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Reportaje:Mozart | El País

Sinfonías y obras de cámara

EL PAÍS ofrece, por 2,95 euros, el lunes, sinfonías; el martes, cuartetos con piano, y el miércoles, un trío y un quinteto

De la media docena de sinfonías contempladas en la colección dedicada a Mozart que edita EL PAÍS, las tres que figuraban en la primera entrega -números 38, 39 y 34- tenían como directores de orquesta a figuras tan emblemáticas como Herbert von Karajan y Rudolf Kempe. Seis semanas después de aquello, toma el relevo en el podio Günter Wand (1912-2002) con la imponente 35, Haffner, con la enigmática 40 en sol menor y con la brillante 41 en do mayor. El listón directorial vuelve a estar muy alto. Las fechas de grabación de este registro están comprendidas entre 1957 y 1961, en Colonia o Leverkusen, siempre con la orquesta Gürzenich de Colonia. Director culto -estudió lingüística y filosofía además de música- y "de culto", Wand ha pasado a la posteridad como un intérprete de Bruckner prácticamente insuperable y, en líneas generales, como uno de los pilares de referencia de la traducción del repertorio romántico avanzado o de algunos de los santones indiscutibles del siglo XX. Sus registros mozartianos -de gran originalidad- con la orquesta Gürzenich se limitan a siete sinfonías, dos serenatas y poco más. De la generación de los Celibidache, Sanderling o Solti, su prestigio se cimentó y consolidó sobre todo en Alemania. En diferentes etapas de su vida dirigió la Ópera de Colonia, la orquesta del Mozarteum de Salzburgo, la Gürzenich de Colonia o la NDR de Hamburgo. Los sólidos e imprescindibles comentarios de introducción están a cargo de José Luis Téllez.

Y de la sinfonías a la música de cámara en varias de sus manifestaciones. El martes es el momento de los cuartetos con piano, un tipo de agrupación que no es precisamente de las más habituales en este repertorio de formato reducido, y el miércoles es el de las rarezas: un quinteto para oboe, clarinete, trompa, fagot y piano, y un trío para clarinete, viola y piano, que lleva como sobrenombre Kegelstatt -o trío de la bolera- porque, según la tradición, Mozart lo compuso durante una partida de bolos en un jardín cercano al Botánico del Belvedere en Viena. Precisamente, el carácter atípico de las formaciones es lo que ha suscitado la denominación de cámara oculta para este registro. No se trata pues de una alusión fílmica sino de un tipo de música de cámara escondido o simplemente poco frecuentado. Ciertamente, Mozart hizo música para las combinaciones más insospechadas.

Los cuartetos con cuerda y piano, K 478 en sol menor y K 493 en mi bemol mayor, del volumen del martes, son de 1785-86 y están compuestos en Viena. Son las dos únicas manifestaciones del autor en esta curiosa asociación entre el piano y el trío de cuerdas formado por violín, viola y violonchelo. El segundo está inmediatamente a continuación en la catalogación mozartiana de la ópera Las bodas de Fígaro. Juan Manuel Viana señala en su texto de introducción que "el cuarteto con piano constituía un género prácticamente desconocido en la época, mucho menos popular que la sonata para violín, el trío con piano y el cuarteto de cuerda". La interpretación, de criterios historicistas, está a cargo de Paul Badura Skoda al fortepiano con un ejemplar Johann Schantz vienés de 1790 -con el que también grabó la integral de las sonatas de Mozart- y de instrumentistas del cuarteto húngaro Festetics, asimismo con instrumentos de época.

El ejemplar del miércoles es un auténtico capricho en mi bemol mayor, tonalidad a la que pertenecen tanto el trío como el quinteto. Este último está defendido en su parte de viento por miembros de la Filarmónica de Berlín, lo cual es una garantía, y a ello se añade la presencia del solvente pianista inglés Stephen Hough. Andrés Ruiz Tarazona apunta en sus documentadas notas que "la versión es de la máxima calidad, incisiva y sumamente cohesionada. La claridad expositiva, tan necesaria en esta obra, se cumple plenamente". El conocido como "trío de la bolera" cuenta con el clarinetista suizo Anthony Morf, el viola también suizo Claudio Veress y la pianista tirolesa Ilse von Alpenheim. Las grabaciones son del año 2000 en Berlín, para el quinteto, y de 1988 en la iglesia de Blumenstein (Suiza), para el trío.

Günter Wand.
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