Una gran plaza abierta al mundo

"Una gran plaza abierta a todos los hombres y mujeres del mundo, como un gran palco de teatro sobre la ría y la ciudad vieja, dedicado a la memoria de los que recibieron el Premio Príncipe de Asturias". Así define el arquitecto brasileño Oscar Niemeyer (Río de Janeiro, 1907), premio Príncipe de Asturias de las Artes 1989, el gran centro cultural que ha diseñado para su ubicación en Avilés (Asturias) y del que acaba de hacer donación gratuita al Gobierno del Principado como aportación al 25º aniversario de la Fundación Príncipe de Asturias. Será la primera creación de este artista casi centenario, y uno de los grandes renovadores de la arquitectura del siglo XX, con que contará España y la mayor y más ambiciosa de sus obras en Europa.

El gran centro cultural diseñado por Niemeyer consistirá en una semiesfera de hormigón de 20 metros de altura y pintada de blanco, con varias plantas bajo el suelo, que albergará un museo de los premios. Esta estructura estará enlazada por una pasarela, a modo de voladizo, a un edificio acristalado que evocará en su diseño una ola y en el que se alojarán un auditorio y otros equipamientos culturales. El conjunto se completa con una torre de acero y cemento, rematada con una construcción circular acristalada, en la que se ubicarán el área de restauración, oficinas y servicios centrales. Los tres edificios presidirán una gran superficie abierta. Se trata de una concepción arquitectónica en la que primarán la serenidad, la mesura, la austeridad y la elegancia.

El Gobierno de Asturias se ha comprometido a financiar la edificación, cuyo coste se ha presupuestado en 24 millones de euros, y que ocupará unos 10.000 metros cuadrados de área construida sobre una parcela de 20.000 metros cuadrados al pie de la ría de Avilés."Tomé la decisión de ceder el proyecto al Principado porque me convenció su propuesta de integrarlo en una solución urbanística innovadora para la ría de Avilés y transformarlo en un gran centro de desarrollo cultural y social", afirmó el arquitecto en un comunicado difundido en Río de Janeiro.

El Ayuntamiento de Oviedo, gobernado por el PP, y en cuya ciudad tiene su sede la Fundación Príncipe de Asturias, y donde se fallan y entregan sus galardones desde hace un cuarto de siglo, ha reaccionado con gran malestar por la ubicación del futuro museo de los premios a 28 kilómetros de su municipio. El alcalde de la capital asturiana, Gabino de Lorenzo, acusó al presidente de la comunidad autónoma, Vicente Álvarez Areces, del PSOE, de optar por Avilés, gobernado por una alianza de PSOE e IU, por razones electorales. El PP ovetense acusó a los responsables de la fundación de ser "cómplices" de esa decisión, que juzga como una "agresión" y de convertir a la institución en "chiringuito de los socialistas" para "humillar a Oviedo". El alcalde ovetense ha dicho que no se opone a que el edificio de Niemeyer se construya en Avilés, pero exige que el museo de los premios -el principal contenido previsto para el complejo- se ubique en la capital asturiana.

En la elección de Avilés para emplazar la obra de Niemeyer pesó la disponibilidad de terreno público, que no es necesario expropiar o adquirir, lo que abarata un proyecto que la fundación no puede acometer con sus propios recursos. El coste de las obras de construcción -sin contar el suelo, ni el diseño, donado gratuitamente por Niemeyer- supera el patrimonio actual de la institución, que ronda los 15 millones de euros, razón por la que el Gobierno asturiano ha asumido su coste. El Principado pretende repetir con la obra de Niemeyer en la ría de Avilés el efecto logrado en la de Bilbao por el Museo Guggenheim.

También ha sido decisiva la gran disponibilidad de superficie llana y exenta de inconvenientes urbanos, y la gran visibilidad de que goza esa ubicación, sin construcciones cercanas, y situada frente a la ciudad y en la margen contraria de su ría, lo que concederá al proyecto el gran protagonismo que se pretende para el complejo. La ría de Avilés, según Niemeyer, "permitirá que el nuevo centro cultural ocupe una superficie despejada, necesaria para que vivan las formas libres de mi arquitectura, y para que el proyecto sea como lo soñé".