Un siglo de sanidad e investigación
El hospital Clínico de Barcelona cumple 100 años inmerso en un proceso de cambios en su gestión y sus instalaciones
Nació como un apéndice de la nueva Facultad de Medicina que se levantó en el Eixample cuando quedó pequeña la que existía en la calle del Carme, en el corazón de Barcelona. Cien años después, el hospital Clínico encara una etapa de profundos cambios en su gestión y en sus instalaciones, y lo hace desde una atalaya privilegiada: numerosos estudios lo sitúan entre los mejores centros hospitalarios de España, no sólo por la calidad asistencial, sino también, y sobre todo, por su nivel de excelencia en investigación y producción científica, reconocida internacionalmente.
Inaugurada oficialmente en octubre de 1906 en la calle de Casanova, la sede del hospital Clínico, obra del arquitecto Domènec i Estapà, se hallaba rodeado de solares en un Eixample aún por edificar. Muchos barceloneses se quejaban de que el nuevo centro hospitalario quedaba demasiado lejos del centro. El crecimiento urbanístico acabó integrando el Clínico en el entramado de la ciudad, pero el hospital continúa hoy en una situación de aislamiento, aunque de distinto carácter. Transcurridos 25 años desde el traspaso de competencias sanitarias a la Generalitat, el Clínico de Barcelona es el único hospital de Cataluña que sigue aún en manos del Estado, una situación anómala que las dos administraciones se han propuesto corregir este mismo año.
Las negociaciones están muy avanzadas, tanto que los gobiernos autónomo y central ya están gestionando de hecho el centro hospitalario de manera conjunta. Pero el traspaso definitivo de la titularidad del centro a la Generalitat está pendiente de algunos flecos, principalmente de carácter económico. Y es que la deuda histórica que arrastra el centro sanitario, de 132 millones de euros, y el déficit con el que cierra sus cuentas anualmente han sido los principales escollos que han impedido un rápido traspaso del Clínico a la Generalitat, en negociación desde hace ya casi un año.
La postura del Departamento de Salud ha sido la misma desde el inicio de las conversaciones: el Clínico debe ser traspasado sin cargas económicas. El Estado está dispuesto a liquidar la deuda histórica del centro, ya que se ha generado bajo su titularidad. Pero al margen de esta deuda, está también en negociación el déficit corriente anual y el coste de los proyectos de mejora y reordenación de las instalaciones, que deben ser costeados por el Estado, a juicio de Enric Mangas, gerente del Consorcio sanitario de Barcelona.
Se trata de proyectos de gran envergadura: por una parte, el traslado de los servicios de obstetricia y ginecología desde el edificio de la Maternidad, en el distrito de Les Corts, a una parte del solar que hoy ocupa el parque de bomberos situado junto al Clínico. Y por otra, el derribo del servicio de urgencias para instalarlo en la esquina de las calles de Provença y Casanova.
El director general del hospital Clínico, Joan Rodés, asegura que son dos proyectos "necesarios y de gran trascendencia". Sobre la construcción del nuevo servicio de urgencias, Rodés destaca que el actual edificio "en vertical" no es funcional. Y respecto a la Maternidad, señala que se trata de trasladarla a su ubicación original, junto a las instalaciones del Clínico en el Eixample. "Lo lógico es que los servicios de obstetricia y ginecología estén integrados en el hospital", explica Rodés.
Más allá del traslado a la que fue su cuna, la Maternidad está inmersa en un proceso de cambios en su gestión, actualmente en manos de la Diputación de Barcelona, junto con el Instituto de Bioquímica Clínica. Pero las negociaciones entre el Estado y la Generalitat establecen que la Diputación se desvinculará de estas dos unidades, que serán traspasadas al Gobierno catalán. Con ellas, explica Mangas, "serán transferidos los 150 funcionarios de la Diputación (personal sanitario) que trabajan en la Maternidad".
En el ámbito de la investigación, considerada la joya de la corona del Clínico, Rodés destaca un proyecto ambicioso: los 15 millones de euros que ha donado la empresaria Esther Koplowitz servirán para levantar un centro de investigaciones biomédicas en el que trabajarán 200 científicos.
Años de hambre y frío
La historia del hospital Clínico de Barcelona ha corrido paralela a la de la ciudad, saplicada por la Guerra Civil, las penurias de la posguerra, la incertidumbre de la transición y la modernización e impulso científico de las últimas décadas. Jacint Corbella ha vivido buena parte de esta historia y ahora se ocupa de recopilarla con motivo del centenario de este centro sanitario.
Alumno de la facultad e interno del hospital, y posteriormente jefe del servicio de Toxicología, Corbella, que aún ejerce de catedrático, cuenta que los inicios del Clínico eran los de un hospital de beneficencia y con predominio de la cirugía, dirigida por los hermanos Trias i Pujol. Después vino la guerra, "con años de hambre y frío en la sociedad y en el hospital". La segunda etapa, de 1939 a 1972, es la del abandono de la beneficencia. El hospital atiende ya a pacientes de la Seguridad Social y rompe con el modelo de cátedras, cada una de las cuales tenía su clínica anexa, sin comunicación entre ellas. La tercera etapa es la del auge de la investigación.
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