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La gran cita de la alimentación

Los productos de 'marca blanca' se 'comen' la industria alimentaria

El éxito de la marcas de los supermercados obliga a las empresas a reducir precios

Amanda Mars

Las empresas de alimentación no tienen por delante un camino de rosas. Las marcas blancas -las de los productos que llevan el logotipo del supermercado donde se venden y que son más baratos que el resto- han ganado tanto terreno en la alimentación en los últimos años que están obligando a la industria a reducir sus precios y, por tanto, a estrechar sus márgenes de ganancias. Es una de las conclusiones de los expertos reunidos ayer en el salón Alimentaria.

El pan de molde de la marca del supermercado del barrio puede resultar hasta el 40% más barato que uno de las marcas líderes, y este ahorro es un acicate difícil de combatir cuando, además, en muchas ocasiones ambos productos se han elaborado en la misma fábrica.

"La apuesta por la marca blanca ha obligado a las empresas de alimentación a reducir sus precios y también a fabricar para las cadenas de distribución, lo que ha estrechado sus márgenes de beneficio", explicó ayer el presidente del Consejo Rector del Instituto de la Empresa, Guillermo de la Dehesa, en una mesa redonda sobre los retos de la industria alimentaria.

Las cifras son elocuentes. Los ingresos de los fabricantes han pasado de crecer a un ritmo del 10% en 2001 al 7% en 2005, y el consumo se ha desacelerado pasando de un incremento del 2,1% al 1% en el periodo 2001-2005, según datos hechos públicos ayer por los expertos.

La marca blanca, que ya tiene en España una cuota de mercado del 23%, les está quitando literalmente el espacio en los estantes de los supermercados. El caso más extremo es el de las tiendas llamadas hard discount -especializadas en productos de precio barato, como las de la cadena Dia-, que han pasado de representar el 9% de las ventas al 18% en cinco años.

En estas tiendas suelen ofrecerse al cliente tan sólo la marca del distribuidor y la líder del mercado, con lo que "los fabricantes de segundas y terceras marcas quedan muy afectados".

Otra presión es la del precio de las materias primas, que continúan subiendo: del 39% en 2002 al 14% en 2005.

Los retos para sobrevivir

Atrás queda para la industria alimentaria la época dorada de los noventa, en la que subían sus ventas el doble que la inflación y los márgenes mejoraban a un ritmo del 10% anual acumulativo.

Para sobrevivir, la industria debe abrir mercado fuera de Europa, donde no existen estos problemas, y potenciar la cooperación entre productores y distribuidores, algo así como una "tregua pactada" para aminorar la marcha de los hard discount, según Guillermo de la Dehesa. Las pequeñas y medianas empresas del sector, asimismo, deberán fusionarse, y en general, el conjunto de la industria.

Además, las preferencias de los consumidores son cada vez más difíciles de anticipar. Jesús Contreras, miembro del Observatorio de la Alimentación, destacó ayer en el mismo foro, celebrado en el marco del salón Alimentaria, que "el individuo moderno cambia continuamente de dietas y de gustos".

En esta línea, en España sólo triunfa uno de cada cuatro nuevos productos lanzados, es decir, el 25% de los aproximadamente 700 que la industria saca cada año. "No hay que hacer de la innovación un valor en sí, sino dar valor a los inventos que han funcionado", reflexionó Contreras.

Por su parte, el presidente de Nestlé España, José Arcas, aseguró que la potenciación de la calidad de los productos y la innovación son claves para que las empresas productoras planten cara a la competencia de las marcas blancas.

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Sobre la firma

Amanda Mars
Directora de CincoDías y subdirectora de información económica de El País. Ligada a El País desde 2006, empezó en la delegación de Barcelona y fue redactora y subjefa de la sección de Economía en Madrid, así como corresponsal en Nueva York y Washington (2015-2022). Antes, trabajó en La Gaceta de los Negocios y en la agencia Europa Press

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