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Reportaje:

Blair se pone en manos de Dios

El primer ministro británico dice que la guerra de Irak será juzgada por el Señor y la historia

El primer ministro británico, Tony Blair, se puso ayer por encima de sus conciudadanos al remitir a Dios y a la historia el juicio final sobre su decisión de invadir Irak junto con EE UU. Sin llegar a decir que el Señor le guió por el camino de la invasión, como hizo en su día el presidente estadounidense, George W. Bush, el primer ministro aseguró en una entrevista emitida anoche por el canal de televisión ITV1 que es Dios quien finalmente juzgará esa decisión. Sus comentarios, que confirman la enorme influencia que la religión tiene en su activismo político, suscitó la ira de varios familiares de soldados británicos muertos en la guerra de Irak.

El primer ministro eligió el marco suave y relajado del programa de Michael Parkinson, un veterano y ameno entrevistador de la televisión británica, para hacer sus sorprendentes declaraciones. En el pasado, Blair se había abstenido de relacionar la religión con sus decisiones de primer ministro, siguiendo los consejos en ese sentido de su gurú, Alastair Campbell. La dependencia religiosa del primer ministro -es anglicano, si bien muy marcado por el catolicismo que profesa su esposa- es ampliamente conocida, hasta el punto de que muchos le llaman El Vicario por el tono místico y visionario que adopta a menudo, pero Blair ha intentado siempre ponerla al margen de sus decisiones políticas.

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Ayer rompió esa regla de forma deliberada cuando Parkinson le preguntó acerca de la decisión de ir a la guerra, que según varios autores tomó muchos meses antes de la invasión, en abril de 2002. "Esa decisión tenía que tomarse y uno ha de convivir con ella, y al final no hay juicio. Si tienes fe en estas cosas te das cuenta de que al final el juicio lo hace otra gente", dice Blair, y el entrevistador le interrumpe para que aclare ese comentario. "Si crees en Dios, está hecho por Dios", explica con la mirada perdida. "No es sólo una cuestión de políticas así o pensamientos asá... La única manera en que se puede tomar una decisión como esa es tratar de hacer lo correcto, de acuerdo con tu conciencia, y todo lo demás lo dejas al juicio que hará la historia", añade.

"Entonces, ¿reza usted a Dios cuando tiene que tomar decisiones como ésa?", le pregunta Parkinson. "Bueno, no me gustaría entrar en esas cuestiones. Por supuesto, luchas contra tu conciencia acerca de ello porque son cosas que afectan a la vida de la gente y es una de esas situaciones a las que se supone que sólo muy poca gente se enfrenta. Al final, haces lo que crees adecuado", responde.

Las palabras de Tony Blair sorprendieron porque -aunque ya en mayo de 2003, sólo semanas después de la invasión, se había declarado listo para afrontar "al Hacedor" por su apoyo a la invasión- el primer ministro había evitado realizar cualquier conexión religiosa con la guerra. En vísperas de la invasión aceptó el consejo de sus asesores y suprimió de su declaración a la nación un "que Dios os bendiga". Y, en la campaña para las generales de 2004, se mostró ofendido cuando le preguntaron si rezaba junto a Bush. "No, claro que no, no", dijo entonces.

Sus palabras de ayer, difundidas la víspera a la prensa británica, provocaron un torrente de críticas. Familiares de soldados muertos en Irak han considerado cínica su apelación a Dios para justificar la guerra, mientras que algunos analistas de política exterior consideran un error mezclar la religión con la invasión de Irak porque da argumentos a quienes sostienen que el mundo está viviendo una cruzada cristiana contra el islam.

Reg Keys, que perdió a su hijo Tom en Irak y se enfrentó a Blair en las elecciones de mayo pasado, calificó de "abominable" la estrategia del primer ministro de "utilizar a Dios como escape de una estrategia que ha fracasado por completo". Su esposa, Sally, dijo: "Espero que Dios le cuelgue de la cruz, que lo crucifique".

"¿Cómo puede llamarse cristiano?", se preguntó Rose Gentle, que perdió a su hijo Gordon en la ciudad de Basora y forma parte de la campaña Familias de Militares contra la Guerra. "Un buen cristiano nunca llevaría a la gente a que la mataran. Un buen cristiano no apoyaría esta guerra. Estoy bastante asqueada por esos comentarios. Es una broma. Tiene tiempo para ir al programa de Parkinson pero no tiene tiempo para recibirnos", se quejó.

Varias familias llevan semanas esperando infructuosamente que Blair las reciba. El primer ministro, en medio de crecientes indicios de que no tardará demasiado en abandonar el poder, parece haber perdido algo del impulso de otros tiempos y empieza a eludir las entrevistas más comprometidas o encuentros penosos como el que reclaman los familiares de las víctimas de Irak.

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