"Tienen que perder los violentos"
El líder de los socialistas vascos recibió a EL PAÍS en la Cámara autónoma el pasado jueves, víspera del homenaje al dirigente del PSE Fernando Buesa, asesinado por ETA hace ahora seis años.
Pregunta. ¿Considera un error la abstención de su partido ante la moción de Aralar que señalaba que en la paz en Euskadi no debería haber ni vencedores ni vencidos?
Respuesta. En un sistema democrático siempre tiene que vencer el Estado de derecho, la democracia y los valores que la constituyen: libertad, justicia y de paz. Y tienen que perder los violentos. Nosotros votamos nuestra enmienda a la totalidad y en el resto nos abstuvimos. Lamentamos que eso impidiera que se trasladara nítidamente cuál era la propuesta del PSE.
"El PP está en una estrategia con el tema terrorista de irresponsabilidad democrática, rayana en la inmoralidad"
"No permitiremos que ETA intente tutelar la mesa de partidos. Batasuna debe aceptar las reglas democráticas"
P. ¿Luego fue un error?
R. Se puede considerar que el resultado fue un error.
P. Da la sensación de que el PSE vuelve a sus posturas erráticas: primero el manifiesto de las mujeres por la paz y ahora esto.
R. Acabamos de aprobar un texto en la ejecutiva por unanimidad y con el apoyo del grupo parlamentario, que será ratificado el 4 de marzo por el Comité Nacional, que marca con claridad la posición del PSE ante la paz. Y de ahí no nos vamos a salir. No va a haber nuevos papeles.
P. ¿Avaló usted el manifiesto sobre la paz de las mujeres, en el que participa alguna parlamentaria del PSE, que incluye el derecho a decidir de la sociedad vasca?
R. No compartimos ese principio y no lo avalamos. Este tipo de iniciativas sólo están dotando de legitimidad al mundo de la izquierda abertzale, algo que no se merece porque no ha hecho nada para tenerla.
P. ¿Qué opina de las duras críticas vertidas contra su ejecutiva por la europarlamentaria Rosa Díez a través de un periódico?
R. No me parece de recibo el método que usa constantemente, cuando puede manifestar sus críticas en los órganos internos. Su problema es que habla más de oídas que con conocimiento y de manera malintencionada.
P. Zapatero mantiene las expectativas sobre el proceso de paz, pese al último comunicado etarra, pero hace un llamamiento a no caer en la ansiedad. ¿Esos pronunciamientos reiterados no pueden generar frustración?
R. Él tiene una prudente esperanza, pero mantiene desde el Gobierno un Estado de derecho que no ha bajado la guardia contra una banda terrorista que sigue actuando. La campaña de extorsión y de bombas también ha aumentado y lo que le corresponde al Gobierno es perseguir a ETA. Pero hay indicios de que nos encontramos, como él dice, en el inicio del fin. Mil días sin asesinatos, ETA está más débil que nunca gracias a la fortaleza del Estado de derecho. Hay un presidente del Gobierno decidido a que la política ayude a conseguir la paz y hay una izquierda abertzale que, aunque no está dando todos los pasos exigidos, algunos sí ha dado. Es un momento de cierta esperanza, al que se unen las ganas de la sociedad vasca y española, que no va a permitir una vuelta atrás al asesinato a ETA.
P. Esa esperanza sólo se puede concretar en una cosa: que el paso lo dé ETA.
R. Este proceso no empieza si no hay un anuncio por parte de ETA del abandono de las armas.
P. Y si ETA da el paso, ¿se puede abordar el acercamiento de presos o la reinserción?
R. La hoja de ruta está marcada en la resolución del Congreso de los Diputados, que no es sino una copia textual del punto 10 del Pacto de Ajuria Enea: cuando se dé el anuncio del abandono de las armas, el presidente del Gobierno pedirá permiso al Congreso para establecer un diálogo sobre lo único de lo que puede hablar un Gobierno con ETA: hacer efectivo ese abandono de las armas.
P. ¿Entonces se podría hablar de acercamiento y reinserción?
R. Lo verá el Gobierno después de que ETA dé el paso.
P. Las víctimas ya le han dicho a Zapatero que no puede haber pago político por la paz.
R. Lo de que la paz no tiene precio político es un axioma para nosotros, y aparece en la resolución del Congreso. Los problemas políticos los arreglamos los partidos.
P. ¿Y que no haya un trueque de paz por presos también lo tienen claro?
R. Eso habrá que verlo en el futuro. Las víctimas son plurales. Esta semana hemos visto cómo, frente a las víctimas que no están de acuerdo con los planteamientos de Zapatero, otras avalan la búsqueda de la paz como obligación de cualquier gobierno legítimo, como lo han hecho todos antes. A las víctimas hay que oírlas y tenerlas en cuenta, pero el Gobierno es el que tiene que actuar.
P. ¿No cree que las recientes decisiones judiciales pueden frenar el inicio del proceso de paz?
R. No, porque en un Estado de derecho todos deben entender que la justicia es un poder independiente y que no actúa bajo la influencia de ningún partido o gobierno y siempre bajo el imperio de la ley. El objetivo de nuestro sistema penitenciario es la reinserción, pero de los que quieren reinsertarse. Y no parece que en los casos de los que se ha hablado, Parot, eso se haya producido.
P. ¿Se precipitó Zapatero con su declaración de hace dos semanas, generando unas expectativas de tregua luego desmentidas por el último comunicado de ETA?
R. Yo no le oí hablar de tregua. Mantuvo la misma convicción de que esta vez puede ser la definitiva y que lo va a intentar. Es cierto que, tras su declaración, todo creció como una gran bola de nieve.
P. Cuando ETA dice que un segundo ciclo autonómico sólo traerá más conflicto...
R. Me importa poco lo que diga ETA políticamente. ETA no tiene que influir en absoluto en la política de este país.
P. ¿Y Batasuna?
R. Representa a un parte de la sociedad vasca, pero es una formación ilegalizada por formar parte del entramado terrorista. Veremos si en el futuro se puede adaptar a las bases democráticas.
P. Una formación con la que han mantenido algún contacto...
R. ¿Se refieren a esos que hemos desmentido constantemente? Batasuna debe funcionar políticamente en bases democráticas. No es el Estado de derecho el que se pliega para que Batasuna pueda hacer política; es Batasuna quien asume las reglas de juego de la democracia.
P. Si las condiciones que se reflejan en el último documento del PSE-EE no se admiten, ¿se sentarían en la mesa de partidos?
R. No ponemos condiciones, sino principios: que los que nos sentemos en la mesa rechacemos la violencia como método para obtener objetivos políticos y respetar las reglas del juego, incluso para querer cambiarlas. El documento del PNV no dice lo contrario.
P. Ibarretxe ya les ha acusado de querer poner vetos con las mayorías transversales, algo que no respetaron cuando se aprobó la Constitución, argumenta.
R. Es que esa mesa al final lo que tiene que lograr es un pacto entre diferentes: un entendimiento entre las dos grandes tradiciones de este país, los nacionalistas y los que no lo somos. Lo contrario sería una imposición de una parte del país sobre otro. Cuando Ibarretxe vuelve a hablar de la mayoría nacionalista, habla del pasado. Es un político del pasado que no sirve para el presente político.
P. ¿Cómo están las conversaciones previas entre los partidos para constituir la mesa?
R. Están, pero no han avanzado aún suficientemente para tener claro el cómo, el quién o el dónde. No hay calendario, ni metodología. Además, el pistoletazo de salida es el abandono de la violencia. No vamos a permitir que ETA intente tutelar la mesa.
P. Con todo ese trabajo previo y su nuevo documento, da la sensación de que el PSE tiene la convicción política de que ETA ha decidido ya dejar las armas.
R. Tenemos esa esperanza y en base a ella trabajamos. Intentar adelantar caminos no está mal en política. La convicción nunca la puede tener uno cuando habla de una banda terrorista.
P. ¿Qué piensa de la iniciativa del Gobierno vasco para pedir la derogación de la ley de Partidos?
R. No puede haber organizaciones tapadera o que sirvan para dar cobertura política o buscar financiación de una banda terrorista. Esa ley tiene que existir en este país como existe en todos los países democráticos. Y quien diga lo contrario tendrá que dar muchas explicaciones. La ley de Partidos seguirá, antes y después de ETA, contra partidos que van en contra de la democracia. La ley de Partidos no persigue ideologías, sino comportamientos violentos.
P. Está usted tan optimista como Llamazares tras entrevistarse con Zapatero.
R. (Risas). Parece que salió muy contento.
P. ¿Cómo ha podido Zapatero sumar a Llamazares a su optimismo antropológico en este tema?
R. Él habló de algunos datos que le había dado el presidente.
P. ¿Usted conoce esos datos?
R. (Silencio) No.
P. ¿Y no debería ser tarea del presidente buscar el concurso del primer partido de la oposición, pese a sus posiciones extremas en el asunto del terrorismo?
R. ¿Por qué de Zapatero?
P. Porque es el presidente y dirige la lucha antiterrorista.
R. Y es el primer presidente del Gobierno en la historia de nuestra democracia que no cuenta con el apoyo del principal partido de la oposición. Ahora nos encontramos con una deslealtad absoluta por parte del PP, que debiera empezar a rectificar si quiere instalarse en el nuevo tiempo. Hemos hecho muchos llamamientos al PP para que deje de jugar a ganar votos con este asunto, pero está en una estrategia de irresponsabilidad democrática absoluta, rayana en la inmoralidad.
P ¿Qué papel espera del PNV y del Gobierno vasco en este proceso de paz?
R. El Gobierno, que colabore y ayude al Ejecutivo de Zapatero, que es quien tiene que liderarlo. Y del PNV espero que juegue lealmente la partida, Aquí todo el mundo habla de a ver cuánto nos movemos los socialistas para acercarnos a las posiciones de los nacionalistas, al derecho a decidir, ¿Por qué nadie pregunta al PNV qué está dispuesto a hacer para acercarse a la lealtad constitucional? Tenemos que acabar con los muros de desconfianza que se levantaron en el pasado e intentar entendernos. Creo que estamos en ese camino.
P. ¿Qué fórmula se puede buscar para hacer compatible la lealtad constitucional de la que usted habla con el derecho a decidir que exigen los nacionalistas?
R. Los nacionalistas van a llevar el derecho a decidir a esa mesa. Los socialistas iremos con la Constitución, el Estatuto y sus potencialidades de mejora.
P. ¿El apoyo a los presupuestos vascos ha marcado una nueva estrategia del PSE hacia el Gobierno tripartito de Ibarretxe?
R. Es un ejercicio de responsabilidad. Los ciudadanos nos han impuesto que nos entendamos en lo fundamental. Fuimos capaces de llegar a un pacto con el Gobierno vasco, igual que lo hicimos después con el PP en Álava. Ocupamos la centralidad política.
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