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La policía de Parma investiga al padre del niño secuestrado

El caso de Tommaso Onofri, el niño epiléptico de un año y medio secuestrado hace ocho días en la ciudad italiana de Parma, ha cobrado un giro aún más dramático después de que la policía abriera una investigación a su padre, Paolo, por posesión de pornografía infantil.

El secuestro, perpetrado el pasado viernes por dos desconocidos, tiene conmocionada a Italia, sobre todo porque el pequeño padece una epilepsia que le obliga a seguir una medicación muy estricta. En el curso de las investigaciones, la policía encontró cientos de fragmentos de vídeos de pederastia, descargados de Internet, en el ordenador portátil de Paolo Onofri, de 46 años. A ello se sumó más material de pornografía infantil descubierto en otro ordenador y en un sótano que Onofri había alquilado en Parma.

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El hallazgo ha puesto contra las cuerdas al padre de Tommaso, que el jueves prestó declaración ante la policía durante siete horas. Los investigadores descartan de momento que este caso tenga relación con el secuestro del pequeño, sobre el que a estas alturas no se tienen noticias.

El jueves, precisamente, el comité Tommaso Libre recibió la llamada de una mujer que dijo: "Dadnos el dinero o dentro de 48 horas el niño muere". Sería la primera comunicación de los secuestradores, que hasta ahora habían guardado silencio.

Según la versión de los Onofri, empleados ambos de la Caja Postal de Parma, dos personas cubiertas con un pasamontañas y un casco de motorista irrumpieron en su casa, en las afueras de la ciudad, en la noche del jueves 2 de marzo. La pareja cenaba con su hijo Sebastiano, de ocho años. Tras robarles el dinero que tenían a mano, se llevaron al pequeño Tommaso. Uno de los secuestradores tenía acento calabrés y el otro parecía una mujer. Previamente, habían desconectado el interruptor general de la luz.

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Un caso lleno de lagunas

El caso, no obstante, está lleno de lagunas que, según fuentes policiales consultadas por la agencia italiana Ansa, los Onofri no acaba de aclarar. Muchas de las dudas han surgido en la reconstrucción del secuestro del niño. Por ejemplo, la forma en que el matrimonio Onofri y su hijo Sebastiano fueron atados, o que los secuestradores les dejaran el teléfono móvil, indispensable para dar la alarma. O el hecho de que nadie en el vecindario oyera el motor del vehículo en el que la pareja supuestamente huyó.

La Fiscalía de Bolonia, a cargo del caso, mantiene una enorme discreción, que ha sido adoptada también por la prensa. De hecho, los medios italianos guardaron "tres días de silencio" desde el martes pasado a petición de los investigadores.

La preocupación por la suerte de Tommaso mantiene en vilo al país. El papa Benedicto XVI hizo el martes un llamamiento para la liberación "inmediata y sin condiciones" del niño.

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