"Duele que te comparen con un mono"
Algunos futbolistas negros de distintas categorías cuentan sus experiencias y sugieren soluciones al problema
En España juegan, en las distintas categorías profesionales, cientos de futbolistas negros. Ninguno se sorprende cuando escucha el aullido con el que tratan de ofenderlos imitando a un simio. "A mí ya me pasó en 1993", rememora el ex del Deportivo Mauro Silva. Aún es posible remontarse más atrás. Ya en los años sesenta, el mozambiqueño Eusebio, la pantera negra, cansado de los prejuicios raciales, dejó una sentencia - "Blancos o negros, todos tenemos fútbol debajo de nuestra piel"-, que suscribe ahora la legión de jugadores de color que se ganan la vida en la Liga.
- Didier Domi. El lateral francés del Espanyol, que llegó hace dos temporadas, ofrece una receta: "Hay que ser muy duros. Creo que es muy fácil. El espejo lo tenemos en Inglaterra; allí hay cámaras que enfocan al público y si alguno insulta por el color de su piel lo sancionan. No creo que en España falte dinero para poner cámaras".
- Tommi N'Kono. El camerunés, ex guardameta del Espanyol y ahora entrenador de los porteros blanquiazules, asegura que ya en su época ocurría lo mismo: "La afición siempre busca el insulto que más daño hace. Bien para desconcentrarte; bien para ofenderte. Pero no podemos ser hipócritas. Se sabe de dónde vienen. Se incentiva desde la zona de los ultras. Y digo esto porque a mí, que me quedo en la banda, nunca me insultan. Tampoco me gritan negro de mierda por la calle o cuando estoy en un restaurante. Hay que hacer lo que hizo el Barça: expulsar a los que no respeten a los futbolistas".
- Ewerthon. El delantero brasileño del Zaragoza opina que, en cuanto a la lucha contra el racismo, la Liga está retrasada con respecto a otros campeonatos: "En Alemania también existía el racismo, pero nunca me insultaron en un campo por el color de mi piel. Es lamentable. La Liga debería replantearse según qué cosas. Deberían sentir lo que nosotros para darse cuenta del daño que hace que te comparen con un mono".
- Álvaro. El zaguero brasileño del Zaragoza resta importancia al asunto: "En casi todos los campos nos insultan. Pero no le tenemos que dar más importancia de la que tiene. Creo que no se meten con nosotros sino que insultan al escudo que llevamos en el pecho".
- Toledo. El lateral uruguayo del Zaragoza opina que es cuestión de base. "Es una pena que en el siglo XXI haya gente con esa educación. No le podemos hacer nada porque ya son mayorcitos. A mí me duele que mi afición insulte a los rivales negros. El racismo tiene muchas formas y hay que saberlo combatir sin agresividad".
- Tardelli. El ariete del Betis basa su censura en un original argumento: "Va contra el espectáculo".
- Valdo. El extremo leonés de Osasuna asegura que los insultos racistas no son una novedad: "Los gritos racistas suelen prodigarse en muchos estadios. Me da igual que sean una minoría porque te sientes bastante mal cuando te insultan". Valdo, además, asegura que le hace "gracia" ver la hipocresía de algunos aficionados que humillan al rival "cuando en su propio equipo hay negros".
- Catanha. El delantero brasileño y nacionalizado español, ahora en el Linares, extiende la plaga: "He vivido el racismo en varios estadios de España y de Portugal. Es intolerable. Hay que decir ya, y de una vez por todas, ¡basta!".
- Baba Sule. Para uno de los primeros nigerianos en llegar a España, a principios de los noventa, el asunto es "viejo" y "minoritario". Sule, que jugó en el Madrid, se gana la vida en el San Carlos de la Rápita, de regional: "según vas bajando de categoría hay menos problemas", comenta. Para el nigeriano, la reacción de Eto'o se debió a que se "metieron con su familia, no a que le llamaran negro".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.