Rabat redacta un plan que entregará en abril a la ONU

"Ofrecemos algo que ayudará a Argelia a salvar la cara". Con estas palabras anunció, el ministro adjunto de Exteriores marroquí, Taieb Fassi-Fihri, en The Washington Times la próxima presentación por Marruecos de un plan de autonomía para el Sáhara Occidental.

Alentado por la diplomacia española y francesa, Rabat ha tomado la iniciativa para proponer una alternativa al llamado Plan Baker, unánimemente aprobado por el Consejo de Seguridad en 2003, pero rechazado por Marruecos, la potencia que controla el territorio.

Tres meses antes el rey Mohamed VI pronunció un discurso en el que anunció que consultaría con los partidos con vistas a preparar una salida al contencioso del Sáhara, algo que no ha hecho hasta la fecha.

Uno de sus consejeros, Mezian Belfkih, trabaja, no obstante, con un reducido equipo, en el que figuran saharauis promarroquíes, en poner a punto ese proyecto autonómico que será presentado al Consejo de Seguridad de la ONU en abril, poco antes de que se vote una nueva resolución.

Éste será el segundo plan autonómico que Rabat remita a Kofi Annan, secretario general de la ONU. Fassi-Fihri le dio el primero en mano el 18 de diciembre de 2003, pero James Baker, entonces emisario de Annan para el Sáhara, le desaconsejó que lo hiciera público porque se quedaba muy corto. Pese a que en el preámbulo daba a entender que se inspiraba en la vecina España, ni siquiera se asemejaba a la más timorata de las autonomías españolas.

El nuevo proyecto en preparación será, se supone, algo más generoso, pero Belfkih lleva muy en secreto su elaboración. Tampoco será del todo comparable con las autonomías españolas porque Marruecos es uno de los países más centralizados del mundo en el que están, por ejemplo, prohibidos los partidos regionales.

Aun así varios socialistas canarios y el portavoz parlamentario de CiU, Josep Antoni Duran Lleida, lo describen como una posible buena solución.