario

El estilo Riotinto

A los directivos y a los trabajadores les gusta llamarlo el estilo Riotinto. Una relación estrecha entre el paciente y su interlocutor, sea éste médico, enfermero o celador. Se trata de un estilo que ha llevado al hospital comarcal de Riotinto (Huelva) a encabezar la lista de valoración entre todos los andaluces, según un informe que la Consejería de Salud presentó el miércoles por tercer año consecutivo.

"Nosotros llevamos funcionando así desde que abrimos", explica Manuela Fernández, auxiliar de clínica de 62 años. Ella lo sabe bien porque ha visto al hospital crecer desde que abrió en 1984. Las cifras del informe corroboran lo que Manuela y sus compañeros ya sabían: en 13 de las 14 cuestiones planteadas sobre la satisfacción de los usuarios hasta el 1 de enero de 2005 reciben más de un 90%.

El centro comarcal, que lleva el nombre de un minero fallecido, recibe 400 consultas al día

José María Turmo, director médico del hospital, muestra orgulloso las encuestas que realizó el Instituto de Estudios Sociológicos de Andalucía (IESA) en 2004 y en las que se ha basado el estudio. "En el informe realizado a pacientes que ya han dejado el centro encontramos un 93% de satisfacción, cuando la media andaluza es del 88%. Y en la encuesta de consultas externas alcanzamos el 90%, frente al 84% de Andalucía", dice Turmo.

Un trato cercano y cálido es más fácil de conseguir en un centro como el de este antiguo pueblo minero. Un hospital de 550 trabajadores con 126 camas y que ofrece atención en 21 especialidades. Atiende a 75.000 habitantes, lo que supone 400 consultas diarias.

"Mucha gente dice que lo primero que llama la atención es que no huele a hospital", comenta el enfermero Fernando Robledo, de 34 años. "Yo había oído que el de Riotinto era especial. Pero cuando vine, no me creía lo que veía", explica Robledo mientras pasea por los pasillos y saluda a pacientes y familiares por su nombre.

Manuel Morón, director de Enfermería, recuerda que el centro es un hijo deseado. "A mediados de los 70, en una jornada de reivindicación, cada vecino de Riotinto colocó un ladrillo de forma simbólica para la construcción del hospital", dice Morón. Un centro que llegó tarde para José María Díaz Domínguez, un minero herido que murió en la serpenteante carretera a Huelva. Su nombre lo lleva ahora el centro hospitalario que nunca conoció.

En una de sus habitaciones espera José Antonio Marín a que le den el alta después de 36 días ingresado. A sus 42 años sufre una afección intestinal que le tiene alimentado por una sonda nasogástrica. "Me gusta el hospital por el trato de los médicos y las enfermeras, aquí todo es muy familiar", añade el paciente.

Como una letanía, repite lo mismo, Pepi Rodríguez, quien tiene a su madre de 84 años ingresada en otra planta. "Estoy muy satisfecha de cómo la han atendido y no tengo ninguna queja", afirma.

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