_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Comparecencias

No alcanzo a entender qué sentido tienen las comparecencias acordadas por la Mesa de la Comisión de Desarrollo Estatutario para los días 6 y 7 de marzo. Comparecencias como las que se van a producir tenían todo el sentido del mundo en la fase de inicial de puesta en marcha del proceso de reforma, ya que, al tratarse de una proposición de ley, es decir, de un texto de elaboración parlamentaria, y no de un proyecto de ley remitido por el Gobierno, era el órgano parlamentario encargado de elaborar la proposición el que tenía que recabar información de la sociedad andaluza en general, a fin de que, en la medida de lo posible, nadie se quedara sin ser oído antes de que se diera forma a la proposición de ley de reforma del Estatuto.

Este trámite de las comparecenciasya se evacuó hace más de un año. Por el Parlamento pasaron quienes los grupos entendieron que tenían que pasar, a fin de dar su opinión sobre la conveniencia de la reforma así como también sobre lo que, en opinión de los comparecientes, sobraba o faltaba en el Estatuto de 1982. Los distintos grupos han hecho uso de las opiniones de los comparecientes de la manera que les ha parecido oportuno y al final han decidido qué contenido tiene que tener la proposición de ley.

En este momento ya haya una manifestación de voluntad parlamentaria. Una manifestación de voluntad provisional, ya que el iter parlamentario de la reforma todavía tiene que recorrer otras fases, pero hay una manifestación de voluntad. Y una manifestación de voluntad no carente de solemnidad, ya que con base en la proposición de ley elaborada por la Comisión de Desarrollo Estatutario ha tenido lugar un debate y una decisión en el pleno del Parlamento sobre la toma en consideración de la misma.

Tanto es así que el texto ha sido remitido al Consejo Consultivo para que emita su dictamen. No estamos ya en una fase preparatoria de la formación de voluntad del Parlamento, sino que ya hay una voluntad constituida. No es todavía la voluntad definitiva, pero sí con consistencia suficiente como para que pueda ser analizada autónomamente. Pues esto es lo que significa el trámite del dictamen del Consejo Consultivo. A partir de este momento el proceso de formación de voluntad parlamentaria sobre la reforma del Estatuto debería ser un proceso en el que no debería participar nadie que no fuera miembro de la Cámara. Quien hable en sede parlamentaria en este momento sobre la reforma tiene que hacerlo porque está legitimado democráticamente para ello. Y legitimado está quien lo está y no lo está quien no lo está. De ahí que, cuando el andalucista Ildefonso Dell'Olmo justifica la citación del cardenal de Sevilla en que "representa a miles o millones de ciudadanos", esté diciendo un disparate. El cardenal de Sevilla es una persona enormemente inteligente y de un sentido común extraordinario, pero en lo que la reforma del Estatuto de Autonomía de Andalucía se refiere, no representa nadie. Es un ciudadano andaluz más, que ejercería el derecho de sufragio de la manera que le pareciera oportuno y que participa en la reforma del Estatuto a través de sus representantes. Como todos.

No se puede mezclar en el momento procesal en que se encuentra la reforma la voz de los representantes democráticamente elegidos con la de quienes no lo están. Antes de que haya una manifestación de voluntad parlamentaria las comparecencias de quienes no son parlamentarios son inexcusables. A partir del momento en que hay una voluntad parlamentaria expresada, dichas comparecencias no tienen ningún sentido. Por respeto al principio de legitimación democrática en el que descansa, como dijo en su día el Tribunal Constitucional, "toda nuestra ordenación jurídico-política".

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_